En este trabajo rescatamos algunas ideas de la filósofa dominicana Lusitania Martínez quien, en una investigación aún inédita, busca recuperar aspectos esenciales de la filosofía existencialista y situarlos en diálogo con las corrientes de pensamiento contemporáneas. Su propuesta pretende reconocer el valor epistemológico y ético de esta tradición y muestra cómo sus categorías (libertad, responsabilidad, autenticidad y trascendencia) siguen siendo relevantes en la reflexión actual sobre el ser humano.
Martínez (2025) destaca los matices que diferencian las perspectivas existencialistas, al tiempo que subraya los valores comunes que las integran en una misma preocupación: la emancipación del individuo frente a toda forma de determinismo. En este sentido, afirma que Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir supusieron un punto de inflexión decisivo en la configuración de una filosofía de la libertad que une pensamiento y acción, teoría y compromiso.
Es muy desafiante analizar un estudio dominicano sin publicar del año 1976, sobre el Ateísmo y la Ontología de Sartre, realizado para Licenciatura, en 1976, época en que aún no se tenía la distancia con la que contamos hoy para analizar desapasionadamente al filósofo francés. La Ontología sartreana en mucho debe su enriquecimiento a Simone de Beauvoir. Así que haremos el estudio también bajo la lupa de sus categorías, porque entendemos que tanto los aportes de, como las refutaciones contra, el existencialismo ateo francés, pueden ser verificados y respondidos satisfactoriamente desde las dos ópticas. Siempre he entendido que los dos pensadores son creadores de la filosofía de la libertad, escribían y pensaban al unísono, y esa preocupación por remedar, completar, que uno no terminaba de hacer por alguna razón, en algunas temáticas, lo completaba el otro, en comentarios, memorias o trabajos filosóficos, como es el caso del tema del ser para otro, la moral y /o de la libertad, entre muchos. Simone, no solo fue una importante escritora, sino que fue cocreadora con Sartre del existencialismo ateo francés y por si fuera poco aplicó su doctrina a los sexos convirtiéndose en una respetada feminista de la igualdad, referente de todos los feminismos actuales. (Martínez, 2025. Trabajo de investigación inédita)
El estudio de Martínez (2025) forma parte de un esfuerzo por superar las lecturas fragmentarias o reduccionistas del existencialismo, especialmente aquellas que lo asocian exclusivamente con el nihilismo o el pesimismo. En su análisis, se hace hincapié en el potencial liberador de esta corriente, en la que la libertad no se concibe como una simple elección individual, sino como una capacidad creadora de sentido en un mundo sin garantías trascendentes. Al reconocer la interdependencia entre los pensamientos de Sartre y Beauvoir, la filósofa dominicana destaca la importancia de entender la ontología y la ética existencial como partes de un mismo proyecto humanista, radicalmente comprometido con la transformación de las condiciones históricas y sociales. De este modo, su interpretación no solo revisita una etapa crucial de la filosofía del siglo XX, sino que también la actualiza desde una perspectiva latinoamericana que reivindica la capacidad del sujeto para reinventarse y asumir su responsabilidad en la construcción de un mundo más libre.
La filosofía existencialista atea entrelaza entre sí ontología, ética, epistemología, y cada aporte ensancha ese continente. Con el tema de la libertad se esclarece la verdad y viceversa y en todo esto que trabajaron los dos, es muy beneficiosa a la humanidad la responsabilidad ética del individuo que se construye sin una normativa cristiana a priori. Con su afanosa tarea de liberar la libertad de las mujeres, el existencialismo da un significativo paso en la tarea ética de hacerlas participar en lo “genéricamente humano”, actividad descontando por siglos desde Aristóteles y su visible legado a la filosofía tomista, hasta hoy. Un buen ejemplo de cómo la Libertad absoluta de Sartre, estudiado por la filósofa dominicana Pérez de la Cruz, se convierte en “libertad en situación” pero femenina en Simone de Beauvoir Mi intención no es descalificar la interpretación que da la filósofa nuestra al ateísmo de Sartre. (…) (Martínez, 2025. Trabajo de investigación proceso)
Cuando Martínez afirma que «la filosofía existencialista atea entrelaza ontología, ética y epistemología, y cada aportación ensancha ese continente», está subrayando una idea central del pensamiento existencialista: su carácter integral. En Sartre y Beauvoir no hay compartimentos estancos entre los modos de conocer (epistemología), los modos de ser (ontología) y los modos de actuar (ética); más bien, cada uno de ellos ilumina y condiciona a los demás. La ontología existencial no se limita a describir lo que es el ser, sino que se abre a la comprensión de lo que el ser humano puede llegar a ser a través de su libertad. En este sentido, la filósofa acierta al afirmar que «el tema de la libertad esclarece la verdad y viceversa», ya que, para los existencialistas, la libertad no solo es condición del conocimiento, sino también de la verdad como autenticidad del ser. La verdad se manifiesta cuando el individuo asume su libertad y se responsabiliza de ella, sin apoyarse en fundamentos trascendentes o dogmas externos. Por eso, Martínez remarca que la responsabilidad ética del individuo «se construye sin una normativa cristiana a priori», marcando distancia de los modelos morales tradicionales y situando la ética en la autonomía de la conciencia.
