Emiliano Tejera nació el 21 de septiembre de 1841 y murió el 9 de enero de 1923. Político y literato, don Emiliano Tejera fue uno de los hombres más destacados de la Segunda República. Ocupó cargos importantes en la enseñanza, desempeñó comisiones y representó a la República en más de un conflicto internacional.
Escribió algunas obras, entre las cuales figuran la Exposición al Sumo Pontífice sobre la cuestión de límites fronterizos y Los restos de Cristóbal Colón. Fue considerado uno de los escritores más notables de su época. Se graduó de farmacéutico en 1871.
Fue vicerrector del Seminario Conciliar en 1867, profesor de Literatura Castellana en este mismo seminario y, antes, secretario. Ocupó estos cargos con una ligera interrupción, motivada por haber sido expulsado junto a su maestro, el padre Meriño. Trabajó en el Seminario hasta 1871, año en que se graduó de farmacéutico el 12 de febrero, por el Juro Médico.
Ejerció la farmacia durante algunos años. Tomó parte en la Constituyente de 1874 y en ese año fue enviado como plenipotenciario con la primera comisión designada para celebrar un tratado con la República de Haití.
Después de la caída del presidente Espaillat en 1876, Emiliano Tejera permaneció apartado de la vida pública, dedicado al ejercicio de su profesión hasta 1899. Sin embargo, en 1896 fue nombrado por el presidente Heureaux como plenipotenciario ante la Santa Sede, con motivo del litigio sobre los límites fronterizos.
En 1902, fue secretario de Hacienda y Comercio. Entre 1905 y 1908, ocupó la cartera de Relaciones Exteriores.
En sus últimos años, tras haber perdido la vista y sufrido parálisis, figuró en la Unión Nacional Dominicana, creada en 1920 para combatir la ocupación americana.
Emiliano Tejera era hijo de Juan Nepomuceno Tejera y de Ana María Penson. Fue discípulo de Meriño. En 1861, emigró a Venezuela con motivo de la Anexión a España. Hizo campaña por la Restauración de la República en los periódicos "El Constitucional" y "El Federalista" de Caracas. En 1865, regresó a la República y fue elegido diputado a la Constituyente de ese año. Contribuyó a la fundación del Colegio El Dominicano.
El 15 de mayo de 1862, Emiliano Tejera desempeñaba el cargo de secretario de Cámara y Gobierno del Arzobispado, puesto que le fue asignado por Monseñor Fernando A. de Meriño.
En 1865, don Emiliano Tejera se encontraba en Caracas. En una carta que le escribió a Nouel, quien se encontraba en un pueblo, La Victoria, le manifestaba que había recibido "la receta del medicamento contra la Lepra". Y agrega que está haciendo esfuerzos por ver si consigue conocer el Espino trapiche, una planta medicinal venezolana.
Refiriéndose a don Emiliano Tejera, Pedro Henríquez Ureña dijo: "Fue Emiliano Tejera (1841-1923) uno de esos hombres de ciencia que se daban en la América española del siglo XIX y que de verdad pertenecían al siglo XVIII".
"Emiliano Tejera, además, fue modesto. En Santo Domingo, encerrado en su arcaica botica de la Calle del Conde de Peñalba, entre los morteros de piedra y los potes de porcelana con palmeras pintadas, aunaba conocimientos de botánica y de farmacopea, de derecho y de historia, de lenguas clásicas y de literatura moderna. Escribía admirablemente, pero no tenía aficiones ni menos vanidad de escritor; escribía por deber" .
Tejera fue autor de una apología de Juan Pablo Duarte, una obra sobre el hallazgo de los restos de Colón en la Catedral de Santo Domingo, un libro sobre las palabras indígenas quisqueyanas y una Memoria presentada en 1896 a Su Santidad León XIII, el árbitro designado para fallar en el diferendo dominico-haitiano. Este texto tomado del libro del doctor Francisco Moscoso Puello, ilustra uno de los farmaceuticos mas ilustres de nuestra historia.
Compartir esta nota