No veo necesario referir lo que es una tebaida, pero, por si acaso, resulta -para asociarlo con la tebaida del Dr. Balaguer- o que se pueda vincular al poema lirico en doce libros de hexámetros compuesto por Estacio (Pablo Papini Estacio, maestro Romano, nacido en el siglo I), la cual narra la guerra o lucha fratricida de los siete contra Tebas-ciudad localizada al noroeste de Atenas y una de las principales ciudades y potencia de la antigua Grecia.
(https//www,británica.com).

Imagen de Estacio
Del mismo modo, asume la vinculación con el nombre de la vieja Tebas egipcia, donde los primeros eremitas cristianos -sería ermitaños-, viajaron en busca de silencio. Ahora, la vinculación con el presente tema responde a buscar, aunque sea en la medicina folclórica, por aliviar el dolor de una herida verbal que se desprendió de una polémica desatada por algo simple, pero que tiene una repercusión igual a los causales de intolerancia que preocupan a Ellen G. White, lo cual la inspira para legarnos su libro “El conflicto de los siglos”, que tiene su fundamento en la diversidad de búsquedas de dioses y las propias pasiones de los humanos. Y digo, que, aun siendo uno para todos los creyentes, cada uno tiene el suyo en particular según sus enfoques.
Y en nombre de un “único Dios”, se ha creado un olimpo de deidades que propugnan por convertir las tinieblas en la luz, pero, cada pastor, paradójicamente se endiosa a sí mismo. Y parece que esta Tebaida, fue succionada desde muy adentro de mi duda que albergo como cuestionamiento, si en verdad los creyentes quieren cambiar su confort en la tierra por una gloria celestial por ellos desconocida. En mi concepción profana, respondo a los “siervos de Dios” terrenal, pero que por tanto perseguir la gloria, se han olvidados de la tierra, la cual ha sido tan generosa con sus propias vidas.
Y aunque no viene al caso referir el hecho que provocó esta mi Tebaida, sí que resulta franco referir que obedece a una afrenta de parte de un siervo herido –quizás-, en su creencia ciega, que irrumpió en descalificaciones un tanto despiadadas, sabiendo yo que, en lo particular, dichos comentarios no iban dirigidos con malicia sino, como consideraciones emitidas como escritor, poeta y ensayista que sigue el tema. Pero no obstante, parece desperté el instinto de alto grado de intolerancia y, confieso que de fondo no entendí la causa, que no fuera que se le atascara el gatillo de la prudencia al revestir su discusión-talvez cegado por el sectarismo fundamentalista de la fe comprometida con algunos sesgos de sectarismo religioso, en el que hubo una retórica de calificación, de innumerables epítetos zahirientes, pero, el que más me tocó fue el de calificar como falacia mis comentarios.
Ante esta situación engorrosa y pisotón literario y académico, debemos decir, que la inspiración de mi simple Tebaida, se originó al rememorar varias otras Tebaidas líricas, y en especial la inspirada en la pluma de Dr. Joaquín Balaguer que exprimiendo su reacción colérica como desahogo abrupto sobre la carencia de aminoración del cultivo lirico de sus escritos en lo géneros literarios, desabrochó su lengua en especie de ultraje lirico que solo pudo identificar como Tebaida y la cual aprecio como una descarga de odio energúmeno y pichón de intolerante y poco de engreimiento, y que, a diferencia de la mía, solamente expondré algunos trozos de lo que no hubiera querido decir, pero que jamás podría dejar atrapado en mi pecho en razón que contra mi escrito, se vertieron, entre otros epítetos indecibles e inmerecidos, que eran puras falacias, repito. Y por lo tanto, me permito compartir, no para todos, ni para nadie en particular, cómo y dónde realmente mi Tebaida aborda la falacia, precedida esta, de un fragmento de la Tebaida lírica de Balaguer.