El segundo movimiento traslada este análisis al ámbito de la emancipación femenina. Al afirmar que «con su afanosa tarea de liberar la libertad de las mujeres, el existencialismo da un paso significativo en la tarea ética de hacerlas participar en lo “genéricamente humano”», Martínez reivindica la obra de Simone de Beauvoir como una expansión necesaria de la ontología sartreana hacia la dimensión del género. Beauvoir universaliza la libertad sin excluir la experiencia femenina y revela la estructura de opresión que, desde Aristóteles y su evidente influencia en la filosofía tomista, había reducido a la mujer a un ser incompleto o derivado. La referencia a que la «libertad absoluta de Sartre […] se convierte en “libertad en situación”, pero femenina, en Simone de Beauvoir» es particularmente lúcida, ya que reconoce el giro que Beauvoir introduce: la libertad no es una abstracción, sino una praxis condicionada por contextos históricos y corporales concretos. Finalmente, cuando Martínez concluye que su intención «no es descalificar la interpretación que la filósofa da al ateísmo de Sartre, sino presentar otra interpretación […] abierta al optimismo de dar sentido a la existencia abandonada a su propia construcción», ofrece una lectura conciliadora: reivindica la libertad y la responsabilidad como potencias creadoras de sentido más allá de la negación de Dios y sitúa al ser humano (sea hombre o mujer) como arquitecto de su propio destino.
Analizar el trabajo de la filósofa dominicana Rosa Elena Pérez de la Cruz exige una reflexión documental sobre los dos pensadores más leídos, criticados y seguidos del siglo xx, entre las dos guerras mundiales: se puede decir que la filosofía de J P Sartre y de Simone de Beauvoir, se convirtió en la más importante del siglo XX, posterior a la segunda guerra mundial, entre otras por el análisis existencial de la condición humana y la caracterización de su inevitable fragilidad, a la vez la condena del ser humano a la libertad y por el compromiso y la transmisión del sentido de la vida a través del marxismo o de un proyecto que diera al traste con el economicismo, subrayando la acción histórica de la existencia humana. Creemos que estos pensadores dieron pie o pueden dar pie, tanto al ateísmo como a direcciones opuestas ya que vale mucho el tipo de interpretación o hermenéutica que se sostenga sobre la Ontología existencialista sartreana, precisamente hoy en que la Hermenéutica ha cobrado tanta importancia, casi 50 años después de efectuado el trabajo que vamos a analizar. (…) (Martínez, 2025. Trabajo de investigación proceso)
Analizar la obra de la filósofa dominicana Rosa Elena Pérez de la Cruz requiere una reflexión documental sobre los dos pensadores más leídos, criticados y seguidos del siglo XX, entre las dos guerras mundiales. Podríamos decir que la filosofía de Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir se convirtió en la más importante del siglo XX, posterior a la Segunda Guerra Mundial, gracias al análisis existencial de la condición humana, la caracterización de su inevitable fragilidad y la condena del ser humano a la libertad, así como por la transmisión del sentido de la vida a través del marxismo o de un proyecto que superara el economicismo y hiciera hincapié en la acción histórica de la existencia humana. Consideramos que estos pensadores han dado pie, o pueden darlo, a múltiples interpretaciones filosóficas, ya que depende del tipo de hermenéutica que se aplique a la ontología existencialista sartreana, precisamente en un momento en que la hermenéutica ha cobrado tanta relevancia, casi cincuenta años después del trabajo que se analiza. Paralelamente a la ontología, es esencial comprender la fenomenología como un saber que proclama la soberanía de la conciencia, pero que, al mismo tiempo, la supedita a la experiencia existencial. En ambos casos, será importante revisar los aspectos centrales de la ontología y la fenomenología existenciales, así como las diferencias entre ambas, más libertarias en Simone de Beauvoir, aunque imposibles sin los fundamentos que Sartre estableció en su filosofía revolucionaria, comprometida y emancipadora. Esta investigación es especialmente pertinente, ya que, tras mi experiencia en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), he observado que persiste una comprensión prejuiciada del existencialismo francés y de la propuesta filosófica de Simone de Beauvoir, que a menudo se asocian de manera errónea con el absurdo, el sinsentido o una visión pesimista y antirrevolucionaria de la existencia humana.
