Debería empezar este trabajo, y de hecho lo hago, agradeciendo a Acento y a Fausto por abrirme un espacio en este prestigioso medio de comunicación de mi país, en el que inicié mis escritos con un artículo, en fecha 7 de julio de 2019, con el título “Promover la esperanza desde la nación”.
Cuando pensé en este título, impactado en la emoción ante el hecho positivo de que Fausto aceptara mi petición de escribir semanalmente en Acento, yo que no tenía vocación de articulista, pero sí el oficio de comunicar y orientar, tal como lo ejerzo en mi magisterio en las aulas universitarias y en las calles de mi país; lo hice porque creo que el Estado dominicano debería tener programas de educación ciudadana para crear conciencia cívica y orientar a niños, jóvenes, padres y abuelos en sus proyectos de vida.
Cuando Fausto me dijo que le pusiera título a dicha columna, elegí uno que me supiera y tuviera olor a pueblo: “Desde la sociedad”. En ella me cabe el beso tierno de la abuela, el joven que sueña; el abrazo del amigo y el dolor que lacera.
Y todo esto se debe a que creo firmemente que la gratitud es la voz del corazón.
En ese sentido, mis trabajos han girado desde el abandono en las calles de un humilde enfermo mental hasta los conflictos de la geopolítica y de los poderes políticos del mundo enfrentados entre la coexistencia pacífica y la obsesiva idea de la recolonización contra los sanos intereses de nuestros pueblos y naciones.
Y es que sueño con ver un día a los medios de comunicación estatales, y el Gobierno puede y debe combinar con los privados, realizando programas de educación cívica y orientación ciudadana que impacten en el alma nacional para elevar el nivel educativo y cultural de nuestro pueblo.
Y todo esto se debe a que creo firmemente que la gratitud es la voz del corazón.
¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo para todos los lectores de Acento!
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