Con Gaza en el corazón por el fin del Genocidio del pueblo Palestino.

Cuando lo verdaderamente importante no se sabe dónde está, surge el caos. Cada cierto tiempo, como si de un cruel destino se tratara, aparece la tragedia y el drama.

Estamos ciegos. No vemos nada respecto a la desigualdad y la injusticia social cotidianas. Se han vuelto parte de lo común, de lo irrelevante, de lo intrascendente.

Decimos saber qué es lo importante, mientras buscamos cosas superficiales e inconsistentes que solo nos hacen sentir una felicidad aparente breve. Lo verdaderamente esencial lo hemos ignorado desde hace mucho tiempo. No lo respetamos ni lo consideramos una prioridad, salvo cuando se necesita lavar la imagen o hacer un poco de espectáculo. ¿Qué tipo de sociedad se construye si no se basa en el conocimiento, en los centros educativos donde se forman los ciudadanos, y no en el grito, la confrontación y la absurda búsqueda de tener la razón? Parecemos bocinas gritándonos los unos a los otros, discutiendo sobre quién sabe más, sobre qué se debió hacer o no, hasta que sucede otra tragedia y volvemos a olvidar lo aprendido… hasta el próximo drama.

No se puede ignorar la falta de formación. No podemos seguir haciendo apología de la ignorancia, de lo simple y de lo vulgar, y esperar que las cosas funcionen.

Vivimos dándole la espalda a la formación pública, a la universidad pública, a la salud pública. Y eso tiene un alto costo social el tener que pagar sin control por la asistencia más básica y esencial a la que todos tenemos derecho, no es caridad es derechos sociales.

El abandono de la conciencia colectiva se paga con dramas cotidianos, con ciudadanos que carecen de los derechos básicos  y de formación crítica, con personas que no entienden que la convivencia se construye con educación y con conocimiento.

Mientras sigamos ignorando lo verdaderamente relevante, podríamos al menos preguntarnos si las cosas no podrían hacerse de otra manera.

Las personas con enfermedades mentales deben ser protegidas, incluso de sí mismas. Su imagen no puede ser parte de un contenido mediático. Prevenir el drama requiere años de trabajo social, de políticas públicas sostenidas, de salud mental comunitaria. Lleva generaciones formar a un profesional de la salud, así como crear espacios adecuados para los cuidados.

La medicina se basa en la prevención, en la identificación de los factores que desencadenan los hechos. Sin embargo, estamos trabajando de espaldas a nuestra realidad: a la violencia que consume los barrios marginales, a la violencia de género desbordada, al ruido innecesario que confunde en el mar de promesas que nunca se cumplen. El futuro es ahora. ¿Qué país estamos construyendo sin un verdadero plan de salud mental comunitaria, como el que merece nuestra nación?

Estoy cansada de tanto “sabio” y tanta retórica. Hablemos de una estrategia real: para la convivencia, para la prevención, para evitar que el drama nos sorprenda y nos preguntemos, otra vez, qué pasó y por qué pasó. Porque llevamos años ignorando lo importante. La marca país se construye con educación.

En memoria de mi adorado padre, el doctor Antonio Zaglul: feliz Día del Padre. ¿Qué hacemos con los 500 locos? ¿Los exponemos en Facebook? Un poco de compasión ante el drama terrible e insuperable de la enfermedad mental. Un recuerdo también para su gran amiga y mujer excepcional, a nuestra querida Socorro Castellanos  en respeto a su memoria déjenla descansar en Paz, que la tierra te sea leve.

Clara Melanie Zaglul Zaiter

Doctora en Psiquiatría

Resido en Madrid de forma permanente desde 1999. Actualmente trabajo como Médica en la Consejería de Asuntos Sociales y Familia (COMUNIDAD AUTONOMA DE MADRID). Formada como Médica en UNIBE promoción 1996. Doctorada en Psiquiatría por la Universidad Complutense de Madrid 2001. Alumna del Doctor Juan José López Ibor y Juan Coullaut Jáuregui. Desde la Psiquiatría paso al estudio de la Demencia y el Deterioro Cognitivo Precoz. Experiencia profesional en el área de Demencias sector asistencial en grandes dependiente para las actividades básicas de la vida diaria por más de 20 años.

Ver más