El historiador Alejandro Paulino Ramos señala en su libro titulado La dictadura de Trujillo que la “Guardia Universitaria Presidente Trujillo”, reapareció en 1958, cuando “la dictadura la rescató del olvido y refundó con los mismos fines paramilitares, en especial para contener la protesta estudiantil clandestina, que influenciada por movimientos democráticos regionales y motivada por la situación de crisis económica y política vivida por la dictadura, comenzó a surgir como señal de resistencia. La Guardia reapareció en 1958 para reprimir y controlar el brote disidente”.

En su estudio, Paulino Ramos retomó el testimonio del economista José Cordero Michel quien en su libro póstumo “Análisis de la Era de Trujillo” donde nos indica que la Guardia Universitaria era “una organización paramilitar en la que están enrolados todos los estudiantes de la Universidad de Santo Domingo. Sus funciones son las de mantener una vigilancia constante sobre los estudiantes, disciplinarios militarmente y movilizarlos para los actos políticos de la dictadura”. Agregó además el hermano del Dr. Emilio Cordero Michel que “todos los estudiantes de las Escuelas Primarias y Secundarias—sean públicas o privadas” fueron “entrenados por soldados el Ejército para los grandes desfiles”. De esta forma, se pudieron integrar al organismo paramilitar a “los estudiantes de las Escuelas Normales y Liceos Secundarios del país”.

En el editorial del periódico El 1j4, del 7 de febrero de 1962, titulado El Oscurecimiento Político y la Universidad, se hizo una interesante descripción sobre el ambiente que existía en la única casa de estudios superior en el país. De acuerdo con el diario del partido liderado por Manolo Tavárez: “La Universidad de Santo Domingo fue, en medio de la espesa noche del Trujillato, un campo de persecución política en el sentido más común que podía exhibir la tiranía, sino también un típico escenario medieval de no solo el repertorio de la represión de las ideas —ideas en el sentido más humanístico de la palabra— al cual se habían incorporado todas las técnicas del terror y el oscurantismo político moderno. Nuestro máximo establecimiento docente se vió así desmantelado de todo vestigio que hiciese recordar el más ligero clima de profundidad humanística y solemnidad universitaria, para convertirse en un campo de bandidaje político destinado a pervertir el alma de nuestra juventud y a deformar y decretar una orfandad en el espíritu de los hombres que salieran de sus aulas con la enorme responsabilidad —responsabilidad humana y social— de estar investidos con un título académico”.

“¿Y cuáles fueron los métodos utilizados por los esbirros y torturadores intelectuales de la tiranía —más despreciables aún que los de La "40” —para asolar la Universidad? Se degollaron los programas de estudio de toda materia política, económica, filosófica, de naturaleza crítica, revolucionaria, socialista o simplemente liberal y se proscribieron decenas de textos y obras contentivas de muchas de las preocupaciones fundamentales que el hombre ha logrado sistematizar tras veinte siglos de cultura. Se decretó el aislamiento criminal de nuestro estudiantado de toda la población universitaria del inundo. Fue rebajada la majestad y profundidad del estudio con la adopción rutinaria de textos superficiales, aún sin que se tratara de materias. Vinculadas directamente con la política y se introdujeron disciplinas y personeros de la cátedra con el propósito de imprimirle a la labor docente un carácter inquisitorial y regresivo. Después, y sobre todo este vandalismo militante, se cometió la felonía de proclamar el guiñapo universitario—y sin que esto provocara el mínimo rubor, es bueno recordarlo— como una "universidad representativa de las más puras y añejas esencias de la cristiandad y la hispanidad". Finalmente se decretó "comunista" a todo estudiante que se opusiera a la tiranía trujillista o a todo aquel que mantuviera simplemente una actitud dialéctica o alguna visión polémica respecto de cualquier tipo de asunto. Todo el que no dormía en la ciénaga del servilismo o el que no anidaba en la sombra del prejuicio y la mentalidad de brujería frente a la problemática filosófica y política del hombre de nuestro tiempo, era tratado por los agentes del oscurantismo como el réprobo o el parricida”.

“Un cuadro semejante funcionando durante varios años ha tenido que producir sus inevitables consecuencias. ¿Cuáles son ellas? En primer lugar, la de producir un número de profesionales, no sólo deficientes, sino huérfanos por completo de formación política y humanística y carentes de la sensibilidad social y humana que remata en todas partes del mundo el pendón académico. Por otra parte, y a despecho del coraje indómito y patriótico demostrado por nuestros estudiantes universitarios, la de haber acumulado una mentalidad de brujería, un oscurantismo y un terror casi místico ante simples palabras, ideas o actitudes que parece colgar de cada puerta universitaria y respirarse en la atmósfera de cada pasillo o aula”. En el artículo titulado "Amín era ejemplar" publicado en el periódico El Nacional del 25 de septiembre de 1970, el periodista Raúl Pérez Peña -Bacho- describe su relación con Amín Abel Hasbún, la cual nos ayuda a entender el ambiente universitario que había antes de la muerte de Trujillo. Bacho nos dice “Lo conocí en 1960, hace 10 años. Estudiábamos el primer año de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura.  Era la época de la decadencia de la tiranía trujillista, pero también era la época en que más jóvenes universitarios salían o eran sacados de las aulas para ir a parar a "La 40″ ó "El 9″. Ello implicaba recelo, suma discreción, sobre todo en aquellos estudiantes con inquietudes o actividad antitrujillista”.

Se recuerda que tras la redada que organizó el Servicio de Inteligencia Militar -SIM-, iniciándose el 11 de enero de 1960 en todo el país para descabezar el Movimiento Clandestino 14 de Junio en la búsqueda de sus principales dirigentes, Roberto Cassá nos dice que “fueron apresadas más de 400 personas, de las cuales varias decenas fueron liberadas a los días u horas, aparentemente a causa de la decisión de Johny Abbes de detener la redada. De ellos, entre 50 y 80 fueron ejecutados en La Cuarenta y El Nueve; cerca de 300 fueron sometidos a la Justicia y algunos de estos luego asesinados”. A nivel territorial, la composición geográfica de los estudiantes detenidos del Movimiento Clandestino que registraron esta categoría en la declaración escrita sometida a la Justicia fue la siguiente: Santo Domingo (34), Montecristi (8), Santiago (8), San Juan de la Maguana (4), Valverde (3), Hermanas Mirabal (2), Baní (2), San Francisco de Macorís (1), Puerto Plata (1), La Vega (1), Barahona (1).

En lo que refiere a la categoría “etaria” se aprecia una gran incidencia de la juventud, ya que el 81% de los miembros no pasaba de los 30 años, véase: 20 o menos (21), 21 a 25 años (32), 26 a 30 años (8),y 36 a 40 años (1) A nivel general, en la estructura sociolaboral se aprecia una composición muy variada compuesta principalmente por estudiantes (65), seguidos de empleados privados, públicos, oficinistas (59); agricultores, obreros, mecánicos (45), profesionales universitarios (38); hacendados, propietarios, industriales, comerciantes (19) trabajadores por cuenta propia (24), entre otros. A partir de la composición social, ocupacional y etaria de los implicados, Ramfis Trujillo calificó, según Tony Raful, a los jóvenes del Movimiento Revolucionario 14 de Junio como “señoritos de alta suciedad” cuando despedía a la alta oficialidad de la Aviación Militar Dominicana, con motivo de su viaje hacia Europa el 6 de agosto de 1960.

Raúl Pérez Peña (Bacho)

Periodista

Raúl Pérez Peña (Bacho). Periodista.

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