Las primarias celebradas el 24 de este mes de junio en la ciudad de Nueva York dieron como resultado el triunfo del candidato apoyado por el sector progresista del Partido Demócrata, Zohran Mamdani.  Este triunfo, aunque para muchos fue sorprendente, en realidad no lo fue para quienes hemos venido observando el crecimiento de la influencia del sector que actualmente representa Alexandria Ocasio Cortés, dentro de este partido.

Esta influencia fue creciendo desde la primera década de este siglo de manera paralela a la emergencia de diferentes movimientos sociales que transcendieron el plano local, pero que encontraron en la ciudad de Nueva York uno de sus principales escenarios. Me refiero a movimientos  como el que se manifestó en contra de las guerras de Irak y Afganistán en los primeros años de este siglo, el movimiento “Ocupar Wall Street” (2011), el movimiento ecologista “Sunrise” (2017), el movimiento de apoyo a las mujeres “ A mí también” (2017) y el movimiento “Las vidas de los negros son importantes” (2020).

Todos estos movimientos, al ser promovidos e identificarse con causas progresistas,  contribuyeron, en diferentes medidas, a la emergencia y consolidación del sector de izquierda del Partido Demócrata, representado en los liderazgos de Bernie Sanders y de Alexandria Ocasio Cortés.

Ahora bien, el crecimiento de la influencia del sector de izquierda entre los activistas del Partido Demócrata no siempre se ha traducido en tener control de su estructura ni que haya logrado elegir candidatos exitosos frente a otros que representan sectores del centro de ese partido o en elecciones generales frente a candidatos del Partido Republicano.

De hecho, la participación en elecciones del sector progresista solo ha sido exitosa en ciudades y/o distritos electorales que son sólidamente demócratas, es decir, en espacios donde el Partido Demócrata normalmente gana, no importando cuál es el candidato ni el sector que representa. Esto significa que, en elecciones competitivas, los resultados han tendido a no ser favorables cuando el Partido Demócrata ha escogido candidatos provenientes de ese sector.

Hay tiempo para que el candidato Mamdani adopte una política de triangulación que posibilite moderar sus propuestas para que sean atractivas no solo a los activistas que le apoyaron en las primarias

Esto encuentra explicación en el hecho de que es más fácil ganar en eventos electorales como las primarias, donde la participación de los electores es más reducida y donde la influencia de los activistas, principalmente motivados por razones ideológicas,  es mayor.

Es diferente cuando se trata de elecciones generales. En ellas se manifiestan mayor participación de los ciudadanos comunes; de aquellos que no se mueven por razones ideológicas; de aquellos que ni siquiera están pendientes de temas políticos y que tienden a votar por los candidatos que son identificados como los que responden a sus prioridades, las cuales no siempre coinciden y, a veces, son opuestas a las que tienen los activistas de los partidos.

En este orden, es pertinente llamar la atención sobre la no conveniencia de que el candidato Mamdani enfatice aspectos de su campaña electoral que fueron factores motivadores en las primarias, pero que en las elecciones generales pueden tener efectos negativos.

Uno de estos aspectos está relacionado a propuestas contra las corporaciones, contenidas en su plataforma política, en particular contra las principales entidades financieras que tienen asiento en la ciudad de Nueva York.

Es conveniente abordar este tema despojándolo de la pasión ideológica que despierta el término Wall Street.  Y es que el discurso anti-Wall Street puede generar réditos políticos en cualquier otro lugar; pero no estoy seguro que tenga esos mismos efectos en la ciudad de Nueva York, donde su importancia para la economía puede ser comparada a la que representan el turismo, las remesas y las zonas francas, de manera combinada, para la economía dominicana.

El hecho de que la ciudad sea el asiento de las oficinas principales de los más grandes bancos y fondos de inversiones del país y del mundo influye en que muchas otras empresas también se establezcan  en esta ciudad, creando numerosos empleos de calidad, tanto directos como indirectos, para sus habitantes, dinamizando el comercio y generando la mayor parte de los impuestos que engrosan el presupuesto del Estado y de la ciudad.

En efecto, si el candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York persiste en implementar acciones anti-Wall Street, como es su propuesta de incrementar la tasa de impuestos de la ciudad a las corporaciones para llevarla al 11.5%, puede ocasionar que muchas de estas corporaciones trasladen sus principales centros de operaciones hacia otros lugares. De hecho, ya muchas de ellas se han estado trasladando al Estado de Florida, el cual se promueve como el “Nuevo Wall Street”.  No en balde  el gobernador del Estado de este Estado, Ron de Santis, ha dicho que las propiedades inmobiliarias en Palm Beach incrementarían enormemente su precio con el triunfo del Zohran Mamdani.

Otro elemento que se debe tomar en cuenta es el factor étnico y religioso. Zohran Mamdani es ahora el candidato que aspira a un puesto para servir a todos los habitantes de la ciudad. No es ya el activista pro-Palestina, que al adoptar esa causa se puede ganar el rechazo de una parte significativa de la población de esta ciudad. No se le pide que renuncie a sus ideas; pero debe evitar hacer referencia al conflicto palestino-israelí; ya que si bien este tema probablemente le favoreció en las primarias, temo que puede ser devastador en las elecciones generales de noviembre.

La crisis de los opioides y las propuestas para su manejo también serán relevantes de frente a las elecciones de noviembre, pues para muchos neoyorquinos, en particular para aquellos de mediana y avanzada edad, esta crisis les causa una suerte de deja vu con relación a la crisis del crack de finales del siglo XX, que hizo posible el triunfo de los republicanos, tanto en las elecciones de la ciudad como del estado de Nueva York. ¿Recuerdan a Giuliani y a Pataki?

Ojalá no se repita esa experiencia. Hay tiempo para que el candidato Mamdani adopte una política de triangulación que posibilite moderar sus propuestas para que sean atractivas no solo a los activistas que le apoyaron en las primarias, sino a una población general más preocupada por temas como la seguridad pública y la calidad ambiental de la ciudad que por los temas ideológicos que determinaron su triunfo en un certamen electoral de baja participación.

Félix Reyes

Antropólogo y consultor social

Félix Reyes. Antropólogo, consultor social. Graduado en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, con estudios inconclusos de Filosofía en el Seminario Santo Tomás de Aquino. He trabajado en gestión de proyectos educativos y en consultas e investigaciones sociales, económicas y culturales que han servido para la elaboración de líneas base de numerosos proyectos de desarrollo. Reside en la ciudad de Nueva York (EE.UU.) Felireyes@aol.com

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