La elección de un nuevo papa ha llevado a que se toquen los temas de la religión y la política; muchas personas se preguntan sobre el papel de la Iglesia católica en nuestro tiempo. No cabe duda que la Iglesia se encuentra hoy entre la espada y la pared: las fuerzas conservadoras en auge procuran atraerla a su posición política mientras que las liberales hacen lo propio, aunque debilitados. La gestión del papa Francisco al frente del Estado del Vaticano ha dejado un legado cercano a los pobres que algunos quieren romper y otros que se continue. Por su trayectoria religiosa en Perú y su identificación con los pobres lleva a que algunos analistas piensen que Leo XIV seguirá tras las huellas del papa Francisco, pero tenemos que esperar cierto tiempo para que se pueda pasar del dicho al hecho. En esta breve explosión se define los conceptos de cristiandad y cristianismo para entender el papel de la Iglesia católica en el mundo contemporáneo.

El concepto de cristiandad se refiere a la relación de la Iglesia católica con el poder político. Cuando Constantino accede al poder en Roma en el siglo cuarto de nuestra era empieza la relación formal de la Iglesia con el poder político. Hasta entonces, esta era perseguida por el poder de los emperadores romanos y los cristianos se refugiaban en catacumbas y usaban un pez como el símbolo que les unía. El pez como símbolo de unidad cristiana se puede observar en las ruinas de las catacumbas en Europa. No era la cruz lo que los unía en esos tiempos de persecución. En verdad, para los cristianos de esos tiempos la cruz era como la silla eléctrica en la época contemporánea. Ahora bien, luego del reconocimiento de la Iglesia por Constantino, poco a poco, los cristianos empezaron a usar la cruz como símbolo de unidad, pero esta costumbre tardaría muchos años en convertirse en el símbolo de identidad. En síntesis, la cristiandad significó un gran giro político para la Iglesia pasando está a convertirse en la religión oficial del Imperio romano. En su nuevo estatus, la Iglesia pasó de ser perseguida a ser perseguidora.

En el caso de América Latina, en la época colonial reinó un sistema político en el cual se solapaban el poder de los reinos de España y Portugal y los virreyes que les representaban. En este sistema había una relación de cristiandad entre la Iglesia y esos reinos. En el caso de los dominios del reino de España en las Indias Occidentales, como se conocía a América Latina durante la época colonial, la cristiandad se reguló a través del Real Patronato, un convenio firmado entre la Corona española y el Vaticano en 1524. Según este acuerdo, la Corona española presentaba una terna de candidatos para ser obispos y arzobispos en las colonias y de esta el Papa escogía a los que se enviarían a las colonias. Al concretarse la Independencia de la región a principios del siglo XIX se rompió el sistema de cristiandad y se pasó a una nueva cristiandad en la cual el Vaticano tenía que relacionarse por separado con cada uno de los Estados nación que se crearon.

En la generalidad de las naciones latinoamericanas la Iglesia logró desarrollar una nueva cristiandad, pero en la cual dependía económicamente de los nuevos Estados. Sin embargo, en el caso de México hubo una ruptura con la Iglesia debido a las reformas liberales del presidente Benito Juárez (1858-1861 y 1867-1872), pero la Iglesia rápidamente supo ajustarse a la nueva realidad. Posteriormente, durante la dictadura de Porfirio Diaz (1875-1910), la Iglesia afianzó su relación con dicho régimen, pero subordinándose. Contrariamente a lo deseado por la Iglesia durante la Revolución Mexicana (1910-1940) se implantó la educación laica. La Iglesia se opuso a esta medida e incluso animó la llamada Guerra de los Cristeros (1926-1929), pero finalmente tuvo que aceptar que la educación pública fuera laica y gratuita. En Guatemala, durante la gestión de Justo Rufino Barrios (1871), el gobierno expulsó a los jesuitas y al obispo, y redujo el poder de la Iglesia y prohibió las procesiones públicas. En Cuba, la Revolución socialista en 1959 expulsó a los sacerdotes que apoyaban la contrarevolución y redujo el poder de la Iglesia en su conjunto.

El concepto de cristianismo se refiere a la dimensión religiosa de la actividad de la Iglesia católica. En este aspecto la Iglesia se puede valorar en sus dimensiones espirituales y humanas. La dimensión espiritual es lo que vincula a la Iglesia con Dios y le define su misión en la Tierra para preparar a los cristianos para la vida después de la muerte. Según esta dimensión, la aspiración esencial de un cristiano es prepararse para ir al cielo, a la Ciudad de Dios como la definió San Agustín, uno de los padres de la Iglesia católica.

En vista de que el cristianismo es una religión de salvación y que el cristiano tiene que realizar su preparación en la Tierra, éste tiene que vincularse con la dimensión humana, es decir, la vida política y social. Este es un gran reto para un cristiano latinoamericano porque su realidad de pobreza no le proporciona las condiciones necesarias para prepararse para la tan codiciada salvación. Cabe, entonces, preguntarse en qué medida y de qué manera el papa Leo XIV podrá luchar a favor de los menos favorecidos en el contexto de nueva cristiandad matizada por el auge de la derecha conservadora a nivel mundial. Cae por su propio peso que la Iglesia no podrá realizar esta tarea por si sola, sino que tendrá que buscar aliados que comulguen con su lucha a favor del pobretariado del mundo como le ha llamado Frei Beto, el teólogo brasileño.

Emelio Betances

Emelio Betances tiene un doctorado en sociología por la Rutgers, the State University of New Jersey (1989) y se ha desempeñado como catedrático de sociología en la Universidad Autónoma de Puebla y la City University of New York (1982-1990). En 1990, funda el Programa de Estudios Latinoamericanos en Gettysburg College y lo dirige por 10 años. Luego se dedica a la docencia y la investigación sociológica. Sus publicaciones incluyen: State and Society in the Dominican Republic (Westview Press, 1995), En busca de la ciudadanía: los movimientos sociales y la democratización en la República Dominicana (Archivo General de la Nación, 2016), La Iglesia católica y la política del poder en América Latina: El caso dominicano en perspectiva comparada (segunda edición en español, Funglode, 2017) y, en colaboración con el Dr. Carlos Figueroa-Ibarra, compiló Popular Sovereignty and Constituent Power: Democray from Below (Palgrave/Mcmillan, 2016). En la actualidad, el Dr. Betances realiza una investigación sobre el movimiento magisterial en México.

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