Como sabemos, cada año nuevo es una continuación del anterior. Para toda persona que se planifica y se organiza, cada año puede representar una oportunidad para ver los resultados de esfuerzos previos, de metas propuestas a corto o mediano plazo, o incluso coincidir con la culminación de objetivos a largo plazo. También puede ser la ocasión para continuar o concluir un proyecto. Así como el o la escolar se prepara para pasar de curso, el universitario para avanzar en su carrera, el agricultor para recoger la cosecha o la madre para dar a luz a su hijo, de igual forma cada año puede permitirnos ver concretado un motivo de alegría.
El 2025, sin dudas, ha sido un año en el que se concretaron muchos sueños y proyectos para muchas personas. No dudamos que también haya sido un año de rupturas y fracasos para otras. Precisamente esa es la dinámica de la vida: siempre atravesaremos momentos tristes y felices. El verdadero desafío es preguntarnos qué podemos aprender de esos momentos difíciles y cómo podemos convertir en éxito los fracasos del pasado.
La psicología positiva nos motiva a desarrollar la resiliencia: recuperarnos de la adversidad e incluso adaptarnos a ella. De esta forma, reducimos el efecto de los estresores de la vida y podemos generar respuestas más productivas ante las dificultades.
Martin Seligman, uno de los mayores exponentes de esta corriente, señala que esto se puede lograr mediante la reevaluación cognitiva, un concepto muy parecido a la reestructuración cognitiva de la terapia cognitivo-conductual desarrollada por Aaron Beck y Albert Ellis. Esto implica cambiar nuestro diálogo interno cuando reconocemos que no promueve el optimismo y que, por el contrario, puede afectarnos emocionalmente y llevarnos a la tristeza en lugar de a la alegría.
Aun reconociendo que un exceso de positivismo no es saludable —como lo hemos señalado en artículos anteriores— y que vivimos en una época en la que, a través de las redes sociales, podemos sentirnos presionados a mostrar solo estados de felicidad, éxtasis y bienestar, también es importante reconocer que esta tendencia a aparentar un éxito que muchas veces no es real puede generar estados emocionales contrarios al verdadero bienestar psicológico.
Sobre este tema continuaremos la próxima semana.
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