Abinader no buscara la reelección en el 2028 y con las reformas propuestas demuestra que aspira a que su legado sea el mayor desarrollo del pais. Merece pues reconocimiento por haber presentado, en particular, su corajuda propuesta de “modernización fiscal” la pasada semana. Pero, aunque la misma representa un luminoso paradigma de gran equilibrio político, esa “modernización” parece pichicata para los pobres. Lo que se propone para el subsidio Aliméntate revela una flagrante inequidad.

El Banco Mundial provee el contexto: “Pese al crecimiento, varios sectores no han logrado generar empleos de calidad, y las altas tasas de inflación observadas en 2022 y 2023 (8,8 y 4,8 por ciento, respectivamente) afectaron a los medios de subsistencia de la población, principalmente de los más vulnerables. En consecuencia, es necesario mejorar el acceso a bienes y servicios básicos de calidad –en educación, salud, agua y electricidad– que ayuden a expandir las oportunidades económicas, aumentar la movilidad económica y proteger a los sectores vulnerables. Más del 40 por ciento de los dominicanos viven en condiciones vulnerables y están en riesgo de caer en la pobreza debido a los impactos relacionados con el clima y las crisis económicas.”

Es decir, nuestro presidente puede alegar que la pobreza monetaria en el 2023 fue de 23.4%, que hoy está en 18.9% y que la subalimentación ha bajado de 8.7% en el 2020 a 4.6% en el 2024,  y esos son grandes logros. Pero a pesar de que este gobierno ha aumentado la protección social considerablemente, la vulnerabilidad es de un 40% de la poblacion.

Hoy el programa Supérate/Aliméntate asiste a unas 1.5 millones de familias con un estipendio de $1,650 mensual que fue fijado al inicio de la presente gestión de gobierno. Tal beneficio debe usarse en la adquisición de alimentos en los establecimientos pertenecientes a la Red de Abastecimiento Social. Con la propuesta de “modernización fiscal” ese monto sera aumentado a $2,000 y Gloria Reyes, la incumbente del programa, alega que esa medida contribuirá a disminuir la desigualdad social y a impulsar el emprendimiento.

Supérate es un programa que se ha superado con incursiones en capacitación y emprendimientos, además de otorgar diversos bonos (Bono Luz, Bono Gas, Aprende, Avanza, Supérate Mujer, Bono Emergencia, Bono Discapacidad y Bono Madres).  Sin embargo, el objetivo planteado por Gloria Reyes solo podría lograrse si el aumento de Aliméntate representara una ampliación significativa de la capacidad de consumo de los beneficiarios. Pero eso no podrá conseguirse porque la inflación ya ha diezmado cualquier avance que pudo haberse ganado desde agosto 2020 cuando se duplicó la mesada.

Según ChatGPT, “la inflación acumulada en la RD entre 2020 y 2024 ha variado notablemente debido a factores internos y externos, como los efectos de la pandemia, la guerra en Ucrania y las presiones en la cadena de suministro global. En 2020, la inflación anual fue del 5.55%, en parte impulsada por las restricciones de la pandemia. En 2021, alcanzó el 8.5%, con un repunte significativo en los precios de alimentos y transporte. En 2022, la inflación continuó en niveles elevados, cerrando el año en torno al 7.83%. A partir de 2023, las medidas del Banco Central contribuyeron a controlar la inflación, que ha disminuido gradualmente. Para 2024, la inflación interanual se ha estabilizado por debajo del 4%, con proyecciones de una tasa promedio de alrededor del 3.50%​. En conjunto, la inflación acumulada para el periodo de 2020 a 2024 ha sido cercana al 25%.”

Lo anterior significa que el 25% de los $1,650 reduce el poder adquisitivo del subsidio en $413, lo cual significa que el poder adquisitivo de la asignación original se reduce a $1,237. Pero eso refleja solamente un calculo morboso basado en la tasa de inflación general, lo cual no resulta adecuado en vista de que el patrón de consumo de los beneficiarios de Aliméntate esta restringido a los más básicos alimentos de la canasta familiar. Estos son 7 alimentos que incluyen el pan, arroz, leche, pollo, huevo, plátano y yuca; aunque la “modernización” los libera del pago del IVA no los libera de la inflación.

Asignar un pírrico aumento de $350 mensuales por familia de Aliméntate refleja una “moralidad satánica” que con frecuencia emplea la política pública para desdeñar los derechos y fueros de los pobres. La realidad es que ese aumento ni siquiera compensa por los $413 perdidos por la inflación de los ultimos años. Un aumento de $350 para el millón y medio de familias beneficiadas representa la suma de apenas $6,420 millones al año. Eso es una irrisoria asignación para un segmento de la poblacion que acusa las necesidades alimenticias mas agudas. A eso se añade la desgracia de que ese segmento debe pagar precios por los bienes adquiridos en los colmados que están entre un 25 y un 40% superiores a los prevalecientes en los supermercados donde compra la clase media.

El error de esta formulación de la política publica se nota mejor cuando el aumento de la mesada de Aliméntate se compara con el aumento salarial propuesto para los empleados del sector público. Sus salarios subirán de $10,000 a $15,000, lo cual implica que el aumento se concibe como una compensación para la inflación futura esperada. De manera que el aumento de Aliméntate no compensa por la inflación de los ultimos anos y mucho menos compensa por la inflación esperada. Para ser justos el aumento en la mesada de Aliméntate debería ser de por lo menos $1,000, subiendo así la mesada a $2,650. El costo de $18,000 millones anuales que esto implica resulta manejable en función de los $122,000 millones que la “modernización fiscal” aspira.

Para el 2024 la asignación total del programa Supérate asciende a $49,848 millones. Si a eso se le suman los $18,000 millones del aumento aquí propuesto –frente a los $6,420 de la “modernización fiscal”– la asignación total a Supérate llegará a apenas $67,000 millones. Con un Presupuesto General del Estado que este año asciende a $RD$1,470,000 millones lo dedicado a satisfacer la perentoria necesidad de alimentación de la clase pobre es apenas un 4.6% del total. (Según ChatGPT-4 el gasto en protección social es de unos $200,000 millones, por lo que Supérate es mucho menos de la mitad.) Una miseria y una flagrante inequidad. ¡Casi una quinta parte de la poblacion merece solo una insignificante migaja!

Por supuesto, la familias pobres continuaran recibiendo otros beneficios estatales. Los bonos de Supérate, los Comedores Económicos, el Plan Social, las 57,000 pensiones solidarias, el Bono ITBIS para la Vivienda Feliz, la implementación plena de la Atención Primaria, SENASA y la educación pública gratuita, ornamentada con la alimentación escolar, son solo algunos de ellos. Pero la pobreza monetaria y no la multidimensional es la que está en la picota publica en la propuesta de “modernización fiscal”. Y a cualquier visionario le quedará claro que con una mesada de $2,650 las familias beneficiadas por Aliméntate no podrán alimentarse bien.

La “modernización fiscal” no podrá ser bienvenida a menos que se corrija esta patente inequidad y se busque la forma de cómo proteger al resto de la poblacion que clasifica como vulnerable. Una protección social adecuada es un componente esencial de la progresividad que debe primar en la política fiscal.