Actualmente, uno de los más establecidos focos de debate científico lo constituye  el arribo de los  incipientes pueblos originarios que poblaron el continente americano desde el Asia, vía el estrecho de Bering hace aproximadamente 24 mil años AEC.  Según modelos establecidos,  algunos grupos migraron a pie, otros emigraron en canoas, aprovechando los ricos ecosistemas marinos, descendiendo por la costa oeste del continente Americano. Es importante señalar que estas poblaciones, pertenecientes al menos a tres diferentes familias etnolingüísticas,  se distribuyeron en costas, mesetas, llanuras y montañas, desarrollando ricas variaciones  culturales bajo eventuales y evolucionados  sistemas tribales confederados y estatales de riquísima polivalencia  estructural, política, social y cultural.

La incipiente población del caribe insular, según ha explicado la historiografía, emigró especialmente de las costas centroamericanas de Belice. Por el sur  el primer  poblamiento fue en la isla Trinidad y se distribuyeron en distintas oleadas migratorias por el arco de las Antillas menores y mayores.  Cuba fue el segundo poblamiento y después la isla de Santo Domingo, entre otros.

Estos es importante destacar para hablar de las sociedades originarias del Caribe, porque relatan una vieja historia de conocimiento geográfico, ecológico y adaptación a  espacios isleños en el cual existía una gran interacción entre islas. Yo podría decir que tenían un conocimiento cosmopolita de la variedad de culturas que se desarrollaron de manera con sus particularidades y algunas con efectivos contactos entre ellas. Los diversos troncos lingüísticos como el arahuaco y el caribe. Ejercieron fuertes influencias en la gama de lenguas vernáculas que se desarrollaron en el arco antillano. Prefiero partir de la experiencia lingüística para comenzar a dilucidar las culturas del caribe, porque nombrar implica un poder de reconocimiento de las diversas culturas que se conformaron en las Antillas. No hay taínos ni muchos menos sabemos cómo se llamaban así mismos los arahuacos. En cambio, si tenemos los macoriges de abajo y de arriba.

En el Centro Cultural Casa del Cordón junto a Clarissa Carmona y Soraya Franco realizamos  un conversatorio sobre el universo femenino de la cultura aborigen de la isla Española. Las tres desarrollamos una reflexión acerca de las mujeres caribeñas. Relatamos acerca de sus modos de vida y su legado cultural en la actualidad dominicana. Veamos, lo que grosso modo discutí en ese conversatorio.

En las islas existieron estas culturas que voy a señalar como son: Los arhuacos, macoriges, ciguayos, caribes (hoy Kalinagos) y otros que no conocemos sus nombres, porque simplemente los castellanos no tenían interés en conocer su identidad, tal vez por el freno de la lengua, o de simplemente solo se interesaron en aquellos que fueron de interés para someterlo a sus  dominios. El proyecto civilizatorio de los castellanos dejó profundas confusiones acerca de los grupos que contactaron, por eso inventaron algunos nombres.

Los castellanos interpretaron los modos de vida de los aborígenes. En ocasiones se inventaron nombres o lo interpretaron según podían entender la lengua. En base a la teología se realizaron interpretaciones que discriminan y juzgan los comportamientos de los originarios. El cronista Oviedo catalogó a las mujeres originarias como rameras. Otro ejemplo son los etnónimos “Caribe”, Antillas, sotavento y barlovento, entre otras figuras como el arco isleño para nombrar a la gente que residía en las islas grandes y pequeñas. En ninguna crónica colonial se documenta identificación alguna de grupo, lengua, cultura llamada “taina”, a pesar de ser en efecto un adjetivo arahuaco que se titula noble o bueno.

Hablar de los arahuacos es referirnos a una compleja sociedad viva, que va desde Bolivia hasta Venezuela. Estos grupos pertenecen a un tronco lingüístico que todavía habla arahuaco, siendo la familia lingüística de más amplia distribución en el continente y las islas.  Los arahuacos tienen  tradiciones y experiencias culturales heredadas de los antiguos pueblos que se establecieron en el continente y migraron a las islas, hoy llamadas caribe.  Sobre la cultura arahuaca puedo decir que eran muy compleja en su proceso de desarrollo político, algunos lograron un estado incipiente, como los que se situaron en la isla de Borinquen, otros estaban en ese proceso y los demás tenían estructuras de clanes, tribus y confederaciones. Su división del trabajo como todas las sociedades pre-moderna la establecían de acuerdo con el del sexo, edad y rango social (jefatura y sanadores).

Eran horticultores, cazadores, recolectores y pescadores. Dentro de la teoría europea estaban atravesando el período neolítico, es decir que manejaban la agricultura, tenían sedentarismo, existía domesticación (perro, aves y posible cría de roedores) y alfarería. No obstante, su uso de la piedra era todavía imprescindible para la realización de los trabajos de los diversos ecosistemas que ellos explotaban para satisfacer sus necesidades fundamentales de vida.

El uso de los metales era escaso, por lo que solamente se usaba para ornamentación fuera de toda referencia orfebre. Su técnica era rudimentaria aplastando el metal. Utilizaron diferentes aleaciones de oro. Su producción agrícola era la horticultura, es decir un tipo de agricultura migratoria en el que se usaba la tala y la quema, llamada por historiadores el sistema de roza. Este sistema era utilizado para sembrar yuca, maíz, batata, frutas y un tipo de ñame endémico. En la zona Norte se cultivaba el lerén y el maíz y menos producción de yuca.

