El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibe el jueves a los líderes de la República Democrática del Congo y Ruanda para firmar un acuerdo destinado a poner fin al conflicto en el este congoleño, un territorio rico en minerales críticos, demandados por la industria estadounidense.
El mandatario congolés, Félix Tshisekedi, y su homólogo de Ruanda, Paul Kagame, firmarán los "Acuerdos de Washington para la Paz y la Prosperidad", redactados tras meses de esfuerzos de paz ejecutados por Estados Unidos y sus socios, incluida la Unión Africana y Qatar.
El evento de este jueves ratifica un acuerdo firmado el 27 de junio por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países en Washington, que establece que Ruanda debe retirar sus tropas del Congo oriental y terminar su apoyo a la milicia M23, que se ha apoderado de grandes ciudades congoleñas.
A cambio, el Congo debe desmantelar las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), que el gobierno de Kagame considera una amenaza. La milicia fue fundada por la etnia de los hutus, tras el genocidio ruandés, en el que murieron cerca de 800.000 civiles en 1994, según el recuento de la ONU.
La nación centroafricana del Congo se ha visto azotada por décadas de combates entre más de 100 grupos armados, el más poderoso de ellos, la milicia rebelde M23, respaldada por Ruanda. El conflicto se intensificó en enero de 2025, cuando el M23 capturó Goma, la capital provincial de Kivu del Norte con una población de aproximadamente un millón de personas.
Poco después, en febrero, cayó Bukavu, la capital de la provincia de Kivu del Sur, ratificando un avance sin precedentes que agravó una crisis humanitaria que ya era una de las más grandes del mundo, con millones de desplazados.
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Paz en el papel
Durante los más de cinco meses transcurridos desde el anuncio del acuerdo en junio de 2025, la paz no ha llegado al terreno. De hecho, el ejército congoleño y los rebeldes del M23 se acusaron el martes mutuamente de violar los acuerdos de alto el fuego vigentes, renovados el mes pasado.
En una rueda de prensa celebrada el miércoles en Washington, el responsable congoleño Patrick Muyaya culpó al M23 de los recientes combates en Kivu del Sur y declaró que se trataba de una "prueba de que Ruanda no quiere la paz".
En otro tono se expresó esa misma tarde el ministro de Asuntos Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, quien se mostró esperanzado en que "tras la firma, veamos una mejora sobre el terreno", dijo en entrevista con Reuters.
El diálogo mediado por Trump entre ambas naciones africanas depende a su vez de las conversaciones entre el gobierno del Congo y los rebeldes del M23, actualmente estancadas, pese a la firma de una declaración de principios para la paz firmada por ambos bandos en julio de 2025, en Qatar.
El M23 no tendrá representación en la reunión en Washington.
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Ruanda niega apoyar al M23, pese a que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó en febrero de 2025, una resolución que pide a Ruanda que cese el apoyo a los rebeldes del M23 y que retire "sin condiciones previas" sus tropas de la RD Congo.
Kigali ha declarado que sus propias fuerzas actuaron en legítima defensa contra las milicias hutus vinculadas al genocidio ruandés de 1994, un discurso alineado con la postura del M23, que afirma luchar para proteger a las comunidades tutsis en el este del Congo.
El acuerdo deberá ser ratificado por el Instituto Estadounidense de la Paz, una organización gubernamental sin ánimo de lucro que la administración Trump intentó controlar a principios de año, incluso renombrándola como "Instituto Donald Trump para la Paz".
Antes de la reunión de este jueves, el nombre del presidente estadounidense fue añadido al letrero de la fachada del instituto.
Desbloqueado el acceso a tierras raras
El pacto que suscriben las naciones africanas este jueves incluye un Marco de Integración Económica Regional que definirá los términos de las asociaciones económicas que involucran a los tres países, incluido EE. UU.
RD Congo, un país rico en minerales, donde más del 70% de la población vive en la pobreza, según el Banco Mundial, posee más del 70% de cobalto del mundo, necesario para la fabricación de baterías; además, es un productor importante de cobre, tántalo, oro y litio.
La administración Trump ha planteado la posibilidad de facilitar miles de millones de dólares en inversiones occidentales en el Congo, a través de ferrocarriles, plantas de energía y exploración minera, a cambio de acceso garantizado a los minerales.
En la antesala del anuncio del acuerdo en junio, Trump afirmó: "Estamos adquiriendo derechos minerales sustanciales del Congo como parte de esto".
El acceso a tierras raras es vital para la industria norteamericana, que observa con preocupación como China ya representa casi el 70% de la minería de estas tierras y controla aproximadamente el 90% de su procesamiento a escalada global.
Se espera que Trump se reúna por separado con los líderes congoleños y ruandeses antes de las conversaciones tripartitas, que antecederán a la firma en el Instituto de la Paz en Washington. Varios líderes africanos están invitados a la firma.
Paralelamente, la Cámara de Comercio de Estados Unidos también organizará el jueves un evento que reunirá a líderes empresariales estadounidenses y a delegaciones congoleñas y ruandesas, centrado en explorar oportunidades de inversión en minerales críticos, energía y turismo, según Yolande Makolo, asesora principal de Kagame.
Con información de Reuters, AP y medios locales
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