¡Oh qué pena! Cómo es posible que un evento trágico los personajes se muevan como situado en un escenario del mágico tablado, donde los actores desempeñan diferentes papeles conforme a las destrezas, habilidades y talentos que poseen con la finalidad de desplegar sus valiosas actitudes.

En el teatro, en tanto obra de arte, se asignan roles que han dominado con incuestionable talento los artistas en su calidad de actores. Esa categorización que viene de lejos en la cultura humana; desde el mundo griego y su par que lo catapulto: los romanos, que con pasión bélica hicieron las representaciones más audaces conocidas posteriormente en las páginas gloriosas de la historia del arte.

He monitoreado muy asiduamente en estos cuatro días los programas, videos, paneles e informaciones pertinentes de evento catastrófico que nos sobrecogió, donde la sociedad compungida derramo lágrimas de dolor y sentimiento por lo fatalmente acaecido.

Una expresión de la inmensa solidaridad de todo un pueblo, que siempre agradecido supo aquilatar los grandes servicios dados por médicos, ingenieros, artistas, peloteros, académicos y otras profesiones y artesanos que contribuyeron a cualificar la sociedad dominicana con su noble trabajo.

A tal motivo, la familia de los idos lleva inmensa gratitud por la manifestación de duelo que cundió por toda la geografía nacional; oraciones, misas, flores, lágrimas y abrazos de consuelo se esparcieron como las aguas cristalinas para lavar las penas de quienes emparentados, postrados quedaban bajo el inesperado relampagueante evento que hizo extinguir vidas en un instante.

En este escenario inescrutable de ingrato recuerdo, la sociedad dominicana ha perdido un colectivo de sectores sociales y profesionales que hubo de sacudir la nación perturbada de una soledad; silencio y tristeza que conmovió a todos en lloro familiar a la usanza de las aldeas comunitarias de otros días.

Los medios televisivos, noticias radiales y programas alzados con su voz deben cuidarse para de tratar con equidad a los desaparecidos al nombrarlos por su significado de desempeño social, sin menoscabo de su calidad profesional y nombradía tanto a médicos, enfermeras, ingenieros, empresarios y otros profesionales.

Se insistió en demasía en peloteros y artistas durante los días de duelo, y se margina así destacar a los demás sectores.  Una crítica sana a los medios, que espero no se repita, y esto porque lo vimos hasta la saciedad con repetición poco delicada y eso puede oler a discrimen.

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EN ESTA NOTA

Nolberto Luis Soto

Profesor

Embajador acreditado en Panamá, 86-87. Embajador acreditado en Ecuador, 2000-2002. Diputado al Parlacen, Director Gral. Biblioteca Nacional. Rector Uteco (Universidad de Cotuí). Vicedecano Facultad de Humanidades,UASD, Prof. Meritísimo UASD. Lic. en Filosofía y Letras, Posgrado en Diplomacia y Relaciones Internacionales, Maestría en Epistemología y Metodología (UNAM), México. Estudios Doctorales en Intervención Social, Universidad Oviedo, España. Escritor.

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