Se atribuye a Orwell la expresión: “En tiempos de engaño universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario”. Aunque su autoría se discute, la expresión sintetiza el espíritu de la segunda mitad del siglo XX, cuando revelar un hecho era un acto subversivo frente a la censura y el monopolio informativo. Hoy, sin embargo, el problema es distinto: no es la falta de información, sino su exceso.

Múltiples “verdades” compiten entre sí, generando incertidumbre y fatiga cognitiva. Ante la saturación, la gente suele aferrarse al relato más eficiente, aquel que simplifica la complejidad, le ofrece tranquilidad o confirma sus prejuicios. Es el fenómeno de la posverdad, que no oculta los hechos, pero los distorsiona con narrativas emocionalmente poderosas, capaces de imponerse en el espacio público sin importar su veracidad.

En este escenario, la verdad es la mentira que se impone (Sztajnszrajber). Lo que triunfa no es lo verdadero en sentido estricto, sino aquello que logra instalarse como tal. Ya no basta con revelar hechos; es necesario comprender el poder del relato. El desafío está en aprender a interpretar, contextualizar y, sobre todo, cuestionar.

En el ámbito pedagógico, Freire advertía sobre la importancia de la pregunta para formar la conciencia crítica. El debate público, incluso el académico, tiende a convertirse en un eco infinito de citas repetidas. La sociedad valora más a quien proclama tener la verdad, que a quien se atreve a dudar. Sin embargo, el motor del pensamiento crítico no está en el cúmulo de respuestas y certezas, sino en formular preguntas pertinentes.

Quien pregunta reconoce que el mundo es más complejo de lo que parece. Las grandes transformaciones surgen de interrogantes, aparentemente simples, pero incómodas: ¿por qué unos tienen derechos y otros no?, ¿qué significa realmente la libertad?, ¿hasta dónde llega la igualdad?, ¿por qué el sufrimiento de unos duele más que el de otros? Cada una abre grietas y permite imaginar nuevas posibilidades.

Sócrates lo había intuido en su mayéutica. La verdad no se transmite como una receta, sino que se descubre cuestionando lo que parece evidente. No se trata de caer en el cuestionamiento vacío y sin fundamento. Se debe evitar lo que Sartori denominó el negativismo simplista o la “crítica a toda costa”. Entonces ¿cómo debemos preguntar?

Una buena pregunta no busca confirmar lo que ya sabemos, sino cuestionarlo; no se conforma con la superficie, sino que apunta a la raíz. No teme inquietar, ni derrumbar nuestras certezas. Es la diferencia entre preguntar: ¿cómo mejorar lo que tenemos? y atreverse a plantear: ¿realmente lo que tenemos merece ser mejorado o debería ser reemplazado? Una conduce a ajustes parciales, la otra dirige directo al fondo, permite comprenderlo y transformarlo.

En definitiva, hemos transitado desde un tiempo en que la verdad era resistencia hacia una época en que la verdad es ruido y la posverdad, mentira funcional, se eleva como tal. Ante ese panorama de relativización, lo relevante no es proclamar una verdad absoluta ni pretender poseerla, sino cultivar el arte de hacer preguntas y atrevernos a cuestionar aquello que se nos presenta como incuestionable.

Aldo Mercedes

Aldo R. Mercedes Medrano Abogado, profesor y servidor público. Maestría en Derecho Constitucional y Procesal Constitucional (UASD). Maestría en Ciencias de la Educación, Université Paris-Est Créteil (UPEC). Finalizando Maestría en Derecho Electoral y Procesal Electoral. Desde el año 2010 ha estado vinculado al sector judicial y a la educación superior, con experiencia en la formulación, implementación y evaluación de proyectos de formación y capacitación, gestión docente y docencia universitaria. Actualmente es servidor público en el Tribunal Superior Electoral. Colabora como articulista de la Revista Justicia Electoral y como docente del Centro de Investigación y Capacitación de Justicia Electoral y Democracia (CICJED). Asesor metodológico de la Escuela Nacional de la Judicatura (ENJ) y la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Profesor de Derecho Constitucional, Derecho Electoral, Derecho Procesal Constitucional y Organización Judicial en la Universidad Félix Adam (UNEFA) y la Universidad Federico Henríquez y Carvajal (UFHEC), impartiendo a nivel de posgrado la asignatura Derechos Políticos y Régimen Electoral.

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