El 8 de marzo, como todos los años, se conmemora el día internacional de la mujer. Es un día en que reconocemos los avances que se han dado en materia de derechos de la mujer, y se discuten los desafíos y retrocesos que nos quedan por combatir. Este año es de particular interés porque marcamos 30 años desde que se adoptó la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing. Esta declaración encapsula todavía el compromiso internacional más completo con los derechos de la mujer. Y aunque en los últimos 30 años hemos visto enormes avances en la condición de las mujeres a través del mundo, aún queda mucho trabajo por realizar para que la mitad de la población humana pueda gozar plenamente de sus derechos en libertad.

La Declaración de Beijing reafirmó ante todo que los derechos de las mujeres son derechos humanos y lanzó el desafío de promover la igualdad, los derechos y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas.

La de cal: 30 años después podemos afirmar que el mundo de hoy es más igualitario para las mujeres y niñas. Las mujeres han luchado y conquistado el derecho al voto, al trabajo y al liderazgo. Hoy hay más niñas escolarizadas que en ningún otro momento de la historia. Cada vez más mujeres rompen barreras ascendiendo a posiciones de poder y reconfigurando el mundo laboral. Existen hoy leyes más estrictas contra la violencia de género en un 90% de los países del mundo y hay una nueva ola de valiente activismo juvenil y digital que está animando movimientos mundiales por la justicia.

En República Dominicana, y tal y como lo reiteró el Presidente Luis Abinader en su discurso de rendición de cuentas el mes pasado, se ha registrado progreso en el número de diputadas en el congreso (subiendo del 27% al 37% en las últimas elecciones); en la tasa de feminicidios y homicidios de mujeres (con una reducción del 20% en los últimos cuatro años),y en la participación laboral (con 47% de los nuevos empleos formales del 2024 ocupados por mujeres).

La de arena: Sin embargo, los avances a nivel global en cuanto a la igualdad, derechos y empoderamiento de las mujeres han sido demasiado lentos, desiguales y frágiles. Hoy, inclusive, somos testigos de retrocesos en algunos ámbitos, y, por lo tanto, es más importante que nunca reforzar el compromiso hacia los enunciados de la Declaración de Beijing y su Plataforma de Acción. No debemos esperar 30 años más para que las mujeres y niñas del mundo vivan en condiciones de igualdad.

Es inaceptable que cada 10 minutos hoy en día una mujer es asesinada por alguien de su propia familia. Que sólo en un año, la proporción de mujeres muertas en las guerras a través del mundo se haya duplicado. Y que, durante 20 años, la diferencia entre hombres y mujeres en la participación laboral ha permanecido estancada. De igual manera, es injusto que las mujeres y las niñas sean las que menos contribuyen al cambio climático y, sin embargo, sufran sus peores consecuencias. Y que, aunque las nuevas tecnologías prometen igualdad, se convierten en armas contra las mujeres y las niñas.

En República Dominicana también persisten desafíos de talla importante; entre ellos, la violencia contra la mujer. Tenemos que siete de cada diez mujeres mayores de 15 años han experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida. Según datos de la Procuraduría General de la República, la violencia contra la mujer fue el segundo delito más denunciado a nivel nacional en 2024 y se registraron por lo menos 58 feminicidios íntimos en la República Dominicana, de los cuales nueve víctimas eran menores de edad. Esto posiciona al país en el segundo lugar entre los países de la región con mayores tasas de feminicidio (solo superado por Honduras).

En vista de esta realidad, es preocupante que República Dominicana no cuente aún con una Ley Integral de Violencia para propiciar la coordinación, planificación y ejecución de acciones integrales que involucren a todos los poderes públicos en la protección de las mujeres. Un proyecto de ley ha sido impulsado por legisladores y sociedad civil durante los últimos 12 años y Naciones Unidas ha apoyado técnicamente este proceso tan importante. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, y en conmemoración del 30 aniversario de la Declaración de Beijing, sería oportuno que el país se dotara de un marco legal que fortalezca su capacidad de hacerle frente a una de las amenazas más notorias a los derechos de las mujeres y niñas.

Para saber más sobre los derechos de las mujeres 30 años después de Beijing: https://www.unwomen.org/es/digital-library/publications/2025/03/los-derechos-de-las-mujeres-30-anos-despues-de-beijing

Julia Sánchez

Coordinadora Residente de la ONU en RD

Sánchez aporta más de 25 años de experiencia en cooperación para el desarrollo y asistencia humanitaria, incluyendo en contextos de conflicto y consolidación de la paz. Anteriormente, se desempeñó como Secretaria General de ActionAid International; Presidenta y Directora General del Consejo Canadiense para la Cooperación Internacional, y Directora Regional para Asia del Centre d'étude et de coopération internationale. Ha ocupado numerosos roles de liderazgo en la gobernanza de organizaciones no gubernamentales a nivel nacional y global, incluyendo como Presidenta de la Junta Directiva de CIVICUS y Copresidenta de la Alianza de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Eficacia del Desarrollo. Sánchez ha vivido y trabajado en Bolivia, Guatemala, Nepal e India. En cuanto a sus estudios académicos, cuenta con una maestría en Economía y una licenciatura en Ciencias Políticas y Economía de la Universidad McGill, en Montreal, Canadá.

Ver más