
Los Premios Princesa de Asturias (llamados Premios Príncipe de Asturias desde 1981 hasta 2014) son unos galardones entregados por el heredero al trono español y que están destinados a honrar la labor científica, técnica, cultural, social y humana realizada por personas, instituciones, grupos de personas o de instituciones en el ámbito internacional, aunque con especial atención en el ámbito hispánico.
En octubre de 2014, el patronato de la Fundación Príncipe de Asturias aprobó que tanto la institución como los premios pasaran a denominarse «Princesa de Asturias», en alusión a la heredera de la Corona, la princesa Leonor de Borbón tras la proclamación de su padre como Felipe VI.
Los Premios fueron declarados de «excepcional aportación al patrimonio cultural de la humanidad» por la Unesco en el año 2005.
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Byung-Chul Han, el llamado «filosofo del siglo XXI» ha ganado el Premio Princesa de Asturias 2025 en comunicaciones y humanidades, podemos recoger su sabiduría en su discurso de aceptación en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=ZM9jPVv6gVA
Pero, pretendo para exponer más la razón porque le endilgan el mote de ser el diseccionador del siglo XXI mostrándole su análisis ¿Por qué hoy no es posible ninguna revolución? En el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=d7HUUwoMHu4
Para resumir el pensamiento de Byung-Chul Han, les dejo una muestra de cinco definiciones esenciales:
Muerte
Para Byung-Chul Han la muerte no es más que una compañera inexorable de la vida. La cultura occidental nos enseña a rechazar la muerte, a evitarla, esconderla, y olvidarla. Pero por mucho que corramos, la muerte siempre nos alcanza. Han propone ver el final de la vida como «un punto cero de la vida, donde esta comienza». La muerte no deja de ser una paradoja, ya que sin muerte no habría vida.
Han descubre la muerte como creadora de espacios habitables para la existencia mortal del ser humano. Muestra otra manera de «ser para la muerte» en un modo de tomar conciencia de la mortalidad que conduce a la serenidad. De esta manera, se tematiza una experiencia de la finitud con la que se aguza una sensibilidad especial para lo que no es el yo, para los otros: la afabilidad.
«Estamos demasiado vivos para morir y demasiado muertos para vivir.» Byung-Chul Han
Neoliberalismo
El neoliberalismo es una teoría político-económica que defiende reducir al mínimo la intervención del estado y fomentar el sistema capitalista como único camino hacia el avance tecnológico y la prosperidad económica. Propone la privatización de los servicios públicos, anular los impuestos y el libre mercado. El resultado es un Estado de bienestar reducido donde se prima al individuo antes que a la comunidad.
Para Han la proclamación neoliberal de la libertad se manifiesta en realidad como un imperativo paradójico: sé libre. Domina una economía de la supervivencia en la que cada uno es su propio empresario. El neoliberalismo, con sus desinhibidos impulsos narcisistas del yo y del rendimiento, es el infierno de lo igual, una sociwdad dek cansancio y la depresión compuesta por sujetos aislados.
Psicopolítica
La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder seductor, inteligente, que consigue que los hombres se sometan por sí mismos al entramado de dominación.
En este sistema, el sujeto sometido no es consciente de su sometimiento. La eficacia del psicopoder radica en que el individuo se cree libre, cuando en realidad es el sistema el que está explotando su libertad. Esta técnica de poder hace uso de los datos que la sociedad entrega libremente para pronósticos sobre el comportamiento de las personas y condicionarlas a un nivel prerreflexivo. La expresión libre y la hipercomunicación que se difunden por la red se convierten en control y vigilancia totales, conduciendo a una auténtica crisis de la libertad.
Dolor
La sociedad actual siente un profundo rechazo hacia el sufrimiento. Vivimos bajo el imperativo neoliberal de sé feliz, lo que nos obliga a ocultar nuestro dolor y el de la sociedad y vivir anestesiados. Una ausencia de conflicto crea una democracia paliativa, intolerante al dolor, e incapaz de empatizar con el dolor del otro. El único propósito aceptable del dolor hoy en día es como motor de cambio, se utilizan las experiencias traumáticas como catalizadoras para incrementar el rendimiento. De esta manera se crea una sociedad con una altísima exigencia de rendimiento, que se autoexplota hasta el límite y no es capaz de conciliarse con el sufrimiento.
Las sociedades premodernas tenían una relación muy íntima con el dolor y la muerte, que enfrentaban con dignidad y resignación. Sin embargo, en la actualidad, la positividad de la felicidad desbanca a la negatividad del dolor, y se extiende al ámbito social. Al expulsar de la vida pública los conflictos y las controversias, que podrían provocar dolorosas confrontaciones, se instaura una posdemocracia, que es en el fondo una sociedad paliativa.
«Aumenta la presión para acatar acuerdos y para establecer consensos. La política se acomoda en una zona paliativa y pierde toda vitalidad. La política paliativa no es capaz de tener visiones ni de llevar a cabo reformas profundas que pudieran ser dolorosas. Prefiere echar mano de analgésicos que surten efectos provisionales y que no hacen más que tapar las disfunciones y los desajustes sistemáticos. La política paliativa no tiene el valor de enfrentarse al dolor.» Byung-Chul Han
Transparencia
Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Cuando las cosas se hacen transparentes se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.
Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico, donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros. La vigilancia no se realiza como ataque a la libertad. Más bien, cada uno se entrega voluntariamente, desnudándose y exponiéndose, a la mirada panóptica. El morador de la era digital es víctima y actor a la vez.
«En lugar de confesiones obtenidas con tortura, tiene lugar un desnudamiento voluntario. El Smartphone sustituye a la cámara de tortura. El Big Brother tiene un aspecto amable. La eficiencia de su vigilancia reside en su amabilidad.» Byung-Chul Han.
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