En democracia, la oposición política es tan importante como el propio gobierno, ya que esta contribuye a generar equilibrios en la construcción de las relaciones de poder, fiscalizando las acciones gubernamentales y generando otras alternativas para la ciudadanía.
Sin embargo, cuando parte del ejercicio de la oposición se basa en prácticas extractivistas, esto es, la búsqueda del propio beneficio político, independientemente del impacto en el colectivo, se lesiona el principal objetivo de las democracias, que es la construcción y protección del bienestar de la sociedad. Es así que, en los últimos meses, tanto el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) como la Fuerza del Pueblo han apostado a la desestabilización de la macroeconomía, para lo cual iniciaron una campaña que busca generar incertidumbre sobre la tasa del dólar.
A pesar de las terribles predicciones del PLD y la Fuerza del Pueblo, se moderó la volatilidad del mercado cambiario, observándose una depreciación acumulada del peso dominicano en torno a 2% al cierre de septiembre, mientras la inflación registró una variación mensual de 0.34 %. Con este resultado, la inflación acumulada en enero-septiembre se ubicó en 3.76 %, manteniéndose dentro del rango meta del Programa Monetario de 4.0 % ± 1.0 %, y se encuentra entre las más bajas de las economías no dolarizadas de América Latina.
La incertidumbre económica ha sido utilizada como herramienta política para desestabilizar sin fundamentos técnicos sólidos
En el afán de generar estrés en el mercado cambiario, los opositores obviaron tanto la incertidumbre como las restricciones financieras a nivel internacional, que ralentizaron el crecimiento económico. Si bien en el período enero-agosto se registró una expansión de la actividad de 2.3 %, se espera que alcance una expansión de 3.0 % a fines de año, superior al crecimiento esperado de la región de 2.2 % para el 2025.
Pero esto no es nuevo, ya que a lo largo de los gobiernos peledeístas se lesionó de manera grave la institucionalidad democrática, con la cooptación de las altas cortes, introduciendo dirigentes de dicho partido y personas que les garantizaban lealtad. Así mismo, se instaló toda una red de corrupción cuyos tentáculos, aparentemente, solo se detuvieron en las puertas de los despachos de Leonel Fernández y Danilo Medina. Dicha red de corrupción tenía como objetivo principal la propia reproducción en el poder, lo que quedó evidenciado con el caso Odebrecht, con el cual se estableció el vínculo directo entre ciertos asesores de campaña brasileros y el otorgamiento de contratos por parte del Estado dominicano.
Pero el extractivismo no se limita al tratamiento de los otros. Sus propios pares son víctimas sistemáticas de dichas prácticas, ya que, la imposibilidad de compartir espacios de poder llevó a la división de la que fuera la principal fuerza política del país, reduciendo al PLD a su mínima expresión, como resultado de las terribles decisiones de su principal líder, Danilo Medina, que ha elegido los peores candidatos a la Presidencia, con tal de retener su influencia en dicha organización; mientras en la Fuerza del Pueblo sus dirigentes tienen un techo de acero sobre sus cabezas, que impedirá su crecimiento político, más allá de la senaduría, ya que solo los que forman parte de la familia inmediata de su principal líder tienen la posibilidad de aspirar a la Presidencia de la República.
La democracia, más allá de lo electoral, se basa en el uso constante de los medios democráticos, exigiendo transparencia a quienes gobiernan y utilizando el espacio público para relevar una crítica honesta, que tenga siempre en su centro el interés colectivo.
Compartir esta nota