El humano es un ser social. Como todas las especies de animales sociales, alcanza el sentido de su existencia mediante la interacción con sus iguales.
Sin un tú no puedo ser un yo. Nos humanizamos en la medida en que nos relacionamos con otros. Estando totalmente solos, es difícil incluso sobrevivir. Por otro lado, las sociedades más primitivas requieren interactuar con grupos pequeños de personas, pero las más civilizadas pueden manejar relaciones o vínculos incluso entre millones de personas. Un hacha de piedra puede ser realizada por una sola persona; una nave espacial podría requerir el trabajo de cien mil personas.
Aunque hoy tenemos la posibilidad de altos estándares de vida, estando totalmente desconectados de los demás, nuestras posibilidades de vida son limitadas.
Algunas personas optan por vivir en bosques o desiertos con muy poco contacto humano, usualmente por su gran amor a la naturaleza, y esto no es una conducta patológica. Esas personas podrían tener vehículos para transportarse, materiales de construcción modernos para hacer sus cabañas, medios de comunicación para casos de emergencia, armas para protegerse de depredadores y otros recursos que obviamente adquieren de la sociedad. Incluso sus ropas y alimentos no siempre los adquieren completamente de las zonas donde se encuentran. Aunque están mucho tiempo solos, dependen más del mundo civilizado de lo que parece.
Quien cree que no necesita a nadie, podría ser por no tener la capacidad de agradecer lo que muchos hacen por él; es casi lo mismo que ser extremadamente ingrato.
El relacionarte satisfactoriamente con los demás te permite manifestar mejor tus cualidades, contribuyendo a que tengas una vida sana.
Los superhéroes son muy populares en las películas, pero en la vida real, somos personas que nos necesitamos los unos a los otros.
Ningún recién nacido puede sobrevivir sin ayuda. Desde niños aprendemos que necesitamos a otros para vivir. Aunque en la adultez sentimos que eso cambia, lo cierto es que el bebé, con una sola figura cuidadora, suele tener lo esencial; en cambio, el adulto requiere múltiples vínculos para tener una vida satisfactoria. Ese vínculo que aprendemos desde nuestros inicios es lo que conocemos como apego; el estilo de apego influye profundamente en cómo nos relacionamos como adultos. Un apego inseguro puede generar déficits en las habilidades socioemocionales o las relaciones humanas, lo que puede mejorarse con apoyo terapéutico.
Tus contactos son el espejo en que descubres tu verdadera imagen. Vemos el mundo a través de nuestros ojos, pero también a través de las personas que nos rodean. La preocupación de los padres por las amistades de los hijos es perfectamente válida. Los hijos menores de edad están en periodo de formación, siendo especialmente vulnerables al relacionarse con personas malintencionadas por no tener suficientes criterios de valoración. Darles exceso de libertad no es confiar mucho en ellos, sino negligencia.
Existen diferentes tipos de influencia social. Las personas que idealizamos y que nos forman, que contribuyen a crear las normas y los valores que van a regir nuestras vidas, son las que podrían influenciar mejor en quién somos. En ocasiones, la relación con el grupo anterior es muy limitada y la necesidad de relacionarse impulsa a aceptar relaciones sociales quizás poco convenientes; en estos casos, solamente si se tienen valores o criterios de selección sólidos, se puede lograr desarrollar una personalidad y vida social sanas.Se necesita mucha personalidad, valores y capacidad de análisis para no dejarse impresionar por personas conocidas que adquieran mucha fama y dinero, llevando vidas muy corruptas. Normalmente, ese tipo de personas suele tener vidas personales muy deplorables, pero una mente inmadura podría no captar ese detalle. Es importante evaluar la relación que tienen con familiares, parejas, amigos y compañeros de trabajo. Si la relación que tenemos con los demás es deficiente, normalmente nuestra vida también lo será.
No importa la edad que tengas, los estudios que hayas tenido o la experiencia que hayas podido vivir; resulta fundamental que sepas seleccionar las personas con las que te relacionarás, porque todos somos más influenciables de lo que estaríamos dispuestos a admitir.
Puedes relacionarte con personas en situaciones difíciles o con conductas problemáticas, pero es importante evaluar si al compartir con ellas las mejoras o ellas te dañan a ti.
La relación con tus amigos se basa en el compartir, acompañarse en los buenos y malos momentos, porque esa compañía contribuye a darle sentido y emociones gratas a la vida. Cuestionar para qué sirven los amigos es similar a preguntarse para qué sirve la felicidad.
Para concluir, tu bienestar depende, en gran parte, de la calidad de tus relaciones.
Referencias:
- Norcross, J. C., & Wampold, B. E. (2019). Evidence-based therapy relationships: Research conclusions and clinical practices. Psychotherapy, 56(3), 423–430. https://doi.org/10.1037/pst0000235
- World Health Organization. (2022). Mental Health Atlas 2020. Ginebra: WHO Press. https://www.who.int/publications/i/item/9789240036703
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