El pasado sábado, luego de hacer mi rutina propia del día, tomar café, meditar mientras lo tomo, luego regar las plantas de mi jardín, dicho sea de paso, están lindísimas y las trinitarias todas florecidas, me tumbé en mi jaragán y contemplando las flores me dije que debía hacer algo que siempre había querido, además, al ser Día Internacional de la Mujer, quise agasajarme y darme ese cariñito.

En el Facebook de mi hijo sale una promoción de un desayuno en el Gran Hotel Europa. Como me queda prácticamente a una esquina, me puse manos a la obra. Me arreglé y fui al hotel.

El comedor está en el cuarto piso. Desde que llegué al lobby todo fue atenciones e incluso se ofrecieron a acompañarme hasta allí.

Al llegar al comedor me preguntaron si era huésped del hotel, le dije que solo vecina de la Zona. También muchas atenciones, algo que me agradó porque no hay distinción en si se está hospedado o no.

Tenía muchas expectativas puesto que había buscado todos los comentarios que salen en las redes, muchos muy desagradables, que si es caro para lo que ofrecen, que si el menú no es variado…

Siempre me gusta constatar, porque los comentarios son valiosos a la hora de escoger un lugar, ya sea para comer o cenar, incluso para pasar unos días y no siempre se ajustan a la verdad. Y en este caso, así ha sido.

Lo primero, el lugar es muy acogedor, el mobiliario precioso, las atenciones de los que sirven, inmejorables y el menú muy bueno y variado. Claro, si usted va a “jartarse”, puede hacerlo y llenar su plato de cuantas cosas le quepan, es posible que piense que es caro para lo que le cabe en su plato, pero si usted es de lo que saben servirse lo que educadamente le cabe en su estómago, mejor no puede ser.

El desayuno es tipo bufé, se puede servir cuanto quiera, desde puré de papas, yuca encebollada, vegetales salteados, jamón, revoltillo de huevos, tocineta, etc.  Hay además estación de jugos, de quesos, panes, yogurt, leche, mermeladas y frutas, también un postre con una mermelada encima que más rico no podía estar. Pero si usted tiene antojo de algo que no esté, también se lo preparan.

Yo no soy de mucho comer, pero me serví lo suficiente, una pequeña muestra de cada cosa, eso sí, del bufé, porque en verdad, no estoy acostumbrada a llenarme y que luego no pueda ni respirar.

¿Qué es caro? No. Lo que me serví ni siquiera llegó a mil pesos.

Hacía muchos años había ido a pasarme una tarde con mi hijo a la terraza, pero era diferente. Cuando le comenté a la joven Alexandra que me atendía me dijo que había una terraza que la pasara a ver. Se encuentra apenas una rampa o unos cuantos escalones del comedor. Es preciosa y con una vista panorámica buenísima, no son paisajes naturales, pero sí de la ciudad. Los puentes, el Faro a Colón y más.

Lo que más me ha gustado es que tienen un programa muy llamativo cada noche, los jueves es jazz, género musical que me encanta, pero los lugares en donde puedo ir me quedan bastante lejos. Al descubrir esto, creo que por lo menos una vez a la semana lo adoptaré como mi segunda casa.

Lo más importante para mí es que no necesito compañía, siempre he dicho que soy como la “mala ré” me gusta disfrutar en soledad, sin que nadie me interrumpa cuando leo, escucho algo, voy al cine y así en mi cotidianidad. Es por eso que puedo disfrutar de una noche encantadora.

Este pasado jueves volví a desayunarme, aunque más bien fui a averiguar si había jazz esa noche, con tan mala suerte de que había una actividad privada y fue suspendida la función. Hice mis contactos para el próximo jueves y aunque soy “mala ré” y me gusta andar sola, invité a mi hermana para que me acompañe.

Si usted es como yo que le gusta la Zona, si es capaz de disfrutar solo o en compañía, puede darse una caidita por el hotel, ya sea a desayunar o disfrutar de las noches en la terraza con sus diferentes ofertas, no se arrepentirá.

Elsa Guzmán Rincón

Bibliotecóloga

Maestra y Bibliotecóloga, retirada.

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