Vivimos en una época donde la verdad ya no se mide por la evidencia, sino por la velocidad con que se difunde una versión. Una mentira bien contada, amplificada por las redes o por la ligereza con que se repiten las cosas, puede tener más impacto que cualquier hecho comprobado. Y lo peor es que, mientras la verdad se abre paso, el daño ya está hecho.

Una mentira puede alterar el curso de una vida. Puede quebrar una relación, poner en riesgo un empleo, manchar una reputación construida con años de esfuerzo. Lo sé, porque lo estoy viviendo. No hay nada más doloroso que verse obligado a explicar lo que nunca se hizo, ni más injusto que cargar con el peso de una versión que no se puede desmentir del todo, porque en el imaginario colectivo la duda siempre deja huella.

En nuestro país, la cultura del rumor parece haberse institucionalizado. Se repite, se comenta, se comparte, y sin que nadie lo advierta, una historia falsa adquiere estatus de verdad. En las redes sociales, la mentira encuentra terreno fértil: se propaga sin contexto, sin responsabilidad y, sobre todo, sin consecuencias. Pero las consecuencias sí existen, solo que las paga quien menos culpa tiene.

Más allá del caso personal, esta es una reflexión sobre el daño moral que como sociedad seguimos normalizando. No hay justicia que repare el descrédito ni terapia que borre la mirada desconfiada de quienes te conocían y ahora dudan. Lo que duele no es solo la mentira, sino el silencio de quienes saben la verdad y prefieren no intervenir.

Quizás algún día aprendamos que las palabras son actos y que usarlas con irresponsabilidad puede ser tan destructivo como cualquier otra forma de violencia. Porque una mentira no se borra con un “perdón” ni con el paso del tiempo: deja cicatrices invisibles que acompañan toda la vida.

La verdad, aunque tarde, llega. Pero cuando llega, casi siempre lo hace sobre los escombros.

Guelmi Brea Baldera

Máster en Negocios y Relaciones Económicas Internacionales por Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), RD. Máster en Dirección Estratégica con especialidad en Gerencia por Universidad Internacional Iberoamericana - UNINI, Puerto Rico. Máster en Dirección Estratégica por Universidad Europea del Atlántico (UNEATLANTICO), España. Licenciatura en Economía por Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), RC. Desde el año 2017 es profesor a nivel de grado en asignaturas de las líneas de Introducción a la Economía, Economía Dominicana, Economía Agrícola, Economía Industrial, Formulación y Evaluación de Proyectos, Introducción a la Economía Internacional y Teoría de Desarrollo Económico. Cuenta con varias publicaciones en revistas no indexadas de industrias y economía. Ponente en talleres nacionales sobre Formulación de Proyectos para Asociaciones sin fines de lucro. Es miembro del Colegio Dominicano de Economistas (CODECO).

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