El señor Presidente de la República, Luis Abinader Corona, en sus discursos de campaña prometió que en un gobierno
suyo, en el país no iba a quedar un inmigrante indocumentado haitiano, porque iba a aplicar la ley de Migración, la cual no se había aplicado.

Durante el gobierno pasado y en el actual se han venido realizando una serie de operativos a través de la Dirección General de Migración (DGM) para la deportación de indocumentados haitianos. Sin embargo, hay lugares que parecen intocables para dicha dirección. Cómo es posible que el actual director de esa institución, el vicealmirante Luis Rafael Lee Ballester no tuviera conocimientos de lo que estaba ocurriendo en el Hoyo de Friusa y en Mata Mosquitos para iniciar un operativo contra los indocumentados. Tuvo que organizarse una marcha y una protesta en contra de lo que allí ocurría para que se actuara en cobsevuencia, con lo que se demuestra que ahí se estaban ocultando acciones indecorosas y delincuenciales.

Se puso como meta las deportaciones de unos 10 mil indocumentados semanales, lo que resulta imposible, pues el país no cuenta con una logística para estas multas.

Los que realmente lograban salir del país, por un lado salían y por el otro ingresaban como perro por su casa, a pesar de la tan cascareada parafernalia del aumento de soldados en la frontera, armamentos preferidos, equipos tecnológicos, drones, aviones, helicópteros, carros y camiones blindados, tanques y los puntos de chequeos anunciados por el gobierno, fruto de la corrupción imperante en los diferentes puntos fronterizos.

Recientemente, en una de las últimas ruedas de prensa semanales, el Presidente Abinader anunció unas 15 medidas para frenar la inmigración ilegal de haitianos , algunas de las cuales se han venido aplicando sin ningún resultado positivo, como el aumento de 1,500 soldados en la frontera, la construcción de 13 kilómetros más del muro fronterizo, incluso algunas de esas medidas en la práctica han sido rechazadas por algunos de sus ministros.

En estos monentos las labores agrícolas del país, de la construcción, las labores domésticas y últimamente las hoteleras, están siendo realizadas por la mano de obra haitiana indocumentada. El propio ministro de Agricultura el señor Limber Cruz expresó hace unos meses que sin la mano de obra haitiana no habría agricultura en el país.

La muestra es la gran cantidad de nacionales haitianos indocumentados que deambulan por todas las provincias y municipios del país. Lamentablemente, la propia Policía Nacional está contribuyendo con la inmigración ilegal de haitianos, pues muchos de sus miembros apresan a los indocumentados, sin corresponderle este trabajo, para exigirles una suma de dinero para ponerlos en libertad.

Entre las anunciadas por el señor Presidente se encuentran también el cobro a las parturientas en las maternidades, su domicilio, así como la exigencia de los documentos de identificación; el control de las viviendas alquiladas a nacionales haitianos indocumentados.

Las mismas se prestan para actos de corrupción y operaciones dolosas. Los ayuntamientos, están obligados a colaborar con su cumplimiento y control, a través de un censo poblacional.

También está la dominicanización del trabajo. Sobre esta medida, el Presidente Abinader propone un aumento salarial de 25% en las zonas francas y un 30% en turismo a los trabajadores. Pero la verdadera dominicanización del trabajo, señor Presidente, solo se logra si se aplica el Artículo 135 del Código Laboral, que exige la aplicación del 80-20, es decir, que por cada 100 trabajadores en una empresa, 80 por lo menos deben ser domimicanos y 20 extranjeros. De lo contrario sería más de lo mismo.

Alfredo Cruz Polanco

Contador Público Autorizado, CPA

Miembro de la Cámara de Cuentas de la República

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