Carolina Soto, presentadora del libro, Leonor Elmuìdesi y Aìngela Hernaìndez

La poeta Ángela Hernández, premio Nacional de Literatura y muy a menudo también organizadora de actividades en pro del desarrollo cultural, puso en circulación en la Feria del Libro del año 2024 su más reciente obra: “Breve filosofía al amanecer”. El evocador título no se refiere a los primeros momentos de la mañana, sino a lo que ella vislumbra como el inicio de nuevos tiempos que pueden ser tanto los provocados por “la era de acuario” como decían las canciones de los hippies de los años sesenta o, con un espíritu de mayor apego por el acervo científico, los que resultan de un mayor uso de la aplicación de las tecnologías de la información a la compilación y estructuración de los conocimientos, lo que hemos denominado “inteligencia artificial”.

El contenido del libro es una colección de aforismos redactados a través del tiempo que se fueron cristalizando alrededor de veinte grandes temas.  En este esfuerzo ella no está sola. Me vienen rápidamente a la memoria los libros “Premisas para morir” (1999) y “Maravilla y furor” (2007), de José Mármol o también los “Ejercicios de resistencia” de Fidel Munnigh, un esfuerzo precisamente por mantener el optimismo, la templanza y la salud mental durante los meses de confinamiento físico y angustia mundial permanente durante la pandemia del covid.  En una línea similar se inscriben “Instantánea eternidad” y “El cielo mira”, recopilaciones de haikús de Arsenio Díaz y Leonor Elmúdesi respectivamente, que, con una mayor atención a la cantidad de sílabas, también son ejercicios de manifestar de manera breve y pura ciertas interrogantes o aseveraciones centrales que interpelan a sus autores. En todos estos trabajos los autores mencionan su intención de que la brevedad se convierta en un acento y no en un óbice de la búsqueda de la expresión perfecta. Como lo expresa la propia Ángela Hernández de manera más directa: “Así como el cobalto se reúne hasta formar un cristal, así las ideas se deben dejar manifestar y reposarse hasta formar una pieza reconocible e independiente.  Cuando nos enfocamos en algo, las cosas empiezan a reunirse y se evidencian de manera repetida en nuestras vidas”.

Las fotografías que acompañan estos textos son de su autoría también y, aunque son testimonios visuales de momentos pasados en diferentes puntos geográficos, su inclusión en el libro obedece al mismo ejercicio de lo que en cocina se llama “reducción” y que también se conoce como destilación, irse a lo esencial.  Son imágenes que acertada y hermosamente reenvían a lo expresado en palabras.

Varios de los aforismos se refieren a su escepticismo con respecto a las funciones de los burócratas, funciones que ella misma ha desempeñado en el pasado y desempeña actualmente como Directora General del Libro y la Cultura en el Ministerio de Cultura. (Por ejemplo: “Burocracia y avestruz algo comparten”).  Solo nos queda agradecer que en su vida estos oficios no sean incompatibles y que los pueda ejercer con tanta creatividad.