Desde hace mucho tiempo, en todos los gobiernos de nuestro país, los presidentes de turno, luego de destituir a ministros y a funcionarios de cierta relevancia, que no pudieron realizar una buena labor o cumplir con las responsabilidades asignadas, la mayoría son designados por decreto y con el mismo sueldo de ministro, como asesor del presidente de la República, en las áreas que anteriormente desempeñaban.
Estas decisiones, aunque están contempladas dentro de sus atribuciones constitucionales, envía una mala señal al país, pues una persona que fracasó en el cumplimiento de sus funciones y en las responsabilidades asignadas, ¿cómo y en qué forma podría asesorar al primer mandatario de la nación?
Tenemos el caso de los ex Ministros de Educación, licenciado Angel Hernández y el de Obras Públicas y Conunicaciobea, Ing. Deligne Alberto Ascensión, quienes fueron designados asesores del presidente de la República.
Lo mismo se había hecho antes con el ex ministro de Educación, Roberto Furcal Encarnación, quien después de verse envuelto en grandes escándalos de corrupción fue destituido del cargo, se tomó unas vacaciones supuestamente por problenas de salud, hasta que su caso se enfriara. Al cabo de unos meses después, se integró a la campaña política del presidente Abinader, siendo designado asesor político de este.
Esta medida le quita la oportunidad a otras personas que también aspiran a formar parte de la nómina pública del Estado dominicano.
Lo mismo ha sucedido con los directores de la Policía Nacional y de algunas áreas del Ministerio de Defensa (MIDE), que luego de haber fracasados, de haber realizados una pésima labor y verse envolucrados en grandes escándalos de corrupción, son también designados como asesores del ejevutivo en materia de seguridad, lo que significa una total aberracion.
Un asesor del primer mandatario de la nación en cualquier área, debe ser una persona de una reconocida y acrisolada solvencia moral y honestidad, de una gran capacidad profesional y dominio del área a asesorar. En otras palabras, no debe ser una persona cualquiera.
La mayoría no asisten a cumplir con sus funciones pues ni siquiera tienen un despacho asignado. Un primer mandatario no debe rodearse de figuras descalificadas, pues en vez de bien, le harían un gran daño a la figura e imagen del presidente de la República. Ojalá podamos reflexionar sobre este tema. Hasta la próxima.
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