Cómo el apoyo estratégico a pequeños negocios fortalece las finanzas públicas y construye economía real. El mito del “gasto” vs. la realidad de la inversión pública

En República Dominicana, cada peso que el Estado destina a las MIPYMES trabaja por partida doble:

  • Como motor inmediato de consumo, empleo y formalización.
  • Como semilla a mediano plazo para una recaudación más robusta y sostenible.

Lo que parece un simple subsidio se convierte, en la práctica, en el inicio de un efecto dominó económico que impacta a trabajadores, suplidores, consumidores… y al propio Estado.

El ciclo virtuoso de RD$100,000: cuando la inversión pública se reintegra con intereses

Veámoslo con un ejemplo sencillo:

Fase 1: La inyección inicial

El Estado otorga RD$100,000 a una panadería emergente.
Ese capital se usa para adquirir hornos, harina, vitrinas y uniformes.

Resultado inmediato:

  • Al menos el 70% del capital se gasta en productos gravados.
  • El Estado recupera RD$12,600 en ITBIS, sin esperar.

Fase 2: La activación económica

Con ese impulso, la panadería inicia operaciones y factura alrededor de RD$40 mil al mes que serían RD$480,000 al año.

  • De ese monto, un 80% corresponde a ventas gravadas con ITBIS → RD$69,120 anuales al fisco.
  • Además, contrata a un empleado formal → aporta cerca de RD$15,000 anual en contribuciones laborales (seguridad social, INFOTEP, etc.).

Fase 3: El efecto multiplicador

  • Los proveedores reciben más pedidos → reportan más ingresos.
  • Los empleados consumen → generan más ITBIS en supermercados y servicios.
  • Competidores cercanos se formalizan para poder competir → se amplía la base tributaria.

Resultado a 3 años:

  • Retorno total al Estado: aproximado de RD$300,000
  • Multiplicador fiscal: 3 veces la inversión inicial

(Cálculos conservadores basados en datos de la DGII, Tesorería de la Seguridad Social y estudios del MEPyD)

Más allá del dinero: tres beneficios estratégicos

  • Lucha contra la informalidad
    Cada nueva MIPYME formal arrastra a 2 o 3 suplidores informales hacia la formalidad, según estudios del BID.
  • Fortalecimiento de la seguridad social
    Los RD$30,000 que aporta una pequeña nómina en un año equivalen a:
  • Un año completo de pensión básica para un adulto mayor.
  • 23 consultas médicas cubiertas por el Estado.
  • Mayor resiliencia económica
    Las MIPYMES que logran sobrevivir más de 5 años aumentan su productividad en más de un 60% (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. CNUCED). Eso significa mayores ingresos y más impuestos, con menos subsidios.

“¿Y si el negocio fracasa?”: la pregunta equivocada

Incluso si el emprendimiento cierra a los tres años:

  • El Estado ya cobró el ITBIS inicial y parte del laboral.
  • Los empleados ya gastaron sus ingresos en la economía.
  • El emprendedor ya ganó experiencia y, según encuestas regionales, 68% lo vuelve a intentar con mejores resultados.

Como señala Harvard Business Review:

“El valor de un ecosistema emprendedor no se mide por las startups muertas, sino por el conocimiento acumulado.”

Esto no es ayuda: es arquitectura económica

Países como Chile, Colombia y Corea del Sur entendieron que invertir en pequeños negocios no es asistencialismo, sino estrategia fiscal y productiva.

Hoy, esos países tienen:

  • 2-3 veces más MIPYMES formales por cada mil habitantes
  • 30-40% de su recaudación tributaria proveniente de este sector

En el caso dominicano, si lográramos reducir la informalidad de MIPYMES del 58% al 45%, podríamos capturar más de RD$22,000 millones adicionales al año.

Invertir en pequeñas empresas no es caridad:

Es la estrategia fiscal más inteligente del siglo XXI.

Y la pregunta correcta no es “¿y si quiebra?”, sino:
¿Cuánto más podríamos recuperar como Estado si optimizamos estos programas?

Guelmi Brea Baldera

Máster en Negocios y Relaciones Económicas Internacionales por Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), RD. Máster en Dirección Estratégica con especialidad en Gerencia por Universidad Internacional Iberoamericana - UNINI, Puerto Rico. Máster en Dirección Estratégica por Universidad Europea del Atlántico (UNEATLANTICO), España. Licenciatura en Economía por Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), RC. Desde el año 2017 es profesor a nivel de grado en asignaturas de las líneas de Introducción a la Economía, Economía Dominicana, Economía Agrícola, Economía Industrial, Formulación y Evaluación de Proyectos, Introducción a la Economía Internacional y Teoría de Desarrollo Económico. Cuenta con varias publicaciones en revistas no indexadas de industrias y economía. Ponente en talleres nacionales sobre Formulación de Proyectos para Asociaciones sin fines de lucro. Es miembro del Colegio Dominicano de Economistas (CODECO).

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