Lo que la modernidad presentifica en su desarrollo artístico se reconoce como producción, mediación y percepción estético-sensible. La visión que sitúa el producto estético-artístico implica una relación variada de contenidos, lenguajes, formas y fórmulas de creación.
Desde Kant, la estética se ha constituido en el espacio-tiempo donde la experiencia y la visión referencial participan también de la mirada del sujeto estético y antropológico. Esto quiere decir que toda crítica del juicio y a la vez de la experiencia sublime y estética se nutre de una concepción fundante y a la vez de un proceso de reflexión, donde lo crítico y la crítica se posicionan en la vida misma de lo humano.
Existe en la concepción de la historia una ligazón con la ciencia de la creación y con la poética antigua. Esto da lugar a una visión fundante donde el hombre es el principal valor de la cultura y a la vez del universo.
Theodor Adorno se ha referido a una filosofía y a una estética de la música en el marco de una historia general de la sociedad y las ideas.
El juicio en torno a una filosofía de la historia universal se funda, según Hegel, en una evolución y a la vez en una concepción del hecho histórico-artístico en su forma-desarrollo y productividad; todo lo cual hará posible la comprensión de la obra en la teoría y práctica de la evolución de la cultura.
Hegel contribuyó con la idea de una estética fijada en la dialéctica de los objetivos, de lo externo y lo interno, de lo lógico y lo histórico, del pensamiento y del lenguaje. Es en la estética y la filosofía del arte de Hegel donde podemos observar una cadena y el vínculo entre la idea y lo real, lo material y lo espiritual.
El principio de la unidad de las artes está ligado al principio de la unidad de la razón y la institución. Este argumento tiene sus consecuencias al estudiar la visión dialéctica e integral del orden estético. Un reflejo de esta idea se puede encontrar en las Tesis sobre Feuerbach de Marx.
A partir de los aportes de la izquierda hegeliana y como resultado de un desarrollo ascendente de las ideas estéticas, filosóficas y políticas, asistimos a un nuevo posicionamiento del arte de los albores de la tardomodernidad. Todo lo cual admite un cambio de transmisión y producción subjetivos que motivan un orden dialéctico del pensamiento y lo real.
- ¿Cómo se reconoce lo que la modernidad se presentifica en su desarrollo artístico?
- ¿Qué implica la visión que sitúa el producto estético-artístico?
- ¿Cómo se ha constituido la estética desde Kant según la experiencia y la visión referencial del sujeto nouménico y antropológico?
- ¿A qué dio lugar la concepción de la historia según Hegel, cuando planteó que existe una ligazón con la creación y con la poética antigua?
- ¿En qué se fundamenta el juicio en torno a una filosofía de la historia universal?
- ¿Qué hará posible una concepción del hecho artístico en su forma de desarrollo y productividad?
- Observar una cadena o vínculo entre lo imperial y lo real; lo material y espiritual según la idea con la que contribuyó Hegel.
- ¿A qué está ligado el principio de unidades de las artes?
- ¿Qué sucede a partir y como resultado de que asistimos a un nuevo posicionamiento del arte en los albores de la contemporaneidad?
- ¿Qué admite un desarrollo ascendente de las ideas estéticas, filosóficas y poéticas en este sentido?
Los principios artísticos que explican la experiencia estética (M. Dufrenne) surgen del sujeto mismo de la obra de arte. El lenguaje del arte es una mediación y a la vez un modo general y específico de comunicación y significación. La intencionalidad de toda obra de arte es la que singulariza al autor de la misma.
La obra de arte es un producto percepto-sensible e imaginario y, por lo tanto, la misma produce un efecto particular y general. Tanto el creador de una obra de arte como el receptor de la misma se justifican en una concepción del arte, el espíritu y la sociedad.
Theodor Adorno se ha referido a una filosofía y a una estética de la música en el marco de una historia general de la sociedad y las ideas. Los escritos de Walter Benjamin sobre la crítica de arte en el romanticismo evocan una condición de lo artístico denominada aurática, esto es, reflexiva, comunicadora y contemplativa en el contexto de producción social y cultural.
Para Walter Benjamin, “los orígenes del drama barroco alemán” tienen sus fuertes raíces en el universo de los mitos fundamentales de la literatura y el teatro.
Todas las poéticas del clasicismo tienen sus fuentes en los modelos e imágenes de la antigua Grecia, Roma y el Renacimiento, de tal manera que las visiones que se conciben a partir del concepto de civilización, educación y cultura, que implican un universo de formas armónicas y equilibradas propias de la tradición occidental.
Existe una dialéctica de la imagen clásica y la moderna. La estética clásica y la moderna, el orden clásico y el moderno se fundamentan en una filosofía y una dialéctica de las formas sensibles. Lo que consolida esta dialéctica es el principio de contradicción y de creación. El argumento sobre la belleza en la Grecia clásica cobra su valor en toda la travesía del humanismo occidental (paideia griega, según Werner Jaeger), de tal manera que lo que se llevó a cabo en el Renacimiento no fue más que una reproducción y a la vez una invención del concepto de belleza.
Desde el punto de vista de la estética romántica, lo mítico y la melancolía se interpretaron como fuentes de creación y asimilación del alma angelical. El elemento sublime sitúa en el orden psicológico y sensible una experiencia resplandeciente desde el arte y lo artístico.
La estética se ha constituido en el espacio-tiempo donde la experiencia y la visión referencial participan también de la mirada del sujeto estético y antropológico
El fundamento de El alma romántica y el sueño según Albert Beguin, como posibilidad de división del arte y de lo artístico, de tal manera que el sujeto dinámico de la obra de arte se reconoce en las posibilidades de un tipo general y particular de creación artística.
La dinámica del arte se presenta como dialéctica de la productividad y de la significación del producto artístico. En este sentido, toda dialéctica del arte es también una dialéctica de la recepción, pues la obra no alcanza plenitud sin la tensión entre la intención creadora y la interpretación que la actualiza en cada experiencia estética.
En la retórica y la estética de Giambattista Vico, las edades sensibles son edades del hombre y de la creación a través del arte. Por tanto, la obra, el autor y el destinatario o receptor se reconocen como los ejes del fundamento estético y expresivo.
Compartir esta nota
