Si tienes el valor suficiente para huir o destruir los cuadernos, los lápices y la vieja máquina de escribir, hazlo rápido. A principios de siglo, este aterrador siglo 21, me enamoré de una señora que llevaba Chanel no 5. Empecé a declararme en una hoja de papel; mucho antes de ese sofisticado modelo de ordenador o teléfono. No me imaginaba que las palpitaciones tuvieran su propia historia.
Las cosas de esta vida son tan complejas, este lunes 26 de mayo de 2025, descubrí la foto de Gabrielle Chanel por François Kollar en 1938. Flechazo: Estoy fascinado por la foto y un disco de 78 revoluciones de Ernest Hare. Sin embargo, hay un comentario de Alain Delon que me sorprende: «Tengo todo aquí, muchos muertos, por supuesto…» Estaba enseñando su impresionante colección de fotos a un amigo periodista.
Ha ocurrido algo en mi corazón y en mis recuerdos, este lunes por la tarde. ¿Cómo puedo aferrarme tanto a los ojos de Chanel? Incluso me permití un paseo de recogimiento en el cementerio de Lausana, donde descansa. Siempre hay una esperanza imposible de dejar una rosa para la que amas apasionadamente. En mi casa, en Puerto Príncipe, pude encontrar albahaca fresca a los primeros minutos del amanecer.
Con el tiempo, los cuadernos amarillentos y el polvo de nuestros viejos discos, el amor adquiere otras dimensiones. En mi ciudad donde cada día perdemos un poco de razón, el recuerdo de una vieja foto o de una canción olvidada por todos nos llena el corazón; como verdaderas rosas rojas. La vida me ha enseñado a sonreír a las orquídeas negras; raras, curiosas y fascinantes. Los ojos de Chanel han dado oxígeno a mi pasaporte de poeta.
La vida de los escritores está llena de sorpresas: después de 40 años de una historia escolar, completamente olvidada, recibo el Tren de Jean d’Omersson. Temblaba. Me pregunto cómo un corazón puede guardar tantos secretos durante décadas. «Muchxs renunciarán (incluso tal vez el amor de nuestra vida) y dejarán un vacío más o menos grande.»
Sin duda algún día terminaré pidiéndote, querida señorita Gabrielle, una foto autografiada…
Compartir esta nota