Según la arqueología, etnohistoria y lo que confirman las crónicas de Indias no existían grandes diferencias entre hombres y mujeres con respecto al trabajo y las obligaciones de la casa. Vivían con un tipo de sistema familiar de tipo extenso. Los niños y ancianos eran cuidados por todos los miembros de la familia. Tanto los hombres como las mujeres participaban de la siembra, colectaron, cazaban y pescaban en río y en el mar.

Las mujeres eran buenas navegantes en canoas y diestras en la preparación del casabe (pan de yuca), la medicina, la alfarería y la preparación de rituales, como la mayoría de las sociedades igualitarias. Los niños y niñas participaban por igual en la preparación de alfarería y de aquellas actividades como la recolección y crianza de animales.

Las crónicas confirman que hay una actividad en la que no participaban las mujeres y era el uso de la Anadenanthera peregrina. La ingesta estaba prohibida para las mujeres. Dicha planta provocaba un  estado de  conciencia diferente y permitía a los hombres medicina realizar actividades de curación y comunicarse con los dioses. Este ritual se llama la cohoba. Sin embargo las mujeres  danzaban y cantaban, preparaban los alimentos rituales y ayudaban, por igual a los enfermos durante el ritual de la cohoba. Se conoce que ellas trabajaban con plantas, hongos, minerales y practicaban la curación.

La preparación del ritual de la cohoba estaba dirigido por los behiques y los miembros aprendices del ritual. Participaban hombres principales y de menor rango, pero nunca las mujeres. ¿Por qué las mujeres eran excluidas del consumo?  Las explicaciones, no están claras para mí, posiblemente, el no uso de la cohoba puede estar vinculado con la maternidad o por el poder de los clanes masculinos. Se conoce que había mujeres behiques, pero muy pocas y de ellas, nada se sabe del uso de la planta señalada. Las mujeres conocían muy bien la herbolaria de la isla, eran buenas parteras y cuidaban a las personas porque también trataban las enfermedades, de eso hay referencia en las crónicas. Tengo la impresión que muchas plantas usadas por ellas, podían ser tan potentes como la Anadenanthera peregrina. Dichas plantas no fueron reconocidas por la mirada masculina de los castellanos.

Su religión estaba conformada por un panteón de dioses y diosas, bajo una entidad de significantes animistas. La principal diosa se llamaba Atabey y existían otros dioses secundarios que conforman su amplio panteón. Cada uno de estos dioses representaba a clanes familiares y se destacaban por ser curiosos y muy cercanos a los humanos. Los clanes eran matrilineales en algunos grupos y en otro se observa la tendencia a clanes patrilineales con residencia matrilocal o patrilocal con familias extensas. Tal parece que se estaba dando una transformación del sistema matrilineal por el poder de la cohoba y del Dios Yucahu.

El Dios de la yuca, llamado Yucahu era hijo de Atabey y ocupaba un lugar preponderante en el cultivo de la yuca. La jefatura estaba confederada y era precedida por hombres y mujeres, por lo que el poder político estaba distribuido entre grupos familiares formados por ambos sexos. Las mujeres originarias se destacaron en la guerra y su resistencia fue explícitamente abierta contra los castellanos. Ellas elaboraron planes de ataque contra los castellanos y lo engañaron  para matarlo con sus propias manos. Conocían muy bien la navegación y eran expertas nadadoras. Además de manejar arco y flechas como se destacan las ciguayas, caribe y arhuacas.

Tenían control de su propia reproducción y de su sexualidad. No me queda claro, si tenían conciencia que los hombres participaban como ellas, del acto reproductivo, esto no es explicado por los cronistas, ya que todas sus actividades estaban dirigidas a explicar, la vida de dichas sociedades desde su mirada eurocéntrica y asumen que lo comprenden de la misma manera. Esto es importante, porque entendían que tenían un Dios llamado Cocorote que era capaz de embarazarla.  Y que los muertos podían aparearse con ellas. Esto me dice que podían pensar que sus embarazos tenían algún vínculo con lo divino.

Las identidades sexuales eran múltiples y la sexualidad abiertamente libre desde muy jóvenes. Esto horrorizó a los peninsulares. Las mujeres participaban activamente de relaciones previas al matrimonio. Los castellanos la acusaban de que se hacían aborto. Esto tampoco me queda claro, porque si bien las mujeres conocían las hierbas, los embarazos no eran rechazados por la sociedad, más bien era bien recibido, no importa que ellas fueran muy jóvenes. La familia recibía a los hijos de manera alegre y se hacían celebraciones con los nacimientos.

Creo que los abortos, no era una práctica común entre las mujeres. Esto no significa que las mujeres originarias, no realizaban abortos.  No hay referencia en su cultura de que ellas eran condenadas por  tomar la decisión de provocar la interrupción de los embarazos. Lo que me llama la atención era la condena de los clérigos, por sus libertades sexuales: la llamaban rameras y asesinas por los supuestos abortos.

Los clérigos y autoridades estaban alarmados por el conocimiento de las mujeres de su  sexualidad, identidades sexuales diversas, los embarazos temprano, lo político (cacicas) y su conocimiento sobre el espacio, la medicina y los ecosistemas. Las originarias que poblaron las islas del Caribe fueron mujeres de mucho poder.

EN ESTA NOTA

Fátima Portorreal

Antropóloga

Antropóloga. Activista por los derechos civiles. Defensora de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra. Instagram: fatimaportlir

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