Cuando en el año 1997 se produjo la renovación de la Suprema Corte de Justicia con la toma de posesión de los primeros jueces designados por el Consejo Nacional de la Magistratura, se produjo una revolución en el Poder Judicial, porque se eliminaron las viejas estructuras, se crearon nuevos organismos y fue cuando en verdad apareció un Poder Judicial independiente. Con autonomía administrativa.

Don Pablo Garrido fue una pieza clave en las labores que precedieron a esa transformación de lo que hasta ese momento no era más que un simple servicio judicial.

A él le correspondió, como Director General de la Carrera Judicial, participar en las comisiones que elaboraron y discutieron los diversos reglamentos que normarían la labor de los jueces y empleados del Poder Judicial, tales como Reglamento de la Carrera Judicial, Reglamento de la Carrera Judicial Administrativa, Reglamento del Plan de Pensiones y Retiros, Reglamento de Evaluación y de Escalafón, entre otros.

Fue el gran colaborador para facilitar la logística que necesitaban los jueces y funcionarios judiciales para el mejor desempeño de sus funciones, facilitando a tiempo las herramientas que se necesitaban para ello.

Su mayor legado fue imponer disciplina, respeto institucional y apoyo logístico a jueces y funcionarios judiciales

Pero su mayor contribución al mejor funcionamiento del Poder Judicial fue coadyuvar a la disciplina y el respeto a la institucionalidad de los empleados y funcionarios judiciales y proporcionar el apoyo a los magistrados para que lo impusieran en el personal bajo su dependencia.

En el plano personal, puedo afirmar que la Junta de Pensiones del Poder Judicial, de la cual los dos éramos miembros, funcionó cabalmente, gracias a los grandes esfuerzos que él realizaba para que se cumplieran con las citaciones, referimientos y obtención de la documentación correspondiente a cada caso que conociéramos.

Don Pablo Garrido fue un funcionario eficiente, respetuoso y responsable que dio lustre al Poder Judicial, con el cual solo tuve una gran diferencia y fue su fallido intento de hacer creer que mis años de existencia eran mayores que los suyos; por eso nada es más justo que este reconocimiento que, por su trayectoria en el Poder Judicial, se le rinde en el día de hoy.

Felicitaciones, don Pablo.

Julio Aníbal Suárez

Abogado

Ex miembro de la Suprema Corte de Justicia

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