Cuando decimos que el país atraviesa una profunda crisis de valores y salud emocional, nos referimos a que esa situación llega hasta los distintos sectores. Una realidad que toca igual a los distintos estratos sociales y áreas profesionales.
Por ejemplo, en el marco de la tragedia del Jet Set, con el dolor que nos deja ese triste evento, han aparecido una serie de falsos héroes, atribuyéndose el rescate de personas heridas y recuperaciones de cuerpos sin vidas.
Se trata de jóvenes que, para ganarse el reconocimiento colectivo y hasta dinero fácil, han hecho públicas esas falsas versiones de haber estado en la zona cero y de haber rescatado a una comunicadora y recuperado el cuerpo sin vida del cantante Rubby Pérez.
Da mucha pena que esos muchachos se presten para distorsionar hechos en los que ellos fueron únicamente observadores pasivos. Incluso, algunos ni se le permitió entrar a la zona por no ser del equipo especializado en esos temas.
Como psicólogo clínico, quiero darle una mirada al comportamiento de esas personas, para que podamos entender que estamos ante una sociedad que necesita ser intervenida.
Ese comportamiento mostrado por esas personas expresa una conducta que revela la crisis de valores que está atravesando la sociedad dominicana. El hablar mentira convierte a la persona en un individuo poco fiable, indigno de confianza y carente de crédito.
Existen varios tipos de mentiras: la espontánea en la que todos alguna vez mentimos y argumenta la mentira haciendo suya la frase de que "el fin justifica los medios".
La evolutiva, comienza en la niñez y es reforzada por los padres muchas veces. “Si me llaman di que no estoy”, esa es una de las mentiras más comunes e inducidas por los padres a sus hijos
La sintomática, busca obtener atención gracias a la creación de un falso personaje que nos da brillo para mejorar la autoestima, inventando logros y consecuciones personales.
Y finalmente, la repetitiva llamada mitomanía, en la que se vive para y por la mentira; es la complicada y la que lleva a la mentira compulsiva llegando a ser una enfermedad.
No tengo los historiales clínicos de esas personas que anda diciendo que rescataron a personas con vidas y recuperaron cuerpos de fallecidos de los escombros del Jet Set sin ser verdad.
No obstante, conozco a varios de ellos, y no puedo decir que están enfermos, aunque como psicólogo clínico puedo identificar rasgos conductuales que hablan del inicio de una posible patología conductual que debe ser atendida.
Puedo identificar que esos muchachos son víctimas de esos que han caído de rodilla ante la tentación de ser alguien sin importar los valores de honestidad, respeto, seriedad y verdad.
Jóvenes entrampados en una crisis de valores a la que la sociedad deberá no quitar los ojos en el interés de tratarlos con carácter de urgencia
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