La sensibilidad humana es tan frágil que podemos ser engañados fácilmente. Nos "comemos" todos los cuentos y encima nos hacemos fanáticos de las mentiras, que son la forma de manipularnos.

"Nuestra verdad" realmente no es nuestra, no la creamos, no la encontramos; nos la impusieron con base en el miedo y la fanfarria de unos sueños inalcanzables y siempre soñados.

Anhelamos paz, seguridad, amor y que todo fluya "adecuadamente" en beneficio de la sociedad, que al final es de donde surgimos y con quienes nos mezclamos; sin embargo, vamos viendo cómo el mundo se ha empezado a desbaratar en pedazos en guerras que surgen espontáneamente y, luego de una docena de edificios tumbados, las cosas vuelven a "la normalidad" habitual…

Nos vamos acostumbrando a la destrucción y la vemos tan lejana como cercana que no nos sorprendería que cualquier día de estos nos entierren "de una" en nuestra casa, sin que el hecho perturbe a los vecinos, que nos tirarán una que otra florecita.

La humanidad ha confundido la búsqueda de perfección con una competencia absurda de egos que nos arrastra al desastre

¿Cómo llegamos hasta aquí? Esa pregunta habría que hacérsela a "los extraterrestres" que están manejando el mundo, sí, porque no creo que sean terrícolas los que estén empujando al desorden mundial.

Sé que nosotros ya hemos venido jugando a la guerra desde tiempos cavernícolas, porque "esa condición humana" no hay forma de hacerla entrar en razón y que si aún no hemos destruido todas las posibilidades de existencia es porque no habíamos tenido "los recursos" para hacerlo…

¡Hoy sí contamos, finalmente! Con las armas apropiadas del apocalipsis. Pero seguimos sin la masa cerebral necesaria para entender que una mano es una mano exactamente igual independientemente del color o la raza. Que no son hipopótamos o murciélagos con los que "deberíamos" ponernos de acuerdo para "avanzar" en la incorporación planetaria de "una especie similar"…

Nuestros juegos infantiles siguen promoviendo "al ganador", "al héroe" que haga más que los otros, al que sea "el mejor", como si la vida de todos fuera una constante competencia de egos absurdos que son, precisamente, los que nos están llevando a la catástrofe.

Estamos "clasificados" entre "la izquierda o la derecha", para simplificar, los miles de religiones y dialectos y nacionalismos a los que hemos dado un fanatismo inexplicable y que son las causas de divisiones infinitas que cargan miles de millones de muertos desde hace otros miles de años atrás.

Si los marcianos han promovido esas divisiones, ya están a punto de alcanzar "ese plan maquiavélico" elaborado en el pasado y cuyo fin principal es "la extinción" de la raza humana y la toma del planeta…

Aunque no sé cómo lidiarán con la radiactividad que dejaremos, pero, "qué pendejo soy", me olvidaba de que eran marcianos…

Los marcianos llegaron para destruirnos, pero lo peor es que los vemos hacerlo desde salones presidenciales y posiciones de poder sin que podamos evitarlo, a pesar de que en su juego introdujeron "la democracia" y se supone que "el poder" lo tenemos nosotros…

Los verdaderos invasores no vienen del espacio, sino del poder que manipula desde dentro nuestra fragilidad colectiva

Una de estas mañanas, nos levantaremos y, al abrir las ventanas, nos encontraremos con miles de objetos voladores no identificados sobre nuestras cabezas y gritándonos desde sus audífonos que "tenemos que abandonar nuestras casas".

Pronto el mundo será para ellos solitos, y nosotros seremos deportados a otras galaxias de las que no tenemos la más mínima puta idea de saber cómo sobreviviremos.

Será un reflejo de la forma ingenua como nos manejamos entre nosotros mismos y de los abusos que cometimos buscando "una perfección" escondida en nuestra propia consciencia y a la que nunca le prestamos atención por andar hurgando el cielo en busca de extraterrestres, sin darnos cuenta de que "los marcianos" éramos nosotros. ¡Salud! Mínimo marcianero.

Máximo Caminero

Artista

Máximo Caminero; artista plástico dominicano residente en La Florida. Su labor cultural navega ya por más de treinta años entre la pintura y las letras. Sus escritos tocan temas filosóficos, políticos, cotidianos, anecdóticos o como a él le gusta llamar “Todas Las Puertas”. Autor del libro “Patricio, Todas Las Puertas” novela existencialista con pinceladas de humor y realismo mágico.

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