Somos los creadores del día a día. Por lo menos en un alto porcentaje, ya que "hay cosas" creadas en otros ámbitos que también influyen en nuestras vidas.
Quien nos creó, lo que creamos y lo que "se crea" paralelamente a nuestro mundo de creaciones va creando toda esta dinámica de la vida.
Entre creer y crear hay una breve brecha, ya que una está muy influida por la otra; es decir, yo creo en lo que "creo", pero para que no se me confundan en este latido que luce estará enredado, les aclaro.
Yo creo, de crear "en lo que creo", de creer… Que no es lo mismo que decir: "Yo creo", de creer, en lo que "creo", de crear…
Vamos a ver. Nuestra vida es una creación constante; el hecho de estar vivos nos hace creadores de todas "las pendejadas" que hacemos a diario, nuestra rutina.
Somos creadores de nuestras amarguras y alegrías. Nuestros éxitos y fracasos. Salvo que viva en un país donde se le tiene prohibido "crear más que los otros"…
Pero en términos generales, casi todos tenemos "la libertad" de crearnos "nuestra realidad" basados en lo que creamos. Creamos riqueza o pobreza de acuerdo a nuestro grado de disposición.
Si usted "cree" en lo que crea, podría estar bien, pero también estar mal. Ya que uno se piensa que lo que uno hace siempre es lo mejor, pero a riesgo de no estar en lo cierto.
También podríamos caer en el fanatismo al "crear" en lo que se cree. Especialmente en términos religiosos, nacionalistas y demás influencias de masas.
Pero este latido está intentando desde hace rato hablarles de otro tipo de creación, pero hasta el creador mismo de este escrito se ha enredado.
Veamos… Tenemos la gracia de movernos e irnos a distintos lugares, lo cual nos da "la libertad", que no la voluntad, de escoger, elegir o como quiera llamarle, a nuestra "realidad".
Esa "realidad" que tenemos al frente la podemos "elegir" o, tomando en mérito el título, "crear". Podemos crear y "descrear" lo que nos dé la gana. ¿Cómo?
Si usted "cree" que tiene la facultad y el poder de crear, posiblemente no esté tan equivocado; todo depende de qué tan "dispuesto" esté para ello.
Si estoy empeñado en vivir en "el paraíso", tengo que buscar todos los elementos adecuados que lo compongan. ¡Crearlos! ¡No creerlos!
Porque "eso de creer" es un cuento muy viejo de escuelas herméticas y zodiacales que no logran dar por eliminadas las desavenencias y dramas de la vida.
Si usted mismo no se hace su paraíso, nadie se lo vendrá a traer, y no espere a portarse bien hasta morirse para recibirlo.
La creación que nos crea, cree en nuestra creación. No nos juzgará por ser creativos y creadores desde el libre albedrío que nos proveyó.
Usted tiene la obligación de crear lo mejor para usted, lo cual puede ser una casita de cartón cayéndose a pedazos o el palacio presidencial de la montaña.
Somos los únicos creadores de nuestra vida con la responsabilidad de buscar "ese bienestar" que nos haga sentir bien, así sea un cafecito sentado en el contén de la calle.
Creer que podemos crear nuestra felicidad, lo creo. Como también que podemos crear nuestras angustias; todo depende de qué tan grande sea "la creación" en la que "creamos"… Ahí les dejo el enredo para que lo desenreden. ¡Salud! Mínimo Creadero.
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