El dolor y el luto de la familia dominicana, así como la conmoción del país entero ante la tragedia del Yet Set, obliga a que la Semana Santa, como nunca, al recogimiento y a la reflexión.  Aunque vivamos en el mismo lugar por años, la sociedad no es estática, cambia, se transforma. El mundo ha cambiado.  Ahora son otros tiempos.  Es importante pasar un balance y reflexionar sobre ¿Cómo se celebraba antes la Semana Santa y que ocurre ahora?

En dominicana, antes era una semana de profunda reflexión y mucho recogimiento, en una tradición popular donde desde el Jueves Santo en adelante se suspendían todas diversiones cotidianas, incluyendo hasta las relaciones sexuales, matrimonios, cumpleaños, etc., era un tiempo sagrado un tiempo extraordinario, en todos lo pueblos, se cerraban los centros de diversiones, en la radio y luego en la televisión se suspendía toda la música popular, romántica,  sustituyéndose por “música clásica”, que los más profanos llamabamos de “música de muertos”.

Festivides de la iglesia católica en Semana Santa

Es más, en muchos lugares no se trabajaba desde el Jueves Santo, no se cortaban árboles, no se martillaba, estaba prohibido bañarse en la playa, arroyos y ríos, los vehículos no tocaban bocinas y las campanas de la iglesia eran sustituidas por matracas. Los santos se tapaban con una tela morada, todo era lúgubre, no se discutía, no se peleaba y hasta se hablaba pausadamente. ¡El silencio y el recogimiento eran sagrados!

El pueblo seguía religiosamente todas las actividades litúrgicas católica y las iglesias cristianas, evangélicas, anglicanas, etc., las ignoraban. Era como una ciudad europea en la Edad Media.  Todo el pueblo hacía lo que mandaba la liturgia oficial de la iglesia católica, incluyendo a la parte oficial. A nivel popular se desbordada la solidaridad con intercambios gastronómicos donde no se consumía carne y desde el viernes había entre vecinos, amigos y familiares un intercambio de dulces, privilegiándose a la habichuela con dulce, para ser consumidos el Domingo de Resurrección en un ambiente de regocijo y de catarsis familiar.  Con el tiempo, estas costumbres se flexibilizaron y en la actualidad son otras, “mundanas” y “paganas”, con bailes programados y espectáculos artístico elaborados, donde predomina el ron, la cerveza y la playa.

Carnaval Cimarrón de Semana Santa

En diversos lugares del país, a nivel popular se desarrollan desde hace años, manifestaciones culturales que difieren de estas tradiciones cristianas, las cuales habían sido prejuiciadas, discriminadas e invisibilizadas.  Se les rechazaba y se satanizaban porque para algunos se realizan “aprovechando que Jesucristo estaba muerto”.  Además, de que esto son “cosa” de negros, de haitianos”, manifestaciones “irrespetuosas, grotesca y salvajes” que profanan la santidad de estos días sagrados, cuando en realidad son manifestaciones folkloricas, expresiones de la cultura popular, celebraciones dándole gracias al Creador, a la naturaleza y a la vida por  la llegada de la primavera, la cual anuncia esperanzas y buenas nuevas cuando la sequía llega al límite con la presencia de una lluvia apocalíptica que produce mágicamente frutos, flores y sueños para mitigar el hambre. Para sorpresa de los detractores, la cuaresma es la legitimización de un tiempo “sagrado”, de un “tiempo extraordinario” que coincide en exaltaciones con expresiones cristianas. En el mundo de la Semana Santa de hoy, hay varias expresiones folkloricas-culturales que responder a nuevas ideas, a concesiones diferentes que han crecido y que son partes de las realidades de hoy, que existían, que antes estaban invisibilizadas.

El preámbulo de las celebraciones comienza el Miércoles de Ceniza en Miches, donde niños y jóvenes salían con el cuerpo pintado de negro (miel de abejas con carbón triturado), vestidos con falditas elaboradas con pencas de coco, conocidos como los Tiznaos.  En Sombrero y en Las Carreras en Baní también aparecían algunos de estos personajes y en Cotuí, ese mismo día salían por sus calles “La Litera y su Perplejia” y el satírico personaje de “El Mediodía”, un hombre disfrazado de mujer que anunciaba llevar habichuelas con dulce y lo que llevaba como sátira en la cabeza era una batea llena de estiércol de burro. ¡“Llevo habichuelas con dulce”! “Llevo…

Quema del Judas en el cementerio de Cabral, Barahona

Desde hace más de cien años, los jueves antes de la Semana Santa en el sector de Los Morenos del Chaparral, en el Paraje Punta de Villa Mella, comenzando con una novena y una procesión, saliendo de la Av. Mirabal (casa Núm. 44) hasta llegar a Punta, se celebra la fiesta de La Dolorita hasta amanecer el viernes con Palos, Congo y Gagá, en honor a la Virgen de los Dolores.

En ceremonias simbólicas existenciales en júbilo por la llegada de la primavera a partir del Jueves Santo hasta el lunes después del domingo de resurrección podemos encontrar tres modalidades de Gagá en diversos lugares del país.  Podemos ver el Gagá del Ingenio, en San Luis, La Ceja, Matamamón, Boca Chica, Haina etc. con su subida de la silla, bautizo de los trajes y de los instrumentos hasta los desfiles de regocijo.  En Elías Piña está un Gagá teatralizado con el simbolismo de la violación de Teresita que significa el encuentro de la lluvia embarazando a la tierra para que produzca flores, frutos y esperanzas.  Y en el camino de Cabral a Polo, podemos encontrar el Gagá de la montaña en honor de Dambaláh con el arcoíris como símbolo.

En el batey Chicharrón, entre San Pedro de Macorís y Hato Mayor, el Viernes Santo asoman Platanuses, personajes con vestuario de hojas secas de plátano, tanto niños, jóvenes como adultos, al igual que en Cotuí y Luperón.  El domingo de resurrección, en Guaymate, La Romana, en la región Este del país, se produce el encuentro de todos los Gagá de la zona como despedida.

En Elías Piña, El Llano, Cruce de Matayaya y Bánica se puede encontrar a las Máscaras del Diablo, con la tradición de quemar las máscaras al final y sus cenizas recogidas por los protagonistas los cuales las van regándola por los sembrados como un culto a la fertilidad. En la Mesopotamia y sus alrededores, en San Juan de la Maguana, al final de la Semana Santa, podemos encontrarnos con los personajes reciclados con elementos ecológicos como Los Tifúas y los Cocoricamos.  El domingo de resurrección en la Joya y sus alrededores (Guerra) con Los Negros, personajes guardianes de la conducta de los niños y en Cabral, Barahona, con Las Cachúas, el lunes en el cementerio, con la ceremonia más impactante de la cultura popular de la Semana Santa, quemando un Judas como símbolo ritual del triunfo de la vida sobre la muerte.

Estas son las manifestaciones de la cultura popular dominicana durante la Semana Santa hoy, que debemos de reflexionar sobre ella, en una sociedad  que ha cambiado y se ha transformado.