En octubre del año 2024, la autora surcoreana Han Kang recibió el premio Nobel de Literatura e inmediatamente empezó a hacerse disponible una versión en español de uno de sus libros más famosos: “La vegetariana”, publicado en Argentina antes que en ninguna lengua occidental lo que parecería inusual si no se tomara en cuenta que ese país del cono sur es el segundo en recibir migración proveniente de ese país, después de Brasil.

Ese movimiento de personas fue consecuencia de la división en dos un territorio anteriormente ocupado militar y políticamente por Japón, aunque los coreanos se consideraban a sí mismos como poseedores de una cultura, una identidad y hasta una integridad genética separada del país del sol naciente. Finalizada la II Guerra Mundial, soviéticos y estadounidenses terminaron repartiéndose el territorio mediante un conflicto bélico.

Corea del Sur inició ofreciendo a los militares derrotados la posibilidad de migrar a otras naciones en lugar de servir sentencia en el terreno vencedor. Así llegó el primer grupo de norcoreanos a Argentina, a mediados de los cincuenta. Luego, empezó a fortalecer relaciones diplomáticas con países del bloque capitalista en la década de los años sesenta del siglo pasado (incluida la República Dominicana en 1962) y a establecer acuerdos de migración con Argentina y Brasil en los años ochenta, tierras donde también se habían refugiado representantes de otros regímenes perdedores.  Es en este movimiento migratorio que nació y se crió Sunme Yoo, la traductora al castellano de todas las obras de la ganadora del Nóbel.  Ella vivió veinte años en Buenos Aires, eventualmente regresó a la tierra de sus padres y allí, con apoyo estatal, se dedicaba a buscar obras en coreano para que fueran conocidas en el extranjero.

Y es que Corea del Sur se ha destacado por el apoyo gubernamental a la creación cultural y a su exportación.  La industria musical produjo el fenómeno del K-pop surgido en los años 90.  La industria audiovisual, de su parte, ha producido numerosísimas series televisivas exhibidas a través de plataformas internacionales, amén de películas, una de las cuales, “Parásitos”, ganó unánimemente la Palma de Oro en Cannes y cuatro Óscares en Hollywood.  Los reconocimientos literarios no podían estar muy lejos. En el terreno de producción de bienes materiales este país también se ha destacado. Todos somos conscientes de los vehículos Kia, Hyundai, Ssang Yong y Génesis.  O, en el terreno de los electrodomésticos de las marcas Samsung y LG.

A pocos años de terminada la mencionada guerra, un profesor de economía de la Universidad de Nuevo México mencionó que la inversión de los EE. UU. en la guerra de Corea hubiera sido más rentable si en lugar de armas y militares, hubieran enviado vehículos y electrodomésticos para cada familia de Corea del Norte. Parece que hubo alguien que lo escuchó.  De hecho, en una entrevista a Sunme Yoo, ella manifestó que si en Corea hay ese apoyo a la traducción y a la producción cultural es porque se trata de un país capitalista.  Ese apoyo al crecimiento económico estuvo tan asociado a un dirigente en específico, Kim Dae-Jung, que en el año 2000 se le entregó el premio Nobel de la Paz.

Jeanne Marion Landais

psicóloga y escritora

Jeanne Marion-Landais cuenta con una experiencia profesional importante en el mundo financiero y diplomático. Ha vivido en Estados Unidos, Francia y República Dominicana y su mirada al mundo está permeada por sus vivencias en estos países. A título voluntario colabora desde el 2014 con El Arca, asociación en torno a la discapacidad intelectual. Es madre de dos hijos.

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