En los años que lleva funcionando el Metro de Santo Domingo y la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), se han desarrollado planes de seguridad y emergencias apropiados. Los protocolos que se pusieron a prueba el pasado martes, día del apagón general, cumplen con la visión de esa institución: “Ser el sistema ferroviario a nivel nacional modelo de referencia por su calidad, seguridad, confiabilidad y eficiencia” …

He visto capacitaciones de respuesta para crisis en los sistemas de teleféricos y metros. Considero que hemos avanzado bastante en la preparación de las medidas de seguridad ante eventos urgentes.  Existe un plana y protocolos de contingencias multiamenazas, sin embargo, pienso que nos hacen falta algunas herramientas equipos para atender con mayor eficacia los hechos que se presente en el sistema ferroviario local.

Una observación que me permito hacer, a partir del apagón general y  la activación del protocolo que hizo posible que los usuarios evacuaran de forma segura, es la adquisición de varias máquinas de arrastre o remolcadores ferroviarios para ser usados en situaciones de crisis.

Si las tienen, excelente, y si aún no la han adquirido, sería importante tenerlos para ser usadas en momentos de crisis. Estos equipos especializados están diseñados para mover y maniobrar vagones de tren cargados de un lugar a otro; son esenciales para la eficiencia y seguridad en las operaciones ferroviarias y en momentos como los experimentados con el apagón.

Existen diferentes máquinas de arrastre ferroviarias: las que funcionan con diésel, electricidad, híbridas y hasta manuales. ¿Por qué hacemos esta recomendación complementaria para los planes de emergencias y protocolos existentes de la OPRET?  Para evitar que, en otra crisis de esa naturaleza, los pasajeros evacuen el tren detenido exponiéndose al caminar sobre las vías de los rieles al dirigirse a las salidas de emergencias. Lo propio para las evacuaciones en túneles.

El uso de esos equipos depende de los daños en los rieles, sobre todo los que comprometan la integridad de la vía. Empero, si el metro se detiene por problemas de electricidad y no por rieles dañados que afecten la seguridad ferroviaria (fractura súbita o descarrilamiento), mover el vagón con personas hacia un lugar seguro es una opción viable.

Las estadísticas de accidentes de trenes están más asociadas a descarrilamientos y choques. Los apagones representan un peligro bajo, pero cuando los usuarios se ven forzados a caminar en altura o túneles por falta de energía, entonces aumenta el nivel de riesgo por accidente.

En un estudio realizado hace tres años, la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria de España informó que, en ese país europeo, las personas que fallecían en entornos ferroviarios son las que violan las normas de seguridad al caminar por las vías, siendo muchas de ellas electrocutadas o arrolladas por los trenes.

Bernardo Rodríguez Vidal

Psicólogo clínico

Subdirector Ejecutivo de la Defensa Civil Psicólogo Clínico, Maestría en Alta Gerencia y Especialista en Gestión de Riesgo de Desastres.

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