Un edificio saludable es aquel que favorece el bienestar físico, mental y social de sus ocupantes, al tiempo que reduce los riesgos ambientales y sanitarios asociados a la edificación. No se limita a cumplir normativa técnica, sino que va más allá, integrando variables como:

  • Calidad del aire interior (CAI)
  • Ventilación natural o mecánica eficaz
  • Confort térmico e higrotérmico
  • Iluminación natural adecuada
  • Aislamiento acústico efectivo
  • Ausencia de materiales tóxicos o contaminantes.
  • Control de humedad y prevención de moho
  • Diseño biofílico y entorno saludable

Los edificios saludables no solo mejoran la calidad de vida de los ocupantes, sino que también representan una ventaja competitiva en el mercado inmobiliario.

La pandemia de COVID-19 resaltó la importancia de la calidad del aire interior y la ventilación adecuada. Como resultado, muchos países han actualizado sus normativas para mejorar la salubridad de los espacios interiores.

En Europa, el envejecimiento de la población ha llevado a un enfoque en viviendas que promuevan la salud y la autonomía de las personas mayores, integrando características como accesibilidad, iluminación adecuada y control de humedad.

Los criterios ESG transforman la forma en que se invierte en bienes raíces

Los criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) están influyendo en las decisiones de inversión inmobiliaria. Los edificios que priorizan la salud y el bienestar de los ocupantes son cada vez más atractivos para los inversores que buscan activos sostenibles y responsables.

Algunos ejemplos

El gobierno neerlandés ha implementado políticas para promover edificios saludables, incluyendo incentivos para construcciones sostenibles y el uso de materiales naturales. Por ejemplo, Triodos Bank ofrece hipotecas con tasas de interés reducidas para viviendas construidas con materiales biológicos como madera y paja.

La calidad del aire interior es ahora una prioridad en el diseño arquitectónico

Singapur ha desarrollado el esquema de certificación Green Mark, que evalúa la sostenibilidad y la salud de los edificios. Además, ha introducido incentivos financieros para fomentar la adopción de prácticas de construcción verde y saludable.

Boston ha adoptado el estándar WELL para sus edificios públicos, enfocándose en mejorar la calidad del aire, la iluminación y el confort térmico para beneficiar la salud de los ocupantes.

Juan C. Sánchez González

Arquitecto

Doctor Arquitecto. Especialista en Arquitectura Bioclimática y Eficiencia Energética en la Edificación.

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