1. Wright Mills (1916-1962) fue uno de los más grandes pioneros de la sociología estadounidense. Junto a Hans H. Gerth (1908-1978), aplicó y difundió las teorías de Max Weber (1864-1920). Recibió su doctorado por la Universidad de Wisconsin en 1941 y se unió a la facultad de sociología de la Universidad de Columbia en 1946. Contra el conformismo y la complacencia interesada de los cientistas sociales de su época, defendió siempre la noción de que la sociología debía ser una ciencia comprometida con la responsabilidad social.

Mills dedicó toda su vida al estudio de la estratificación social y sus impactos políticos por medio de la diferenciación weberiana entre clase, estatus y poder. En obras como The New Men of Power, America’s Labor Leaders (1948), White Collar (1951) y, sobre todo, The Power Elite (1956), analizó y desentrañó los vínculos entre las clases dominantes o élites de los grandes negocios, el gobierno y los líderes militares en Estados Unidos, cuyas acciones y decisiones tienen consecuencias significativas.

Sin embargo, aquí deseo destacar otra obra importante de este gran sociólogo: La imaginación sociológica (1959). En ella, Mills abunda sobre la capacidad de percibir las conexiones entre las experiencias personales y biográficas de los individuos con las fuerzas sociales, históricas y estructurales más amplias que determinan sus vidas. Para Mills, lo personal y lo público están siempre íntimamente ligados, y para comprender la vida de una persona no basta con conocer sus circunstancias privadas. Se necesita, además, situar esa vida en su contexto histórico y social.

Para explicar mejor esto, el sociólogo estadounidense acuñó dos conceptos: inquietudes privadas y problemas públicos. Las primeras vendrían a ser aquellas circunstancias difíciles que afectan a un individuo y que éste atribuye a su propia falla personal, mientras que los segundos serían los asuntos que trascienden al individuo y que tienen más que ver con las estructuras de poder de la sociedad.

En una sociedad como la dominicana contemporánea, en la cual circulan discursos de toda clase que justifican el statu quo, como la necesidad de las y los jóvenes “superarse” y la importancia de “no coger lucha”, la perspectiva sociológica de Mills es más necesaria que nunca; cuando las políticas neoliberales salvajes implementadas por los sucesivos gobiernos posteriores a los últimos diez años de Joaquín Balaguer (1906-2002), que culminaron en 1996 con el desafortunado pacto entre el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) —encabezado en ese entonces por Leonel Fernández (n. 1953)— y las fuerzas retrógradas del balaguerismo condujeron a la traición final del ideario boschista de ese partido.

Bajo esos gobiernos corruptos del PLD, profesionales de la Medicina comenzaron a advertir que el suicidio es la segunda causa de muerte entra la juventud dominicana[1]. Con la llegada del Partido Revolucionario Moderno (PRM) al poder, esta situación no ha mejorado, ya que éste —contrario a toda la propaganda que emiten sus seguidores y militantes— ha representado la continuidad y no la ruptura con esas mismas políticas públicas neoliberales y prácticas corruptas, clientelares y nepotistas que han marcado a la República Dominicana por décadas.

Sin embargo, estas deprimentes tasas de suicidio entre la juventud dominicana no deben leerse meramente como un problema de salud mental. Son, además, un síntoma social en una sociedad prácticamente en vía de pleno colapso, sin importar lo que digan los índices y las cifras maquilladas de “crecimiento” y “progreso” económico. El hecho es que la riqueza que generan las dominicanas y los dominicanos con el sudor de su frente no se refleja en mejoría de calidad de vida para éstos, debido a esas mismas políticas y prácticas mencionadas anteriormente.

Y he ahí que reside la importancia clave de la imaginación sociológica de C. Wright Mills: pues, el día en que esa misma juventud dominicana se percate de que su sufrimiento individual no lo es meramente, sino que también está vinculado a unas estructuras de poder injustas, opresivas y explotadoras, podría transformarse en una fuerza imparable de transformación social que verdaderamente atente contra los intereses de esas mismas élites de poder analizadas y criticadas científicamente por el gran Mills. En ese momento, estas y estos jóvenes se darán cuenta de que su dolor puede convertirse en fuente de conocimiento humanístico y científico (tal como hizo el filósofo e historiador de las ideas Michel Foucault) y que la sociología es nada más ni nada menos que un arte marcial, como diría Pierre Bourdieu.

[1] El suicidio es la segunda causa de muerte en los adolescentes

Gabriel Andrés Baquero

Filósofo

Gabriel Andrés Baquero (n. 1992, Santo Domingo, República Dominicana) es filósofo y escritor. Licenciado en Humanidades y Filosofía por el Instituto Superior Pedro Francisco Bonó (2018) y Magíster en Estudios Caribeños por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (2022), se dedica a la investigación y reflexión sobre temas culturales, históricos y políticos.

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