Hace poco se presentó la película Colosal (2025) en el festival de documentales Hot Docs de Toronto, el más importante de Canadá. Este impactante filme explora los temas de la memoria histórica y la fragilidad democrática del Santo Domingo moderno. Su directora es Nayibe Tavares Abel, cineasta y guionista dominicana.

La película tiene como narradora y protagonista a la propia directora, que procura leer la opacidad tanto de su historia familiar como de la historia política dominicana: “Todas las familias guardan secretos. Pero los secretos de mis dos familias están relacionados con la historia de la democracia en mi país”. Como personaje central, Tavares Abel va hilvanando una narrativa intrigante y a ratos profundamente conmovedora a partir de la reconstrucción de su árbol genealógico.

Aunque los ejes del relato son Amín Abel y Froilán Tavares, tío y abuelo de la directora, la matriz que lo alimenta es la siniestra figura de Balaguer, que se presenta en todo su maquiavelismo y crueldad. En su rol de protagonista reflexivo, Nayibe Tavares Abel indaga en la memoria familiar y saca de ella secretos, recuerdos y reflexiones que arman un cuadro preciso de la historia política dominicana protagonizada por Balaguer y su resaca en la actualidad. La película se enfoca en las repercusiones de ese orden en la historia de su familia y la de la precariedad de los procesos electorales, en especial el de 1990, que dio la victoria a Balaguer por vía de un fraude calificado de “colosal”. La incorporación al relato del activismo de los “Guardianes de la democracia”, grupo de ciudadanos surgido a raíz de la suspensión de las elecciones municipales de febrero de 2020, abona a la tesis de la permanente inconsistencia de estos procesos.

El fotomontaje y las entrevistas son aciertos técnicos muy efectivos en la narrativa de Colosal. La memoria visual que construyen las imágenes fijas contribuye a su densidad. El poder de este medio se condensa en una de las reflexiones en off de Tavares Abel: “el papel de la foto, como la memoria, pierde color y forma con el paso del tiempo”. Otro tanto puede decirse de los numerosos testimonios en la película. Las entrevistas a representantes de diversas generaciones de los Froilán y Abel aportan un grado de dramatismo inusitado al relato al presentar cómo el pasado de represión pervive en la conciencia de sus familiares. Asimismo, las entrevistas en la calle ponen en evidencia la desinformación de la juventud sobre Balaguer, así como la gradual borradura de la memoria colectiva de una figura como Amín Abel, al cual muchos ciudadanos de a pie no pueden identificar.

El plano largo de poco más de tres minutos con que termina Colosal está muy bien logrado. Es un recurso que acerca al espectador a las derivas emocionales de la protagonista y lo fuerza a pensar sobre lo que ha visto. El carácter reflexivo del relato en general, a través de la voz en off de Nayibe Tavares Abel, los testimonios de su familia, el pietaje de archivo y los excelentes planos secuencia, se conjugan para hacer de Colosal un finísimo ensayo cinematográfico que está llamado a dar mucho de qué hablar a los cinéfilos y la crítica especializada.

Néstor E. Rodríguez

Escritor

Autor de 'Escrituras de desencuentro en la República Dominicana' (2005), 'Crítica para tiempos de poco fervor' (2009) e 'Interposiciones' (2019).

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