En el discurso del 27 de febrero, recién pasado, el presidente Luis Abinader con todo el fervor enunciaba los aspecto mediante los cuales se puede establecer en la República Dominicana una bonanza y estabilidad de la macroeconomía.
Pero se refería, más en particular, a la reducción de los niveles de pobreza, aumento de las exportaciones, así como de la inversión extranjera directa, reducción de la deuda externa como por ciento del PIB, mejoría de las recaudaciones de impuestos, el dinamismo del sector financiero, la mejora en la calidad de la educación por las altas inversiones en el sector, los avances en el programa Supérate, aumento de la producción de arroz, plátano y vegetales y siempre con su expresión “algo nunca visto en la historia de la República Dominicana”, mientras que sus principales funcionarios cuando las cámaras los enfocaban aplaudían de pies esos grandes logros expresados por el excelentísimo.
Mientras tanto un padre de familia, cuando oía los aplausos cuando el presidente hacia alusión a la intervención de su gobierno para que se mantenga estable el abastecimiento y el precio del arroz decía: “Cual es ese país que esta mencionando el presidente, porque aquí en los colmados el arroz lo estan vendiendo hasta 60 pesos la libra” y que esa abundancia de plátanos pesos la unidad, cuando en años recientes el precio era de 10 pesos.
Algo que produce interrogantes es si se habla de la bonanza del sector financiero y de inclusión financiera, algo que no se entiende es cómo es que se da esta relación positiva, si por el contrario el aumento de las tasas de interés en los bancos tiende a excluir sobre todo a pequeñas y microempresas y clase media, en función de que el costo del dinero, medido por la tasa de interés sobre los préstamos, en los últimos 4 años, a aumentado de un promedio de 12% anual a más de un 15%.
Con relación al programa Supérate que el presidente manifestó que ha habido un aumento hasta llegar a más de RD$29,000 millones de pesos en el año 2024; sin embargo la forma en como se han manejado los recursos de este programa, desdicen mucho de poder cumplir con la meta establecida desde el año 2004 de reducir el circulo intergeneracional de la pobreza, a través de aporte monetario mensual del gobierno a así mejorar las condiciones de educación y salud de los hogares beneficiarios, induciendo a las familias en condiciones de vulnerabilidad a impulsar que sus hijos, niños y adolescentes, vayan a las escuelas y así reducir la tasa de analfabetismo, ausentismo y deserción escolar. Así como también que las embarazadas y madres de familia y adultos mayores, vayan a hacerse los chequeos y estudio de lugar para reducir los niveles de enfermedades en esas poblaciones. Esto no se puede lograr repartiendo bonos los días de la madre, estudiantil y en navidad sin un criterio claro sobre las metas, como se ha venido haciendo en los últimos 4 años.
Plantearse como meta, de acuerdo al discurso del presidente de aumentar la clase media del país de un 40% a un 50%, de por sí una meta ambiciosa, seria favorable para aumentar el bienestar colectivo, sin embargo mientras se mantenga la actual tendencia de cada vez más los bienes y servicios que consume la población van en aumento, incluyendo los servicios financieros o préstamos en los bancos, que deterioran el poder de compra y en fin el bienestar del segmento de la población de clase media y baja, la meta propuesta por el presidente es muy difícil de lograr.
En conclusión para poder lograr esa estabilidad económica y social soñada por el presidente y su equipo de gobierno, es necesario que se repiensen las políticas publicas que se han venido aplicando hasta el momento, pues en la población no se percibe que ese sueño sea una realidad.
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