La forma en cómo llega la educación a una sociedad y por medio de quiénes llega, es determinante para el desarrollo de un país, de una nación. Es por ese motivo que hemos querido aprovechar este mes de junio en el que celebramos el Día del Maestro en nuestro país. Aprovecho para compartir algunas reflexiones sobre el “autocuidado” que deben tomar en cuenta estos valiosos profesionales, así como el cuidado y motivación que deben propiciar sus empleadores, optimizando sus horarios de trabajo, tiempo de descanso y remuneración económica.

La labor del maestro demanda de un extraordinario esfuerzo, tanto físico como psicológico. Es bien conocido que gran parte del éxito en el proceso de aprendizaje dependerá de una excelente interacción entre profesor-alumno; esto se da cuando el maestro logra introyectar en su figura como educador actitudes de servicio, sensibilidad, autoridad y actitud crítica frente al estudiantado, pudiendo finalmente proyectar un modo de ser auténticamente empático, que pueda facilitar la comunicación y la interacción entre ambos.

Otra razón por la cual el magisterio amerita de una buena salud mental es el hecho de que estos hombres y mujeres, en muchos casos, pasan la mayor parte del día con nuestros hijos e hijas en las diferentes etapas del desarrollo, como en la educación inicial, media e intermedia, teniendo que asumir un rol más allá del que se estipula en un trabajo ordinario. El maestro, más allá de lo académico, impacta en la vida del estudiante, provocando el interés en el alumno de dar lo mejor de sí en el complejo proceso de aprendizaje.

Por estas razones, que no son las únicas, es por las que tenemos que señalar que uno de los profesionales que deberían tener mejor salud mental son los maestros y maestras desde la educación inicial hasta las de posgrado, obviamente tomando en cuenta las particularidades y necesidades de cada etapa.

Hay que destacar que la carrera de educación en nuestro país es la que cuenta con la mayor matrícula estudiantil a nivel universitario, dato estadístico que, desde una perspectiva social, nos puede llevar ingenuamente a la conclusión de que tenemos asegurado el futuro de la educación en nuestro país. Tal vez fuese así, si pudiéramos asegurar que los que se preparan en esta profesión cuentan con una personalidad saludable que les permitirá un intercambio de conocimientos eficiente, o sea, una buena salud mental.

Entiéndase por salud mental el bienestar emocional, psicológico y social de una persona; la salud mental se manifiesta en la forma en como pensamos, sentimos, actuamos y nos relacionamos con los demás. Es fundamental para el bienestar general y la capacidad de funcionar eficazmente en la cotidianidad.

Los indicadores de salud mental en maestros son los mismos que pueden ser evaluados en otros profesionales; estos pueden incluir síntomas como irritabilidad, tristeza, agotamiento emocional, dificultad para concentrarse y problemas de sueño. También puede observarse distanciamiento social, pérdida de interés en actividades placenteras y sentimientos de frustración o desesperanza, problemas gastrointestinales, dolor de cabeza, tensión muscular y otros problemas relacionados con estrés y su somatización.

La semana próxima continuaremos con este tema.

Pedro José Vásquez

Psicólogo y educador

Pedro José Vásquez Castillo, M.A. Psicólogo clínico, profesor universitario, terapeuta familiar y de pareja. En los últimos años de ejercicio profesional se ha concentrado en PTSD, TCA y suicidios. Consulta privada en Hospiten Santo Domingo.

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