En 1943 el artículo primero de la 617 de 1941 fue modificado para que estableciera que: “A partir de la vigencia de la presente ley, los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo, que reciban su título, no podrán obtener el exequatur para el ejercicio de su profesión en la República Dominicana, sino cuando hayan prestado seis meses por lo menos de servicio en algún hospital del estado, antes de su graduación como estudiantes de quinto o sexto año, y además un año por lo menos de servicio, después de la graduación, en la cabecera de una Común o un Distrito o en una sección municipal de mil habitantes como mínimo, en las cuales no residan médicos graduados”. Como vemos, la idea de la pasantía era la de ofrecer servicios en donde no hubiera médicos en ejercicio. En muchas ocasiones se trataba de combatir también a los curanderos o no médicos que ofrecían servicios y vendían medicinas a la población, sin ningún tipo de control. En 1945, la Ley fue modificada de nuevo para agregar un párrafo al artículo primero, que decía: “Podrán ser exonerados de las disposiciones de la presente ley, los médicos recién graduados de la Universidad de Santo Domingo, que después de recibir su diploma hayan cursado estudios de postgraduados en alguna universidad o institución extranjera sobre alguna especialidad necesaria y cuyos servicios profesionales sean imprescindibles para el país a juicio de la Secretaría de Sanidad y Asistencia Pública, siempre que posean un Diploma o Certificado expedido por dicha Universidad o Institución que acredite los estudios realizados en la especialidad que se trate”. Esta situación se producía en momentos en que en nuestro país no existían residencias de especialización en las diferentes áreas de la medicina. Debido a la dificultad que la dictadura imponía a cualquier tipo de organización, entre ellas las Sociedades Especializadas, el desarrollo de estas fue muy tardío en relación con otros países de América. El ofrecer la posibilidad de que un médico recién graduado pudiera acreditar su formación como especialista en lugar de permanecer por un año en el país abrió las puertas a que empezara la formación de ese tipo en el exterior. México, España y Estados Unidos fueron los destinos de muchos de esos médicos que aprovecharon la ocasión. Por otro lado, seguía la formación de médicos en aumento en la Universidad de Santo Domingo, que en ese año estrenó nuevas edificaciones.

En estos días se discute en el poder legislativo llevar la pasantía médica de ley a seis meses, tal como era en 1943. En 1970, nuestro país tenía cerca de mil médicos y en la actualidad contamos con más de cuarenta mil profesionales. La intención de la pasantía era originalmente proveer servicios de salud a comunidades en donde no existía personal sanitario. Más adelante, en el tiempo, la pasantía servía para que los médicos recién graduados cumplieran con un servicio social en poblaciones poco favorecidas. Al observar la evolución de nuestra salud y los perfiles de los egresados de nuestras universidades, es muy importante que nuestros jóvenes médicos participen en las acciones comunitarias.

Es posible ofrecer esos servicios dentro de los años de la formación del médico en las universidades y así evitar que el estudiante tenga que esperar más de un año para poder iniciar su formación como especialista. Necesitamos en nuestro sistema sanitario la presencia de médicos de atención primaria o familiares. Una propuesta sería que los recién graduados pudieran acceder a la formación en medicina familiar inmediatamente y que los que lo deseen realicen una pasantía voluntaria en lo que se preparan para otras especialidades.

Herbert Stern

Médico, Oftalmólogo

Médico oftalmólogo, que ha escrito la más completa enciclopedia de la medicina dominicana.

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