La calle, al atardecer, está medio solitaria. La melodía me asalta. Es un bolero. “Como un rayito de luna…”. Los Panchos. Alcanzo a ver a un anciano sentado con un radio al lado. ¿En qué lugar innombrable estará en el recuerdo? Al oírlo, recordé un programa de una emisora desaparecida hace años, a las siete de la mañana de los domingos: Radio Mil. Por supuesto que no me iba a detener a preguntarle al anciano adonde lo remontaba, pero sí pensé en la escena opuesta. Es decir, encontrar a una anciana oyendo otra canción de su juventud y que la traslade a aquellos tiempos. Esto me hizo reflexionar que los recuerdos son masculinos, que al hombre que le gusta vivir su paraíso perdido. No es que la mujer no tenga recuerdos, pero es más dada a olvidar su pasado que el hombre, supongo. El pasado y las mujeres no se llevan muy bien. De ahí las escasas memorias escritas por mujeres, no es que no las haya, pero si las comparamos con las escritas por hombres… Es que el hombre es puro recuerdo hasta de los hechos que les jodieron la vida. ¿Qué motiva a un hombre a recordar cosas que lo mejor es tomar la actitud psíquica de las mujeres y olvidar eso que hizo o se vio envuelto de una vez por todas? No lo sé y debería saberlo.

Los hombres se reúnen para recordar, para celebrarse, para auto alabarse. Para decir, como me decía un anciano de mi infancia hace todos los años del mundo (también yo estoy recordando cosas que debí haber olvidado, pero las estoy recordando por ese venerable anciano), cuando un agravio verbal lo hería, poniéndolo a revolcarse en su hombría pasada, exclamaba: “¡Coño, cuando yo era hombre!”. Yo no ponía en duda lo que era capaz de hacer si hubiese tenido las oscuras fuerzas espirituales convocadas; pero no todos los hombres tienen ese “devolverse” pasado adentro en busca de lo vivido, existen otros que por nada del mundo quieren saber del pasado.

¿Acaso deben hacer los mismos las sociedades con algunos pasados para salir adelante en círculo de una vez por todas, por ejemplo, con nuestra democracia representativa? Esta es una pregunta tonta. Me voy a comportar como los mujeres, me voy a hacer de cuenta que no lo dije, la voy a olvidar aunque esté escrito en este artículo difamatorio.

Pues creo que estoy exagerando al decir que las mujeres evitan andar con el pasado a cuesta (me refiero a las mujeres de mi tiempo) y si cuentan no lo dicen todo, contrario a los hombres, que si no lo dicen todo, dicen lo que ellos consideran que los engrandece, los eleva con un lenguaje deportivo, que los batazos y las jugadas son exageradas de por sí. No sé porque estoy pensando en los políticos criollos, quienes se comportan como si no tuvieran memoria.

Esta especulación no está dada para que nadie cambie su actitud frente a lo que fue o sigue siendo. ¡No, jamás! Está concebida para llamar la atención de que la memoria, el recordar lo vivido posee la impronta de no aceptar que el tiempo pasa, que lo vivido, vivido está, a menos que no esté envuelto asuntos de lesa humanidad. No hay olvido ni masculino ni femenino para el abuso. ¿Entonces todo este embrollo de recuerdos tiene que ver con cómo nos comportamos en la vida respecto a nuestras acciones? Por supuesto. Tener a alguien enfrente, sea leyéndolo, escuchándolo, diciendo lo que él fue, en un lenguaje deportivo y que quiera pasar por gracioso en su crónica personal, intuyéndose que algo deja en el tintero, llama la atención y si no se tiene la confianza de parar la lectura o decirle con un gesto que no es así como él lo dice o que está exagerando, a tragar en seco se ha dicho y a reírse por lo bajo.

Lo que somos lo somos por la memoria selectiva, que no podemos eludir. Contemos o no lo que fuimos, que a veces elegimos y otras veces, no. Es el vivir quien nos coloca en esa balanza, en esos acontecimientos, sintámonos o no orgulloso. Si no será mejor aprender de las mujeres, el recuerdo que en el recuerdo se quede, sin rayito luna, entre la sombra escondido.

Amable Mejia

Abogado y escritor

Amable Mejía, 1959. Abogado y escritor. Oriundo de Mons. Nouel, Bonao. Autor de novelas, cuentos y poesía.

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