Generó cierta indignación, al menos en algunas personas y medios de comunicación, la decisión de un equipo de rescatistas que decidió “parar” la búsqueda de una niña que había sido “succionada” por un imbornal destapado, durante horas de lluvias en la comunidad de Lavapié, San Cristóbal, el viernes 16 de junio.
Después de varias horas de búsqueda y disminución de esta, la niña fue rescatada con vida por varios jóvenes de la comunidad. Una acción de rescate que puso en peligro a los chicos protagonistas. Por esa decisión de la brigada diferentes sectores se expresaron en contra, y hasta despido de uno de los miembros de una de las entidades de emergencias provocó la medida adoptada.
Definitivamente, los jóvenes de la comunidad se la jugaron al rescatar con vida a la niña que llevaba varias horas dentro de la alcantarilla. Que bien que la menor fuera salvada, excelente que la acción ejecutada por esos muchachos permitieran sacar sana a la niña.
Es necesario resaltar que, a pesar del éxito de esa acción, la misma no dejó de ser peligrosa para quienes la ejecutaron. ¿Qué hubiera pasado si uno de esos jóvenes hubiese resultado herido o fallecido? Analicemos el evento a partir de las siguientes interrogantes: ¿Fue correcta la decisión del equipo de parar la búsqueda de la niña? ¿Violaron los rescatistas las normas de búsqueda y rescate establecidas en los protocolos universales?
Primero, el incidente fue una emergencia local de búsqueda y rescate en espacio confinado. Esa naturaleza indica que los Bomberos y Defensa Civil tenían la mayor responsabilidad en la escena. Es por eso que inicialmente esas entidades asumieron y procedieron con los protocolos generales de rescate bajo esas características. El equipo hizo una evaluación inicial, planificaron cada paso, determinaron el acceso al área e iniciaron la búsqueda y rescate para localizar a la víctima. Luego de esos pasos, lamentablemente, el equipo no pudo localizar a la niña para hacer la extracción y cambiaron en tiempo la estrategia.
Los protocolos de búsqueda y rescate plantean una serie de pautas, guías y metodologías para operar en un contexto como el ocurrido en Lavapiés. Los rescatistas se rigen por una guía que contienen elementos de prevención estandarizados. Nadie está obligado a lo imposible…
Segundo, a) La organización de la respuesta fue organizada debidamente según se hizo la llamada. Cuando se está frente a una emergencia como esa la responsabilidad inmediata recae en el Cuerpo de Bomberos y la Defensa Civil, las demás entidades apoyan logísticamente. b) A partir de la entidad que llegue primero, en la escena se definen responsabilidades y líneas de mando para que la respuesta sea eficiente. c) Se asegura que el acceso de los recursos humanos y los equipos disponibles estén cubiertos. La brigada que atendió la emergencia hizo lo indecible durante las primeras horas de búsqueda.
Tercero, el equipo que definió la estrategia de búsqueda, indicando la ruta y puntos críticos, se preparó para un espacio confinado (imbornal con espacios reducidos) cámaras desarenadoras y de retención de basuras con uniones de tuberías de drenaje orientadas hacia su desagüe final.
Cuarto y último, el equipo garantizó, mediante un plan de seguridad, que los involucrados utilizaran dispositivos de protección siguiendo procedimientos estándar. Hicieron los posible por mantener una comunicación fluida entre los rescatistas, autoridades, familiares de la víctima y medios. La búsqueda y rescate en un espacio confinado requieren una preparación rigurosa y un enfoque sistemático para garantizar la seguridad de la víctima y los rescatistas.
Este tipo de búsqueda requieren de una preparación rigurosa y un enfoque sistemático que garanticen la seguridad de todos para no poner en peligro a los rescatistas y a los afectados; esto se hace con una evaluación de riesgo detallada acorde a los protocolos de entrada y salida.
Los aspectos a reflexionar sobre este caso son los siguientes: que la mayoría de la población cuestione la medida de suspensión de la búsqueda no quiere decir que tenga la razón, los protocolos de búsqueda y rescate son claros y no se violentan, si el proceso pone en peligro a alguien, se reduce el número de personal y la búsqueda hasta que mejoren las condiciones.
Un elemento interesante es el de no ofrecer informaciones a medios sin contar con una guía definida. El plan de comunicación orienta a que no se ofrezcan declaraciones sensibles del proceso; solo habla quien comanda el incidente. En Lavapié hablaron todos los actores por separados; ese es elemento sancionador, y se hace con una amonestación.
La vida de un rescatista debe protegerse sobre todas las cosas, y la acción que se presume que ha sido "mala" en algún momento no puede servir para borrar las acciones positivas desarrolladas en el pasado por una persona o equipo.
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