La imposibilidad de mantener condiciones higiénicas adecuadas y la dispersión de los hospitales dificultaron el control de la enfermedad, que se convirtió en una de las principales causas de muerte entre las tropas peninsulares.
Entre los médicos que ofrecieron sus servicios a la población en aquellos años citamos algunos. Estos datos se encuentran en algunos de los trabajos presentados al doctor Heriberto Pieter en la materia de Historia de la Medicina.
Muy importante destacar al Dr.PedroA.Delgado:Médicodominicanodistinguido,médicoparticulardel GeneraldonPedroSantana;director delHospitalMilitardeestaCiudaddurante laPrimeraRepública,separadodeesadireccióndurantelaAnexión,volvióaella cuando se restableciónuevamente la Soberanía Nacional; uno de los primeros catedráticos de Medicina en Santo Domingo;Director de la Casa de Beneficencia, hoy Hospital Padre Billini; y Presidente del Juro Médico, instituciónque hacía las veces de Secretaría de Sanidad. (Datos del Profesor E. Ricart, y Tesis del doctoradode Medicina #38, 1941-1942 de F.E. López V.). Dr. Julio André fue un Médico dominicano residente enSantiago que se distinguió durante el sitio de esa Ciudad; prestó servicios al principio al EjércitoEspañol, y después de la evacuación de esa Ciudad sirvió a las fuerzas dominicanas. Formó parte de la Comisión Encargada de Investigaciones sobre la vacuna en 1804. Dr. Emilio Rotelín: Médico italiano que prestó servicios en Santo Domingo, de acuerdo a los escritos del doctor Moscoso Puello. El Dr. Pedro Redondo fue un Médico dominicano quuien ejercia en 1863, en la ciudad capital al igual que el Dr. José Rafael Gómez.
Otro caso es el Dr. José Dolores Valdez: Médico práctico dominicano que ejercía en San Cristóbal. Desde allí tenía relaciones con la gente de la Manigua. Tío del Dr. Heriberto Valdez. (Dato del Dr.Alcides García Lluberes).
El Dr. Ramón Emeterio Betances: Médico dominicano puertorriqueño, íntimamente ligado a la historia del país. Médico del General Luperón. También mencionamos al ilustre ciudadano Francisco Ulises Espaillat: Médico y Farmacéutico práctico dominicano de gran relevancia en la ciudad de Santiago de los Caballeros.
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Un caso interesante era el ¨Dr.Eugenio¨, pseudonimo del general Gregorio Luperon,este héroe de la Restauracion viajaba por el país, y usando una caja de homeopatía bajo el aspecto pacífico demédico, hacía su campaña de propaganda contra la dominación española. (Apuntes Biográficos deLuperón, página #102, Tomo 1). En ese mismo libro se cita al doctor Manuel Ponce de Leon, quien además de su labor como médico fue un político activo y miembro del gobierno provisional tras la retirada de las tropas españolas.
Entre los médicos españoles que vinieron durante el periodo de la Anexion algunos se destacaron, como es el caso del Dr. Antonio Pons y Cardinach: Médico español que ejerció en Cuba primero y luego aquí; atendió un batallón recién llegado de la Península que sufrió una epidemia de Fiebre Amarilla.Se dijo que a su buen servicio se debió que sólo alcanzara una mortalidad de 17% . Este dato presentado por el doctor Ricart es de gran relevancia en esa época.
El doctor AndrésEspala:Médicoespañolque envió importantes reportes a España sobre la situación sanitaria en la Isla, un ejemplo es lo que escribió sobre las fiebres tifoideas: Las fiebres tifoideas, inicialmente raras en la campaña, se tornaron cada vez más frecuentes con el tiempo, saturando los hospitales de campaña y desbordando la capacidad del personal sanitario. La falta de alojamiento adecuado, el uso de bohíos sin ventilación, el hacinamiento de los enfermos en suelos húmedos, y la falta de agua potable y utensilios adecuados para la alimentación e higiene, contribuyeron a un entorno ideal para el desarrollo de estas infecciones. Los síntomas comenzaban muchas veces de forma larvada, con cefalalgia, pervigilio y lumbago, y en cuestión de días se instalaban signos graves como lengua seca, erupciones petequiales, pulso débil y hemorragias pasivas, llevando al paciente rápidamente a la muerte. La imposibilidad de mantener condiciones higiénicas adecuadas y la dispersión de los hospitales dificultaron el control de la enfermedad, que se convirtió en una de las principales causas de muerte entre las tropas peninsulares.
Otros médicos como el doctor Prieto, o Blas de la Maza, o Francisco Forrari asi como también el doctor Ferray se quedaron en el país tras la salida de las tropas españolas ofreciendo sus servicios a los dominicanos. Forrari y Ferray ejercieron por unos años en Santiago de los Caballeros, según las notas del entonces bachiller Alejandro Zapata.