Luego de la II Guerra Mundial, los hospitales psiquiátricos se vieron obligados a acoger un flujo anormalmente intenso de inadaptados; la causa de ello fueron las dificultades que tuvieron que afrontar gran número de personas en muchos países para reanudar una vida normal y para reintegrarse en el contexto social y laboral, así como la difícil reinserción de los veteranos, tras muchos años de guerra, en una realidad marcada por la destrucción, no solo de las estructuras residenciales, sino también de las muchas esperanzas abrigadas en el cambio social.

Este fenómeno llevó a la sociedad a reflexionar sobre la función que ejercían los hospitales psiquiátricos como centros de tratamiento y rehabilitación, a plantearse si eran lugares en los que se respetaban los derechos humanos y si eran coherentes con los nuevos dictámenes para la reconstrucción de sociedades libres, los gastos económicos y humanos que presentaban los internamientos.

De este modo nacieron los movimientos de análisis de los derechos civiles violados por las instituciones totales y de crítica antiinstitucional en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia. Estos nuevos análisis determinaron variaciones concretas en el modelo de intervención psiquiátrica, variaciones destinadas a reducir o eliminar la utilización de los hospitales psiquiátricos. Así, en los Estados Kennedy promulgó la ley de salud mental para la comunidad; en Inglaterra se destacaron interesantes experiencias como la Comunidad Terapéutica de Maxwell Jones; en Francia se añadieron a los hospitales psiquiátricos los servicios hospitalarios generales para cada distrito territorial; en Italia fueron cerrados los hospitales psiquiátricos, gracias a la iniciativa de Franco Basaglia y sus colaboradores.

La transformación del Hospital Psiquiátrico Padre Billini en Centro de Rehabilitación Psicosocial marcó un hito en la salud mental dominicana

Todos estos modelos fueron creando las condiciones para que el 13 de noviembre de 1990 —hace 35 años— la Organización Panamericana de la Salud, en la Conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina, produjera la Declaración de Caracas, donde afirma que la atención psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva. Además, añade la necesaria revisión crítica del hospital psiquiátrico en la prestación de servicios.

Esta importante iniciativa es, desde entonces, un faro de luz que viene iluminando la conciencia de los profesionales de la salud mental para la implementación en los países de la región de la salud mental comunitaria. Desde entonces, se iniciaron programas en Cuba, Costa Rica, Panamá, Brasil y otros países. En el caso específico de la República Dominicana, el paso más relevante se produjo hace nueve años —el 17 de agosto de 2016— cuando el llamado Hospital Psiquiátrico Padre Billini, conocido como el manicomio, fue transformado en Centro de Rehabilitación Psicosocial.

En nuestro país, la atención de la salud mental se realiza en los hospitales generales y especializados, algunos de los cuales, además de la consulta externa, disponen de la Unidad de Intervención en Crisis; el reto es el desarrollo de la salud mental comunitaria.

Fernando Sánchez Martínez

Psiquiatra y académico

Psiquiatra y académico. Ex rector de la UASD. Autor de varios libros, entre ellos, la Psicología del Pueblo Dominicano.

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