Imagen de Balaguer
Fragmento de la Tebaida del Dr. Balaguer
“Abro este paréntesis para llenarlo de odio y de gratitud. Odio a los que en plazas y corrillos me combatieron acerbadamente; odio a los poetas afeminados que envidian la virilidad de mi arte; odio al que escondió en el “bouquet de rosas de un elogio una mal disimulada flor de envidia”, odio a los consagrados que no han querido tenderle la mano al jovenzuelo imberbe que los abrumas con su orgullo, y odio, finalmente a todos los Pachecos que, no atreviéndose a combatirme con la pluma, se encogieron de hombros cuando vieron al mozuelo audaz cruzar tras la apolínea caravana…(tomado de amialgidafilantropica.blogspot.con, 2009 en fecha 14 de agosto del 2025).

“Mi Tebaida lirica sobre la falacia”
Es una oferta de algo inexistente que solo está en la imaginación de un sonámbulo cazador de sueños de las víctimas, y que sus fantasías son pintadas como tangibles y a través de dibujos que será en el cielo que gozará de la gloria. Es como decir, mentiras fantasmales de que a cambio de ilusiones inciertas tendré vida en los espacios siderales, en unas burbujas flotantes entre los incautos. Se inscribe, mi falacia lírica, describiéndole como si fuera la promesa de un lugar de rangos de los Dioses de los olimpos, pero sin un Dios verdadero, pero si, creado por sustentadores y oferentes de que sus predicas le dará la gloria en la tierra y, a sus adeptos les siembran el infiernos entre sus sienes. Sin embargo, se vende un Dios de todos. Este que condena más a los que les usan como sus representantes que, a los propios ángeles paganos, cuando la malicia la visten de ángel sin olvidar que la crónica de púrpuras, ha instituido que podrá ser el ángel Luis, pero que con ángeles como estos; tú o aquel, no se necesitan demonios. Le corro a la falacia porque no tengo tierra bendita ni tierra santa que ofrecer, porque en verdad Dios el cielo hizo y, no lo hizo para él, sino para sus siervos que los conquistaran con el bien.
Se podría equivocar si entendiera cualquier siervo que, al cielo se llega en metro usando como rieles, la cúpula de una capilla, sin pensar que, vender en sueños-y en especial, la gloria celestial-, es tan mercurial como las treinta monedas de judas o, que traficar con esperanzas, sería peor que ser fiel a los fariseos sentados en la mesa de la santa cena. O lo propio negar que los albigenses que murieron como mártires, lo hicieron por la fe sin retorno. En esta Tebaida a la falacia, ella en si me sabe a intolerancia de los linajes de los propulsores de la hoguera, y ponte tú, aunque no sean prendidos en el fuego de los tizones incendiarios de la fe iracunda, pero si llena de improperios impropios de la santidad. Esta Tebaida lírica, ni se asoma a la ya existentes, pero si, jamás presagia un resabio Balaguerino que reventó irreverente contra sus críticos que no sintieron cosquillas con sus versos.
La agonía de mi espada surge para desenvainar la afrenta contra los que quieren vivir la tierra como si fuera el ya conquistado cielo, cuando al vestirse de la púrpura en los altares de Tolosa, en sus propios actos de convivencia aparentan que comen flores cuando en verdad tragan el fuego de la vorágines del pecado y, que se ufanan que del infierno están liberados y exentos, solo, por pastorear cientos que, se creyeron sus cuentos. Por tal, Tebaida lirica a la Falacia, es una verdad controvertida y que solo corta garganta lirica cuando en nombre de la sabiduría se asume la potestad de llamar falso a la vedad. Aquella, que desmonta mantos de ángeles de versículos y los suplanta hasta por diablos, pero fieles al santuario de la humildad.
Simplemente, Tebaida, para uno solo, o cada quien que choca con dos vidas, la que vive aquí en la tierra revoloteado con paganos por su biblia en los sobacos creyendo ser dueño de la gloria y su eternidad. Amén, Tebaida lírica a la falacia ruega a que todo sea juego, menos la existencia cierta Dios hecho en nosotros mismos vestidos de obras y que por más que la falacia sea cubierta de poses santularias, siendo solo vivos basiliscos, en el juicio final, la verdad levanta vuelo junto a la aurora luminaria cantando sus alabanzas que para Dios no hay engaños aunque sus impostores falsifiquen su túnica al pastorear sus rebaños. Mi Tebaida lírica a la falacia.
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