La crisis eléctrica vuelve a ser protagonista en la vida nacional. Los apagones han regresado con fuerza, afectando hogares, comercios, hospitales, escuelas y la tranquilidad de las comunidades. No es un secreto que este problema golpea con mayor dureza a quienes menos tienen, pues son los que no cuentan con plantas, inversores o paneles privados que amortigüen la falta de energía.
Frente a esta realidad, es hora de pensar en soluciones que no dependan solo de grandes inversiones en generación centralizada, sino también en alternativas más inmediatas, sostenibles y cercanas a la gente. Una de ellas es clara y alcanzable: instalar paneles solares en todas las áreas y edificios públicos del país.
Imaginemos por un momento lo que significaría: calles, parques y avenidas iluminadas de manera permanente con energía limpia, escuelas, hospitales y oficinas públicas operando con mayor independencia del sistema eléctrico nacional, un ahorro millonario para el Estado en facturas de electricidad que hoy se pagan con los impuestos de todos, y lo más importante, una reducción de la dependencia de combustibles fósiles que encarecen la electricidad y contaminan nuestro medioambiente.
Los apagones han regresado con fuerza, afectando hogares, comercios, hospitales, escuelas y la tranquilidad de las comunidades
No se trata de un proyecto improvisado. Países de la región ya lo han hecho con excelentes resultados. Pero para que funcione en República Dominicana, debe estar acompañado de un sistema de mantenimiento permanente y asignado a un ministerio con capacidad técnica, visión de largo plazo y transparencia en la ejecución.
El costo inicial sería una inversión, no un gasto, porque se recupera con el ahorro en pocos años y deja beneficios duraderos para la nación. Además, el impacto social sería enorme: las comunidades verían resultados inmediatos en seguridad, iluminación y calidad de los servicios públicos.
Apostar por la energía solar en los espacios públicos es un camino realista, moderno y responsable para enfrentar una crisis que lleva décadas castigándonos
En estos tiempos difíciles, donde cada apagón se siente como un retroceso, necesitamos propuestas que generen confianza y esperanza. Apostar por la energía solar en los espacios públicos es un camino realista, moderno y responsable para enfrentar una crisis que lleva décadas castigándonos.
El gobierno tiene en sus manos la oportunidad de dar un paso histórico, transformar los apagones en energía limpia y permanente, encendiendo no solo las calles del país, sino también la esperanza de un pueblo que merece vivir con dignidad.
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