En la vida, una cosa son los acontecimientos y personajes históricos y otra cosa es la interpretación de los mismos por parte de los historiadores.  Se pueden reproducir los hechos como sucedieron, objetivamente, pero su interpretación puede estar definida por los juicios y los prejuiciados de valores ideologizados por parte de los historiadores.

Cucurucho de Peravia

Incluso, es una tentación, juzgar los acontecimientos y el comportamiento de personajes históricos con los juicios de hoy, al margen del pensamiento de la época en que son evaluados. Eso trae distorsión y deformación.  ¡Sobre todo, cuando son juicios morales y valores personales!

En la historia de los pueblos, es frecuente y fácil confundir la historia con la ficción, con las leyendas, con los mitos y convertirlos en “verdades” históricas.

Muchas veces, los historiadores inventan su propia historia. Lo que quiero decir es que la “verdad” de un historiador y que nuevos descubrimientos producen nuevas “verdades”.

Uno de los ejemplos más interesantes es Ana de Pravia en la historia de Baní.  Según el reputado historiador banilejo Manuel Valera, “Peravia es una corruptela del apellido español que llevaba Ana de Pravia, hija de Francisco Ruiz de Pravia y de Beatriz de la Rocha quienes habitaban en un hato que existió en los inicios del periodo colonial.  Pero para el historiador Ismael Díaz Melo, Francisco no es apellido Pravia, sino Peravia, en hato localizado en la comunidad actual de Peravia y Fundación a los pies del Cucurucho de Peravia.

Según él, su hija Ana de Pravia, vivía con su esposo Cristóbal Colón y Toledo, hijo del Virrey Diego Colón en este hato.  Se cuestiona que un personaje tan importante viviera aislado, tan distante de la corona, con tantas precariedades, cuando allí tenía todas las comodidades. O vivían separados, o estaban juntos en el hato y aunque fueran propietarios, podrían ser que moraban en la ciudad de Santo Domingo. Hay que profundizar sobre estos personajes, porque los Pravia y/o los Peravia son apellidos ausentes en el desarrollo histórico de Baní.

Se descarta su inexistencia durante el ciclo azucarero, aunque había tres ingenios a la orilla del río Nizao, ya que, al suplantarse el ingenio por el acto ganadero es cuando supuestamente aparece Francisco y su hija Ana de Pravia como fantasmas de la mitología histórica banileja, porque su existencia, si ocurrió, fue muy transitoria, siendo es muy notorio que no se quedara ningún familiar en el mismo, ya que estos apellidos no aparecen nunca más en Baní.  Incluso, en 1606, el gobernador Antonio Osorio levantó un censo y fueron localizados 11 hatos en Baní y no aparece ningún propietario con esos apellidos ni tampoco ese supuesto hato de Francisco y Ana de Pravia.  Es más, en 1780, se realizó un censo para ver las hatos que quedaban en los alrededores del pueblo de Baní y cuales se formaron después del censo de Osorio y que seguían existiendo, se encontraron nueve hatos  y ninguno aparece como propietario de la familia Pravia, incluso en este caso aparece el hato de Peravia pero a nombre de  Jerónimo Guerrero, lo que quiere decir, que el hato de Ana de Pravia no aparece en el censo de Osorio en 1603 y ahora aparece ese nombre de Peravia en 1780, lo que aparenta ser que el nombre de Peravia surge muchos años después del Censo de Osorio.

Generalísimo Máximo Gómez

En marzo de 1974, con familias canarias y dueños de hatos, fue fundada la Villa Nuestra Señora de Regla de Baní.  Entre todos los fundadores, no aparece nadie con el apellido de Pravia ni Peravia, lo que significa que estos apellidos ya no existían y no aportaron nada a la fundación y desarrollo de Baní.  Su nombre quedó como una nostalgia hispánica de las elites banileja para afianzar su orgullo en la mitología de que Baní era exclusivamente de origen español.

Entonces, que merito existe para que la Provincia tenga el nombre de quienes nunca aportaron nada y no tuvieron responsabilidades en la existencia y desarrollo de Baní.   Desde el punto de vista económico tampoco hay razones.  Ahí está el caso del cambio de nombre de la Provincia de Salcedo por el de Hnas. Mirabal, realizado sin trauma para la economía y la mercadología.

Hasta ahora los héroes de los pueblos no han bajado del cielo, no son seres extraterrestres, puros, perfectos.  Son seres humanos con defectos, imperfecciones, con sombras y con conductas personales contradictorias.  La historia los juzga por sus acciones y epopeyas en favor de sus pueblos, con sus defectos y debilidades, porque ofrendaron su vida por su patria.

Todos los héroes de nuestros países, han tenido momentos contradictorios, Bolívar y San Martín, por ejemplo, al final de sus vidas tuvieron momentos de frustración, pero en sus pueblos son héroes y libertadores.  Caamaño, de los cascos blancos, pasó a líder de la revolución de abril 65.

Máximo Gómez, después de enfrentar a los españoles, volvió a los mismos desilusionado por las acciones de algunos Restauradores y se fue a Cuba con ellos.  Allí se transformó como ser humano, cambio su concepto sobre el sistema de opresión existente al chocar con las crueldades de la esclavitud.  Desde entonces era otro. ¡Se transformó en revolucionario!

Según el periodista Ramón Colombo, Máximo Gómez es “el más grande banilejo de todos los tiempos y un dominicano ilustre, expresión máxima del internacionalismo revolucionario”. Para Radhames Hungría Morel,  es “el más excelso militar de la guerra de guerrillas” y para el historiador Euclides Gutiérrez Feliz, es “el más grande jefe guerrillero de todos los tiempos”.  Por eso, un periódico inglés lo llamó el Napoleón de la guerrilla”.  El presidente Juan Bosch, llegó más lejos y escribió: “Ni antes ni después ha nacido en esta tierra un hombre de la estructura de Máximo Gómez”.  Después de las luchas independentista el Congreso cubano le oreció la presidencia de la República y contestó: “Cuanto hice por Cuba como humilde y devoto soldado fue por la libertad, lo hice a nombre del pueblo dominicano”.  ¡Es una honra y un orgullo para los banilejos y los dominicanos que la actual Provincia Peravia lleve el nombre de Máximo Gómez!