El conservadurismo que se propaga actualmente por el mundo tiene como uno de sus frentes de ataque a las mujeres. Eso se expresa negando que las mujeres sean discriminadas o negándoles derechos.
Entiendo que muchos hombres no quieran el avance de las mujeres hacia la igualdad. Para ellos significa tener más tareas en el hogar y menos oportunidades en las esferas públicas.
Por ejemplo, si solo hay hombres presidentes, todas las oportunidades son para ellos. Si al Senado entran más mujeres, habrá menos hombres; si en la Cámara de Diputados hay más mujeres, habrá menos hombres, etc. No pueden duplicarse las posiciones públicas para dar cabida igualitaria a hombres y mujeres. Es suma cero.
Por eso, después de varias décadas de lucha por los derechos de las mujeres a la igualdad, hay ahora un movimiento fuerte en reversa.
Los negacionistas de la discriminación dicen, por ejemplo, que no hay muchas mujeres en la política porque no quieren participar, no les interesa, o no se han preparado.
Y lo peor, muchas mujeres apoyan esas desventuras.
La realidad es que los hombres, sabiendo que más mujeres en la política significa reducción de poder y oportunidades para ellos, se encargan de dificultar el avance de las mujeres en los partidos y en el Estado.
En las elecciones municipales dominicanas recién pasadas, la cantidad de alcaldes y directores de distritos municipales electos por género quedó igual: 90% serán hombres. El aumento en la representación de las mujeres se produjo en las regidurías y vocalías para alcanzar alrededor de 40%. Esta mejoría se debe a que ahí se aplica la cuota que muchos quieren desacreditar y eliminar para cerrar el paso a las mujeres.
O tomemos el gabinete. El presidente Luis Abinader tiene solo dos ministras de 23 ministerios, en Cultura y en el Ministerio de la Mujer. ¿No hay más mujeres interesadas o capacitadas en el PRM o en el país?
En el debate esta semana con los candidatos a senadores por el Distrito Nacional, los cinco aspirantes eran hombres y los dos moderadores también. Brilló por su ausencia la senadora Faride Raful, capacitada y deseosa de ser candidata nuevamente, pero que el PRM desmontó.
La planificación de los embarazos ha sido uno de los cambios más trascendentales para las mujeres en el mundo. Eso abrió la compuerta para que las mujeres pudieran retardar la procreación, estudiar y entrar al mercado laboral.
Por eso, en muchos países hay un fuerte movimiento en contra del aborto, e incluso en contra del uso de los anticonceptivos. Si las mujeres quedan nuevamente expuestas al embarazo por el método del ritmo, volverán a estar muy limitadas para incursionar en áreas de predominio masculino.
En la República Dominicana, donde el aborto se prohíbe totalmente, hasta en caso de riesgo de vida para la mujer y violación sexual, y donde los embarazos adolescentes abundan, no ha habido ningún interés de las autoridades de ofrecer las condiciones adecuadas para que las mujeres que lo consideren necesario puedan interrumpir un embarazo.
Y lo peor, muchas mujeres apoyan esas desventuras.