“Ten el coraje de pensar por ti mismo”, (Immanuel Kant, ¿Qué es la Ilustración?)

Los orígenes de la filosofía occidental están recubiertos en enigmas y misterios insondables. Lo cierto es que, desde una perspectiva marxista, la tradición socrática no pudo haber emergido sin la base material del modo de producción esclavista que sustentaba el ocio de las clases pudientes y dominantes. A estas clases pertenecían los tres filósofos griegos que usualmente son recordados como los más prominentes en los manuales clásicos de filosofía.

El primero de éstos fue Sócrates (470 a.C. – 399 a.C.), nacido en Atenas, hijo de una comadrona, Faenarete, y un escultor, Sofronisco. Formado en el mismo oficio que su padre, el futuro pensador recibió lo que en ese entonces se consideraba la mejor de las instrucciones, posiblemente formándose en el pensamiento de otros filósofos anteriores o contemporáneos a él, como lo fueron Anaxágoras (500 a.C. – 428 a.C.), Parménides (540 a.C. – 470 a.C.) y Pitágoras (572 a.C. – 497 a.C.).

Sócrates nunca participó directamente en la política de su tiempo, pero sí cumplió con los deberes que la clase de los ciudadanos libres se veía obligada a realizar, especialmente el servicio militar. Sócrates sirvió como soldado de infantería en las batallas de Samos (440 a.C.), Potidea (432 a.C.), Delio (424 a.C.) y Anfípolis (422 a.C.), episodios todos de la guerra del Peloponeso contra la ciudad-estado rival de Atenas, Esparta. Según fuentes de la época, se dice que Sócrates dio muestras de gran valentía y serenidad en el transcurso de esas contiendas bélicas.

Heredando algunos bienes de su padre a la hora de su muerte, pudo vivir de manera austera y modesta, sin preocupaciones económicas que le impidieran dedicarse de lleno al pensamiento crítico. Luego de la guerra, se sabe que Sócrates contrajo matrimonio con Jantipa, con quien procreó tres hijos y de quien se conoce poco debido a la escasa importancia que las mujeres tenían en ese momento histórico, ya que no eran consideradas siquiera ciudadanas como sus maridos.

Conocido por la importancia que daba a la ética en el marco de sus teorías sobre la condición humana, Sócrates parece haber sido condenado a muerte en el transcurso del caos político posterior a la guerra contra Esparta, debido a sus asociaciones familiares y de amistad con ciertas figuras políticas de la época. Aunque nunca dejó nada escrito, Sócrates fue dramatizado e inmortalizado por su discípulo Platón (427 a.C. – 347 a.C.) en sus famosos Diálogos.

Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón se preocupó toda su vida por los asuntos políticos, llegando incluso a diseñar un modelo ideal de Estado en su obra La República (aprox. 375 a.C.). Tras la condena a muerte de Sócrates, Platón huyó de Atenas y se apartó de la vida pública, pero sin dejar nunca de reflexionar acerca de los asuntos políticos de su tiempo.

Viajando por el mundo oriental y el sur de Italia, entró en contacto con los discípulos de Pitágoras y asesoró a la corte del rey Dionisio I el Viejo. Capturado y esclavizado por un tiempo por piratas, fue rescatado por un compañero filósofo y logró regresar a Atenas. Fue ahí que fundó una escuela de filosofía, situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia. Esta escuela de Platón fue el modelo para todos los sistemas universitarios de Occidente.

Uno de los discípulos más destacados de la escuela platónica lo fue Aristóteles (384 a.C. – 322 a.C.), quien nació en Estagira, una pequeña localidad macedonia cerca del monte Athos. Su padre era médico de la corte de Amintas II (? – 393 a. c.), padre de Filipo II (382 a. C. – 336 a. C.) de Macedonia y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno (356 a.C. – 323 a.C.). Posiblemente influenciado desde temprano por la medicina de su época, Aristóteles dedicó toda su vida a la investigación experimental y a la ciencia positiva.

En el año 367 a.C., contando los diecisiete años de edad, el joven inquieto fue enviado a estudiar en la escuela de Platón, pero tras el fallecimiento de su maestro en el año 348 a.C., obtuvo eventualmente una posición como tutor de Alejandro Magno, quien fungió como su mecenas y apoyó a Aristóteles en todas sus investigaciones filosóficas y científicas, a menudo proveyéndole de especies raras de plantas y animales para su botánico y zoológico, conseguidas en las conquistas en el exterior.

Sin embargo, eventualmente Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto (370 a.C. – 327 a.C.), lo cual motivó la huida del filósofo hacia Atenas, donde fundó, en el año 334 a.C., una institución pedagógica rival de la escuela platónica, conocida como el Liceo.

Estas peripecias de tres de los más influyentes pensadores atenienses nos recuerda lo difícil que ha sido la indagación del conocimiento científico y filosófico a lo largo de la historia humana, en contextos de luchas políticas y sociales entre distintos bandos de aspirantes al poder y lo accidentado que puede ser para los individuos pensar por sí mismos e intentar hallar la verdad del mundo cuando sociedades atravesadas por profundas desigualdades socioeconómicas exhiben una fuertísima resistencia al cambio.

Gabriel Andrés Baquero

Filósofo

Gabriel Andrés Baquero (n. 1992, Santo Domingo, República Dominicana) es filósofo y escritor. Licenciado en Humanidades y Filosofía por el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (2018) y Magíster en Estudios Caribeños por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (2022), se dedica a la investigación y reflexión sobre temas culturales, históricos y políticos.

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