Porque: La democracia es débil y solo la sostiene el cumplimiento de las leyes.
El agua que no corre se
estanca. La mente que no
trabaja, también. Víctor Hugo
El gran servicio que ha prestado el desarrollo de la información a la humanidad es de tal envergadura que, ante la postura del ser humano a todo convertirlo en una rutina degradante, sin valor alguno, hace que hoy sea difícil valorar lo inconmensurable que este ha sido.
Y, la cuestión se ha enmarañado tanto, que en diferentes ocasiones he escuchado a faranduleros, “analistas” o “creadores” de contenido, cuestionar determinados organismos por no recibir de ellos las respuestas que requieren sobre determinado asunto, sin desear comprender que ellos no están para iluminar la oscuridad de estos, que se han arrogado el deber de supuestamente defendernos u orientarnos sobre determinada situación, si no que, estos organismos están, en realidad, para iluminar y dar respuestas pero, para el Estado, designado por el pueblo para con poder para orientarnos y darnos seguridad. Que no lo haga, ya es otra cosa y otra la manera en que debemos de actuar.
Por eso es por lo que escucho con atención cuando una persona, que por sus conocimientos empieza hablar sobre algún tema que conozco quizás en muchos casos desde su raíz, esto debido a que son pocas aquellas que en realidad llegan a convertirse en una leyenda sobre el problema que tratan. Quizás por ahí se debería de comenzar a ver el problema institucional que hoy padecemos y que cada día se agiganta, donde sin lugar a duda, de alguna manera explotará llegado el momento.
Por la falta de escuchar y ver de muchos nuevos líderes y hasta de héroes y herúas, -aún no exista esta palabra-, como por igual tampoco existen las que quieren presentar como heroínas, es que nos enfrentamos a una total desinformación, que se origina dentro de las mismas entrañas de aquellos llamados a bien informar, no con discursos vacíos, patrioteros o endiosamientos de egos que en su gran mayoría el problema no es la capacitación profesional de los mismos, si no, quizás, porque fueron formados y criados para ser sucesores de sus ancestros en el negocio de la política y de ahí, que existan tanto “peluches” teorizando y cuya visión ya está centrada en la nueva posición política a obtener, ya sea la obtención de una “onorabilidad” y hasta la primera magistratura.
Por todas estas artimañas políticas, es que contemplamos hoy, que cuando se trata de proteger a la sociedad de sus propios excesos, ante la falta de autoridad para hacer cumplir las leyes y hasta tantos y desvergonzado desdén al observar los hechos, el clientelismo político, como falsa solución a los problemas creados ante la inoperancia de las reglas establecidas y la incitación al vivir de dádivas, ese clientelismo se convierte en algo más siniestro que una dictadura, porque legitima el caos.
En cuanto a nuestras debilidades, más que manifiestas en lo referente a la institucionalidad del Estado, aprendí que primero debía de observar, luego pensar para al final, tratar de poder creer. Y, es que, cual si fuese una plegaria de esperanza, desearía no ver las cosas que a diario suceden y que demuestran el grado de degradación hasta moral a la que hemos llegado. Desearía que la nada absorbiera el falso discurso de la gran mayoría de estos políticos o funcionarios públicos, todo con la finalidad de justificar todo lo injustificable y, peor aún, cuando ese discurso parece más que una burla a la inteligencia de aquellos que no comulgan con lo absurdo, tal y como sucede con los más de 10 privilegiados teóricos que son responsables por la seguridad del tránsito terrestre.
Todos parecen estar viviendo en una realidad virtual que los aleja cada día más de la solución al gran problema y sospecho que, por igual, llegarán tarde hasta a sus propios funerales, que será en el preciso momento, cuando el caos siquiera ellos mismos, sus familiares o amigos, podrán enfrentar y mucho menos, soportar. ¡Sí señor!
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