Son más abundantes los preconceptos respecto a la pareja, mucho más con la escritora y brillante filósofa Simone de Beauvoir, si aceptamos que sostuvieron una libre y valiente amorosa amistad que, a lo largo de más de 50 años, se probó leal y necesaria en tanto que ambos se relacionaban en total transparencia con amores contingentes. Los neo catecúmenos del mundo invierten actualmente mucho tiempo en criticar la filosofía existencialista y el feminismo de Simone de Beauvoir ( Por ejemplo, El Segundo Sexo, 1949, y el Ser y la Nada (1943) fueron prohibidos y figuraron en el Índice de libros condenado por la Iglesia) y por si fuera poco, en los años 70, los marxistas pro rusos de la UASD y muchos políticos dominicanos, siempre consideraron al existencialismo sartriano un irracionalismo burgués, un asalto a la razón, (identificándose con George Luckas, su crítico acérrimo) ignorando a profundidad la novedosa teoría de la libertad que urdieron los dos pensadores, su adhesión aunque muy condicionada al marxismo y su compromiso por las mejores causas del mundo colonizado, y la teoría del compromiso posterior a la publicación de La Náusea (1938) del propio Sartre. (…) (Martínez, 2025. Trabajo de investigación proceso)
Basándose en el análisis de Martínez (2025), el fragmento contextualiza de manera rigurosa la obra de Rosa Elena Pérez de la Cruz dentro de los marcos histórico, filosófico y cultural pertinentes. Asimismo, la sitúa en la tradición crítica iniciada por Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, dos de los pensadores más influyentes del siglo XX. Se realiza un examen detallado de las resistencias y prejuicios que han acompañado al existencialismo francés, provenientes tanto de instituciones religiosas como de sectores marxistas ortodoxos, especialmente en el ámbito académico dominicano. El texto pone de manifiesto que las ideas de Sartre y Beauvoir han sido a menudo mal interpretadas o simplificadas, sin captar su núcleo emancipador: la libertad como fundamento del ser y el compromiso como principio ético-político. Desde esta perspectiva, se reivindica la dimensión humanista del existencialismo y su potencial crítico frente a toda forma de opresión, ya sea de clase, género o creencias, sustentado en una ontología que concibe al individuo como autor responsable de su propio sentido y acción. Estas contribuciones habían sido invisibilizadas previamente por prejuicios ideológicos y silencios institucionales, por lo que su revalorización en el contexto contemporáneo es especialmente relevante.
En segundo lugar, la investigación subraya la relevancia de la filosofía feminista de Simone de Beauvoir como una extensión crítica del existencialismo sartriano. Martínez (2025) destaca la importancia de El segundo sexo (1949), una obra que no solo amplía la fenomenología de la libertad, sino que también inaugura un nuevo marco interpretativo sobre la condición femenina, la relación entre sexo y género y que contiene la célebre afirmación de que «la mujer no nace, se hace». Esta obra, junto con El ser y la nada (1943), de Sartre, fue objeto de censura por parte de la Iglesia y criticada por los sectores marxistas y políticos dominicanos en la década de 1970, quienes, siguiendo la línea de Georg Lukács, tachaban el existencialismo sartriano de irracionalismo burgués, ignorando su novedosa teoría de la libertad, su compromiso con las causas de los pueblos colonizados y la evolución del concepto de compromiso posterior a La náusea (1938). «Gracias a Sartre y a Beauvoir, la ontología del para-sí y del en-sí permite pensar al ser humano como constructor de su propio destino y responsable de sus elecciones, con independencia de la creencia en Dios». El impacto del existencialismo feminista de Beauvoir, junto con el sufragismo y el feminismo moderno de figuras como Betty Friedan, «ha sido fundamental para avanzar en la comprensión de la opresión de género y en el desarrollo de una teoría antideterminista, tanto biológica como social, que articula la interacción entre sexo y género». (Martínez, 2025) La mención de autoras dominicanas como Rosa Elena Pérez de la Cruz y Duleidys Rodríguez evidencia la continuidad entre el pensamiento europeo y latinoamericano, y demuestra que en la República Dominicana también se realizaron lecturas críticas y originales del existencialismo, aunque hayan estado invisibilizadas por prejuicios ideológicos y silencio institucional.
El estudio de la obra de Rosa Elena Pérez de la Cruz es muy relevante desde el punto de vista filosófico y cultural, ya que no solo recupera una reflexión de gran valor intelectual, sino que también reactiva el debate en torno al existencialismo, el feminismo y la libertad en el pensamiento dominicano contemporáneo. Analizar su producción implica repensar el papel de la filosofía como instrumento de emancipación capaz de resistir al dogmatismo religioso, al reduccionismo político y al escepticismo posmoderno, que debilita el compromiso con la verdad y la acción. Al rescatar esta tradición crítica, inspirada en Sartre y Beauvoir, pero reinterpretada desde la experiencia caribeña, se abre la posibilidad de construir una filosofía situada, consciente de su contexto histórico y cultural, que dialogue con los desafíos concretos de nuestra época: la desigualdad, la pérdida de sentido y la urgencia de una ética basada en la libertad solidaria y compartida. En este sentido, estudiar a Rosa Elena Pérez de la Cruz no solo es un ejercicio de memoria intelectual, sino también un acto de reivindicación de la filosofía dominicana como pensamiento vivo, comprometido con la transformación humana y social y capaz de articular una voz crítica frente a las formas contemporáneas de alienación y exclusión.
Referencias
Martínez, L. (2025). Trabajo de investigación en proceso [Manuscrito inédito].
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