En todas las administraciones gubernamentales del país, pero sobre todo en la del presidente Luis Abinader Corona, se habla y se promueve de manera excesiva sobre el desarrollo y el crecimiento alcanzado por el país, de nuestra economía, ubicándola entre las cinco primeras del Caribe; de la reducción de la pobreza y de haber logrado la supuesta seguridad alimentaria; el aumento del nivel de empleo y del ingreso per cápita; la eficiencia en los servicios de salud de nuestros hospitales y de la seguridad social, así como un récord en la producción agrícola, pecuaria y en la construcción de viviendas.
Cada vez que nuestro país es afectado por un huracán, una tormenta tropical, lluvias intensas, inundaciones y otros fenómenos naturales, sale a relucir la pobreza extrema y la vulnerabilidad de grandes sectores de la población, que por muchos años y en todos los gobiernos han sido marginados y dejados a un total abandono, quedando al desnudo, en forma de tragedia, la otra realidad social que padece nuestro país, cuando observamos cómo estos habitan en frágiles casuchas a orillas de ríos, cañadas y arroyos, las cuales son inundadas por sus crecidas, perdiendo todas sus escasas pertenencias, quedando todas las familias a la intemperie y hambrientas.
Cuando se observan esos episodios dantescos y desoladores, se tira por el suelo y deja muy mal parados a los funcionarios del gobierno que defienden a capa y espada dichos conceptos económicos. Estos son de los aspectos fundamentales y neurálgicos que todos los aspirantes a la presidencia del país deben conocer a plenitud, así como el mapa de pobreza y vulnerabilidades de nuestras provincias y municipios; cuáles propuestas tendrían para su solución y cuáles políticas aplicarían para erradicar estos graves problemas sociales, en caso de que logren sus objetivos políticos. ¿Dónde está el supuesto crecimiento y desarrollo del país del que tanto alardea y se ufana este Gobierno? Esto solo se manifiesta en un pequeño sector empresarial y comercial y en los altos funcionarios del partido de gobierno.
El crecimiento económico no garantiza la reducción de la pobreza extrema
El desarrollo y crecimiento económico de un país se manifiesta por el grado de desarrollo humano y social; por el nivel educativo y de salubridad alcanzado por sus habitantes. En un país donde la riqueza producida está en poder de muy pocas personas, mientras una gran mayoría dispone de muy poco, el ingreso per cápita no es un factor que responde a la realidad, por lo que no debe tomarse en consideración cuando se analice el grado de desarrollo del mismo. Eso es pura teoría.
Cuando ocurren estos fenómenos naturales, la mayoría de los ministros solo procuran que se les asignen recursos públicos para supuestamente atender a dichos problemas, de ahí que le estén solicitando al presidente Abinader que declare al país en un estado de emergencia, para de esa manera administrar dichos recursos a su antojo, de forma discrecional, sin rendirle cuenta a la nación y para no someter a un proceso de licitación las compras que realicen. Con esta actitud lo que procuran es continuar aprovechándose de la pobreza y la miseria de la nación, pues la mayoría no ha ido al Estado a servir, sino a servirse. Desgraciadamente, esa es la realidad, monda y lironda.
No se debe esperar a que ocurran estas tragedias humanas, a que se declare el país en estado de emergencia, para ir a socorrer a las comunidades afectadas y a tantas personas vulnerables, que quedan sin techos, comidas, sin ropas y sin ajuares. Se debe actuar antes de que esto ocurra, creando un presupuesto destinado para ello, pero además, esta es una de las causas de por qué se debe poner fin a tanta impunidad y de por qué hay que aplicar un régimen de consecuencia a los que cometen actos de corrupción y distraen miles de millones de pesos de los recursos públicos del presupuesto de la nación, ya que con dichos recursos se podrían solucionar estos graves problemas sociales, evitando así que tantos dominicanos y dominicanas sufran en carne propia las inclemencias de los fenómenos naturales, fruto del abandono, el descuido de las autoridades de turno y por el enriquecimiento ilícito de unos cuantos a costa de tanta pobreza.
Compartir esta nota
