En cualquier caso, puede menos que decirse, el fracaso de nada serviría si no fuese reflexionado con interés de superarlo y obtener así, la satisfacción del éxito.
Mal pudiera pensarse que el fracaso sería obstáculo para alcanzar el éxito anhelado.
Sin fracasar, ciertamente, no valdría la pena buscar éxito alguno. La razón: no sería posible lograrlo.
Samuel Beckett, Premio Nobel de Literatura, consideró, cierta vez, la necesidad de fracasar para alcanzar el éxito.
Todos, inevitablemente, estamos expuesto a la dolorosa experiencia del fracaso.
Los estoicos, filósofos de profundo concepto sobre la vida, nunca temieron el fracaso. Por el contrario: lo asumieron con serenidad y mucho coraje.
El éxito, como se ha de saber, es la suma de muchos fracasos. Por tanto, es indispensable aprender siempre de ellos, ya que son estímulos fundamentales para lograr, en cualquier caso, el difícil, pero agradable éxito.
Compartir esta nota